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Baja inflación en abril y mayo, pero advierten por 2° semestre

La parálisis que tiene a gran parte de la economía inactiva, entre otros factores, está generando un freno en la evolución de los precios, aunque esta acumulación podría desatarse en el segundo semestre

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29 abril de 2020

La parálisis de la actividad que tiene a gran parte de la economía inactiva generó un efecto de freno significativo sobre el crecimiento de los precios en abril. Tras el 3,3% de inflación promedio que se registró en marzo según el Indec, los especialistas estiman que en abril, debido a que la cuarentena se extendió durante todo el mes completo y muchos de los rubros no remarcaron sus precios, la tasa general de inflación se ubicó por debajo de los niveles habituales en el país y de lo previsto anteriormente.

A esto se suman, entre otras cosas, los fuertes controles de precios que está llevando adelante el Gobierno sobre algunos productos, además de algunos factores preexistentes a la crisis de la pandemia, como el tipo de cambio oficial casi planchado (cepo cambiario mediante) y el congelamiento en tarifas y combustibles, lo que temporalmente permite retener la evolución de la inflación.

“Para abril, estamos viendo una inflación particularmente baja. Posiblemente en el orden de 1,5% o incluso podría sorprender siendo aún más baja. Esto ocurre porque hay muchos sectores donde está habiendo bajas nominales, aunque no son fáciles de medir, como por ejemplo en el caso de educación, seguros, entre otros”, indicó ante El Economista Luciano Cohan, director de la consultora Seido, que espera que el índice de precios de abril y de mayo sorprenda con un número bajo.

Además, de acuerdo con el especialista, los controles de precios que impuso Alberto Fernández “parecieran estar dando algún resultado de corto plazo: algo parecido a lo que fue en su momento el congelamiento que hizo Guillermo Moreno entre febrero y junio de 2013”. Incluso, además de abril y mayo, estima que quizás en junio el incremento de los precios también sea reducido.

Según Cohan, esto va a depender en gran parte de si el Gobierno pueda contener la presión sobre la tensión cambiaria que estamos viendo en estos días. “En la medida que logre contener el dólar oficial, la inflación debería ser baja”, remarcó. “Sin embargo, para el segundo semestre del año se está acumulando mucha presión, que posiblemente la veamos entre el tercer y cuarto trimestre”, advirtió.

En tanto, desde Ecolatina, aunque coinciden en que la tasa de inflación del cuarto mes del año será mucho más baja que lo registrado en marzo, estiman que el número será un poco mayor, más cercano al 2%. Aunque aún no tienen su medición del todo cerrada para este mes, prevén que la cifra final estará en torno a ese número, luego de que la primera quincena les arrojó algo cercano al 2,5%.

“Creemos que en los próximos meses van a estar en línea con esto, lo cual es razonable: el tipo de cambio está planchado; los salarios no están creciendo e, incluso, en muchos casos están cayendo; y en este contexto hay algunas presiones en mercados que responden mucho más a los vaivenes de la oferta y la demanda, como lo son frutas, verduras, carnes”, explicó el director de esa consultora, Federico Moll, que prevé una que la inflación se mantendrá relativamente baja durante los próximos meses.

Sin embargo, resaltó, esto no implica que va a seguir así todo el año. “Con el paquete fiscal que se puso a disposición y con los próximos refuerzos que se harán nos hace pensar que la expansión monetaria va a ser más fuerte y que en ese marco habrá presiones sobre algunos mercados, como en el caso del tipo de cambio paralelo. Y si esas presiones terminan teniendo un correlato en el mercado cambiario formal, eso también se trasladará a la inflación”, señaló Moll en diálogo con El Economista.

Hacia 2020 y 2021

Por su parte, desde la Fundación Capital prevén que 2020 terminará con una inflación en torno al 45% (con una núcleo ocho puntos mayor), donde la primera parte del año exhibirá incrementos más bien moderados en el marco de la aguda crisis económica por la que se están atravesando, el congelamiento de las tarifas de los servicios públicos y la profundización de los controles de precios que impone el Gobierno.

“Sin embargo, los riesgos de una aceleración en la dinámica inflacionaria persisten, y se podrían materializar hacia el último trimestre de este año o principios del próximo, en línea con una emisión monetaria de magnitud para sostener la economía durante la cuarentena”, advirtieron la entidad en un informe que fue difundido ayer.

“En el marco de la profunda recesión, concentrada principalmente en el segundo y tercer trimestre del año (-14,6% interanual y -4,3% interanual, respectivamente), las autoridades no contarán con margen para realizar ajustes en las tarifas. Así, prevemos que recién podrían verificarse incrementos en el último trimestre del año, si las condiciones económicas y sociales lo permitieran”, agregaron en el reporte.

De acuerdo con el análisis, el balance de riesgos apunta a una mayor nominalidad hacia delante. La actual contención de la inflación en base a los controles de precios, las anclas cambiarias y el congelamiento de los regulados, señalan, no es sostenible en el tiempo como se ha verificado en otras oportunidades.

“Una emisión monetaria de la magnitud realizada para sostener la economía durante la cuarentena, en el marco de una demanda de dinero débil, nos enfrenta a la posibilidad de una huida del peso si no se plantea un sendero claro para las principales variables macroeconómicas. En este sentido, no sólo hay que pensar un programa de emergencia económica en lo inmediato. Es clave que se comience a plantear ya un plan para la salida de esta crisis”, apuntó.

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