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Combo Covid-19 + default puede hundir 6% el PIB en 2020

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21 marzo de 2020

El shock del coronavirus está teniendo un fuerte impacto urbi et orbi y la economía global entrará en una nueva recesión. Así lo asegura Fernando Marull, en sintonía con el sentimiento general, en su último reporte, al que tuvo acceso El Economista.

“En febrero, China se frenó y a partir de marzo recuperará, pero en marzo y en abril se frenará Estados Unidos, la eurozona y las economías emergentes”, agrega. En 2020, Estados Unidos caería 0,2% (en vez crecer 2%); la eurozona caería 1,5% (en vez de +1,5%); China, crecería 3,5% (en vez de +5,8%) y Brasil derraparía 0,5% (lejos del crecimiento de 2,2% estimado semanas atrás). Marull utilizó un promedio de las recientes proyecciones de bancos, entre ellos, J. P. Morgan, Goldman Sachs y otros, porque las del FMI y otros organismos aún no se han actualizado pero lógicamente irán en la misma dirección.

Esos números, aclara, se basan en que el shock impacta durante 3 meses y la actividad cae fuerte, pero luego recupera. Así, en teoría, sería más corta que la crisis subprime de 2008 (que duró 7 meses: entre septiembre de 2008 y marzo de 2009).

Argentina sentirá el golpe, lógicamente. Cuánto, es la gran pregunta. El escenario base de Marull es que el PIB de Argentina caerá 3,7% (antes del shock: -1,7%), con riesgos a la baja (es decir, probablemente sea peor), por una mayor caída de las exportaciones, la inversión y el consumo. El mayor impacto, agrega, será en el segundo trimestre.

“Este escenario incluye que el consumo se verá afectado por la mayor incertidumbre y la caída de empleo. La inversión, por el salto del riesgo país, que ya descuenta lo que parece el inevitable default de la deuda pública. Ahora, las exportaciones ahora caerán más (-9%), por menor impulso del agro, Brasil y las exportaciones de energía. La mayor recesión hará caer 14% las importaciones y, por ende, el saldo comercial será de US$ 17.000 millones. Con el mayor excedente comercial, el BCRA debiera poder comprar reservas en el mercado cuando se liquide parte de la cosecha de soja. Por menor actividad y el mayor gasto fiscal, el déficit fiscal primario ahora será mayor (-2,4% del PIB versus 0,7% antes), que será financiado con mayor 'maquinita' del BCRA”, describe Marull. En 2019, el rojo primario fue de 0,4% del PIB.

¿Y los precios? Lamentablemente, subirán más. “Proyectamos un nivel de inflación cercano a 45% (antes del shock proyectábamos 38% para 2020), con el dólar oficial subiendo en la misma línea, casi 45% en 2020, hasta $87 a fin de año (antes del shock proyectábamos 30% de devaluación). La inflación refleja la mayor suba del dólar y tarifas durante el segundo semestre, aunque compensara en parte el efecto que no subirán naftas (2 puntos menos) y la mayor recesión (en la crisis de 2008/2009, la inflación bajó 7 puntos)”, dice Marull en su informe.

“Las tasas de interés del BCRA seguirán bajando, pero con menor velocidad, a niveles de 34% a fin de 2020. Proyectamos que la brecha cambiaria será mayor, reflejando el escenario de casi default y una mayor monetización ('maquinita' del BCRA) del déficit fiscal”, añade. El viernes, el MEP terminó en $91,40 y el CCL, en $91,60, con un dólar mayorista en $63,77 y minorista en $65.

Pero, más allá del maldito virus, aún sigue latente la resolución del otro parteguas que tenía Argentina: la renegociación de su deuda pública. Además del contexto, las señales en ese sentido (teniendo en cuenta que el escenario ideal es evitar un default) no son alentadoras. El Ministerio de Economía parece avanzar hacia una oferta con quitas muy fuertes y sin demasiada voluntad negociadora. No es la mejor receta y los fondos saben que tienen las de ganar.

“Un default es altamente probable”, dice Marull. “La caída de los mercados hace más difícil un éxito del canje y el mercado ya descuenta una negociación larga, por eso el escenario de default hoy es muy difícil de evitar. El único camino para evitar el default es que el Gobierno compre reservas en el mercado y con eso siga pagando la deuda mientras avanza en la negociación de la reestructuración. Pero este escenario lo vemos de baja probabilidad”, añade y dice que quedan dólares hasta abril.

Si bien ese escenario es difícil de mensurar (spoiler alert: todo será peor), es casi una obviedad que la 'maquinita' deberá poner quinta a fondo y que sus efectos no será inocuos.

En el escenario default y una recesión global algo más larga, “el dólar oficial devaluaría más (+55%), la inflación sería 55% y el PIB podría caer hasta 6%”.

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