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El desafío del empresario ante las administraciones tributarias digitales

13 noviembre de 2019

Por Federico Schweizer  Gerente de Teresa Gómez ? Carlos Quian & Asociados

El avance de la tecnología es, impensadamente, más veloz de lo que podemos percibir. De su mano, se van abriendo nuevas posibilidades para la innovación y la implementación de significativos cambios en el paradigma de muchas industrias. A pesar del escepticismo inicial, hoy sería difícil argumentar, por ejemplo, contra la influencia de la Inteligencia Artificial (IA) o el aprendizaje automático (machine learning) como uno de estos cambios masivamente disruptivos.

Al pensar en estas tecnologías, la palabra “impuestos” probablemente no sea la primera asociación que se nos viene a la cabeza. Sin embargo, es una materia dentro de la cual la Inteligencia Artificial tiene un enorme potencial, aún más significativo de lo que pudimos ver hasta ahora.

Hablar de “impuestos” es hablar de datos complejos, entrelazados con varios organismos, sujetos y marcos regulatorios, y estos datos proporcionan bases sustanciales para la aplicación del aprendizaje automático y la IA. Nos referimos a redes tecnológicas mucho más amplias y complejas de las que poseen algunas de las populares redes sociales.

Hoy hablamos de “administración tributaria digital”. Las administraciones tributarias hace tiempo que están adoptando un modelo de cumplimiento en “tiempo real”, capturando los impactos de las transacciones de los contribuyentes en el momento que ocurren. Al mismo tiempo, comparten información entre otras autoridades fiscales locales e internacionales para perfilar riesgos e identificar anomalías para impulsar decisiones basadas en datos. Argentina es un país “early adopter” (septiembre 2017) en materia de intercambios de información bajo el modelo OCDE.

A medida que los conjuntos de datos aumentan de tamaño, se puede extraer más información de ellos. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden detectar patrones desconocidos y altamente complejos en grandes bases de datos y establecer conexiones semánticas entre ellos. Estas bases de datos mejoran con el tiempo. Esas bases de datos “aprenden”.

Pero si hoy hablamos del potencial impresionante que obtienen las administraciones tributarias, en un contraste absoluto se encuentran los contribuyentes, que están quedando en significativa desventaja respecto de la adopción de estas tecnologías. El principal inconveniente que ello plantea es el continuo peligro de enfrentar controversias de todo tipo frente a los entes recaudadores, los que tienen en su mano un flujo de datos muy superior, en calidad y cantidad, procesados por una tecnología superior, que logra “atornillar” a los contribuyentes en sus propios obstáculos.

Durante 2018, más del 45% de las empresas de Latinoamérica reportaron que todavía utilizan hojas de cálculo para recopilar datos no capturados en la fuente primaria.

El desafío de las empresas y sus departamentos de impuestos debe ser, sí o sí, “estar al día tecnológicamente” frente a las autoridades fiscales e, idealmente, lograr estar un paso adelante. Las empresas deberán transformarse en una unidad fiscal inteligente para lograr optimizar la calidad de datos, pero también ser más eficientes al momento de tributar y confrontar sus datos con un Fisco cada vez más poderoso. Entre otras acciones, considero que serán de gran importancia las siguientes:

Adoptar los sistemas de gestión correctos para la organización. Hoy en Argentina muchas organizaciones temen pasar por el difícil y traumático proceso de actualizar sus sistemas de gestión. Lo cierto es que ello presenta la oportunidad perfecta para que los departamentos de impuestos rediseñen cómo procesarán y capturarán sus datos desde el momento del ingreso de la información. Esto ayuda a minimizar gran parte del trabajo manual que conduce hacia una única fuente de verdad. Una correcta automatización inteligente es el camino para minimizar el valioso tiempo dedicado a tareas repetitivas y de bajo valor para liberar a los equipos de trabajo para que se concentre en actividades más estratégicas y de valor agregado. Es de vital importancia que los sistemas capturen los impactos fiscales en el momento de la transacción.

Análisis de datos automatizados. Las capacidades de análisis de datos ayudan a identificar anomalías y excepciones de datos que pueden exponerlo a riesgos de auditoría, identificar oportunidades (es decir, reducir costos o mejorar procesos) y guiar la toma de decisiones estratégicas internamente.

Aprendizaje automático. Otra vez, la IA, generar algoritmos que aprendan de sus datos y ayudan con el análisis predictivo y que permiten analizar y procesar grandes cantidades de datos con rapidez y confianza.

Creer en las nuevas plataformas impositivas. Implementar plataformas fintech impositivas, que incorporan la mejor de todas las tecnologías actuales y ayudarán a administrar funciones impositivas en forma integrada y rentable para poder administrar los datos impositivos en toda una organización y sus partes interesadas.

Es vital que las empresas estén en condiciones de aprovechar los beneficios de la tecnología de IA. Ese tipo de cambio de enfoque debe integrarse en la cultura de una empresa, y deben contar con equipos humanos dispuestos a adaptarse a estos cambios. El uso de IA para los “impuestos” ayudará a revolucionar el sector financiero de las empresas. Que quede claro, no se trata de reemplazar personas, sino de permitir que las personas puedan centrarse en tareas más complejas que requieren su conocimiento y experiencia.

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