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Pandemia y proteccionismo

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05 mayo de 2020

Por Carolina Pan Research Fellow en Harvard University y Andres Domínguez Director de RED Consultora

La enorme disrupción económica generada por el Covid-19 se ve reflejada, también, en los flujos comerciales internacionales, y en las reacciones fuertemente proteccionistas que muchos gobiernos están teniendo. Pero debe destacarse que en este contexto menos comercio internacional implicara menos insumos médicos para enfrentar la pandemia, lo cual podría dejar aún más expuestos a los países menos ricos.

Repasemos un poco la historia reciente para entender cómo llegamos a esta delicada situación. La teoría de comercio internacional sostiene que existen grandes ganancias cuando los países se especializan en sus ventajas comparativas. Es decir, cuando los países producen y exportan aquellos bienes en los que son más productivos, e importan los demás. En la práctica, la interconexión mundial es tal que la ventaja comparativa de hoy en día es vertical: los países ya no se especializan en bienes sino en partes de ellos. Hoy en día el comercio es en su mayoría de bienes intermedios o tareas como ensamblaje o diseño.

Durante 2018 y 2019, Estados Unidos y China disputaron una guerra comercial, que financiamos los consumidores vía mayores precios, que (más allá de declaraciones políticas) ambos estaban perdiendo. El 15 de enero pasado alcanzaron un miniacuerdo conocido como “Fase 1” de reducción progresiva de tarifas, mayor protección de la actividad intelectual y otros compromisos. Si bien no acabó con la disputa comercial, se esperaban nuevas negociaciones en torno a subsidios, competencia y otros temas, que llevaran a futuros acuerdos. El horizonte era una rebaja de las tarifas y retomar una senda de comercio creciente a nivel global. Hoy, todo eso parece un sueño lejano.

Miedo y proteccionismo

La crisis sanitaria mundial desatada por el Covid-19, generó, entre otras cosas, un pico de demanda en equipos de protección personal médicos (EEP). Las compras masivas de barbijos, gafas, guantes y otros materiales se realizaron no solo por los centros médicos, sino también por los gobiernos y los ciudadanos en estado de pánico. Si bien los fabricantes de dichos equipos han aumentado considerablemente la oferta, operando a máxima capacidad y has

ta abriendo nuevas plantas, no se ha llegado aún a abastecer esa demanda inmensa y global.

Al día de la fecha más de 65 países impusieron algún tipo de restricciones a las exportaciones de equipos de protección, medicamentos, equipos y otros materiales médicos, además de alimentos. Las mismas van desde pedidos especiales a los exportadores de vender en el mercado doméstico hasta prohibiciones totales de exportación, pasando por licencias de exportación y cuotas. Corea del Sur, luego de haber enviado barbijos a China a principios de año con el brote inicial, sufre hoy de escasez en el mercado doméstico y el 6 de marzo prohibió la exportación de los mismos. Similarmente, Estados Unidos anunció el 6 de abril la prohibición de exportar una serie de elementos considerados esenciales y escasos: todo tipo de respiradores, máscaras y barbijos protectores, y guantes. Quizás el más notable sea el caso de la Unión Europea, que prohibió la exportación de varios insumos médicos a países fuera del bloque. Esta medida es un intento de no destruir la cooperación entre los países europeos, ya que varios (Alemania, Francia y República Checa, entre otros) habían limitado individualmente sus exportaciones, de nuevo motivados por miedo a no tener suficiente para sus propios sistemas de salud. Sin embargo, no logró poner un freno a las restricciones unilaterales, que ahora también alcanzan a los medicamentos y productos desinfectantes. En América Latina se impusieron restricciones a la exportación de alimentos, equipos e insumos médicos. En Argentina se anunciaron hacia fines de marzo licencias de exportación para los equipos de apoyo respiratorio (como ventiladores) y los EPP.

La reciente discusión en Argentina sobre la necesidad de frenar nuevos acuerdos comerciales del Mercosur puede también ser leída en esta lógica: ante el temor generado por la pandemia, la respuesta sencilla parece cerrarse y “vivir con lo nuestro”, aunque en verdad esto pueda incluso complicarnos el acceso a los insumos y equipos que vamos a necesitar.

Las razones para limitar las exportaciones se fundan principalmente en el miedo al desabastecimiento, pero también hay cuestiones políticas y éticas. Por un lado, los gobiernos quieren garantizar la disponibilidad de insumos para no generar pánico. Por otro lado, cuando la demanda mundial supera la oferta, el precio ajusta a la suba y los insumos se distribuyen muy desigualmente, obteniéndose por los más ricos y no necesariamente los más vulnerables en términos de salud. Adicionalmente, el cese de actividades en muchos países debido a la cuarentena ha disparado temores de menor producción que afectarían las cadenas de suministro. Lo que observamos es entonces un efecto multiplicador: un país impone restricciones y le siguen los demás. Como resultado, varios productos son mucho más difíciles de conseguir globalmente. Los límites al comercio pueden generar el resultado opuesto al buscado.

Casi a modo de espejo, se han visto importantes medidas de liberalización comercial en torno a las importaciones en el mundo entero. El Gobierno de Argentino anunció la suspensión de licencias de importación en 13 artículos y la quita de impuestos a 52 productos, en su mayoría EEP, insumos médicos, y artículos de desinfección. La eliminación de trabas a la importación es la medida más común, pero algunos países (como Estados Unidos) incluso han extendido licencias laborales para extranjeros que trabajan en salud. Sin embargo, en un contexto de altísimas trabas a las exportaciones, no está claro que el alcance de dichas medidas logre el efecto positivo buscado.

Qué podemos esperar

Los prospectos no son alentadores. La emergencia sanitaria, y por ende el colapso del comercio

internacional, amenaza por extenderse varios meses más. Por otro, los países han tomado medidas unilaterales, aun participando de acuerdos comerciales y alianzas fuertes, como muestra el caso de la Unión Europea.

Peter Navarro, el actual Director de Política Comercial de Estados Unidos y uno de los principales asesores económicos de Donald Trump, afirmo recientemente “si algo debemos aprender de esta crisis es que nunca más debemos depender del resto del mundo para nuestros insumos”. El razonamiento detrás de este nuevo proteccionismo implica prohibir la exportación de materiales críticos para enfrentar la pandemia, y a la vez pretender facilitar la compra a otros países de esos mismos productos. Ahora bien, para que podamos comprar alguien tiene que poder vender. Si todos los países toman medidas limitando las exportaciones, terminamos en lo que se conoce como equilibrio no cooperativo. Esto llevaría a un escenario donde los países en vías de desarrollo, importadores netos de insumos médicos, se queden sin acceso a los materiales necesarios para hacer frente a la pandemia.

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