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Advierten por una bola de liquidez en pesos “presa” por el supercepo cambiario

06 noviembre de 2019

Analistas económicos sostienen que la demanda actual de pesos es la más baja de los últimos 18 años. Tras el pico de 2017 con la mayor de demanda de moneda local de por lo menos las últimas dos décadas, durante el año pasado descendió significativamente, crisis económica mediante. Este año, en el marco de las elecciones presidenciales, la demanda disminuyó aún más, acelerando fuertemente su descenso tras el resultado de las PASO. El colapso es tal que se asemeja a los niveles de la economía bimonetaria de los '90.

En el cortísimo plazo, otro componente entrará en escena: la emisión monetaria, que en combinación con el desplome de la demanda de dinero merece un tratamiento con sumo cuidado. “El incremento de la liquidez en pesos durante el último tramo del presente año promete ser significativo, con su muy probable impacto en brechas, precios y absorción de transables”, advirtieron desde la consultora Ledesma en un reciente estudio. 

“Sin embargo, también es cierto que es probable que parte de este (aumento de liquidez) sea absorbido en forma transitoria por el incremento estacional de la demanda de pesos. Incremento que comenzará a revertirse desde mediados de enero de 2020, a partir de cuando será necesario esterilizarlo para evitar su impacto”, resaltaron. 

Según Ledesma, el diagnóstico de la situación inicial del próximo Gobierno, “más que estar caracterizado por una 'bola de Leliq', en particular, o de pasivos remunerados, en general, lo estará por una 'bola de liquidez en pesos' presa del control de cambios”. “Y se dice 'presa', porque, justamente, ese incremento no está siendo convalidado en la previa por la evolución de la demanda de pesos. En todo caso, habrá que hacer algo para que lo esté, al menos parcialmente, con posterioridad”, afirmó.

A esto, siguiendo el análisis, se suma un panorama fiscal que aún presenta un desequilibrio primario significativo y necesidades financieras, tanto en pesos como en dólares. Todo esto en el contexto de dinámicas monetarias complejas que el cepo cambiario no corrige. “A lo sumo, desvía, ganando tiempo”, trazó el informe.

De acuerdo con este estudio, con un déficit primario para el Sector Público Nacional no Financiero (Spnnf) estimado en 1% del PIB para 2019 y un superávit fiscal primario acumulado durante los primeros nueve meses de este año en casi $ 23.000 millones, “está claro que durante el último cuarto de 2019 y, en especial, durante diciembre, el Spnnf enfrentará necesidades en pesos derivadas de dicho rojo primario en torno a los $ 200.000 millones”. 

A lo anterior se se suman vencimientos de capital e intereses de la deuda pública en moneda nacional por más de $ 226.000 (incluye deuda intra Spnnf). Por lo tanto, el cuarto trimestre de este año tiene necesidades financieras en pesos por esos conceptos por poco más de $ 400.000 millones (2% del PIB). Además, a todo esto, se suma la emisión y la baja de tasas de interés reales, pasivas sobre todo, asociada con el proceso de desarme de Leliq que encaró el Banco Central.

“El margen para sumar emisión monetaria que luego no se esterilice al mix de financiamiento fiscal es relativamente acotado. Esterilizar no es gratis tampoco, como ya debería haber quedado claro. No sólo por la situación inicial, sino además por el impacto adicional en las dinámicas monetarias (velocidad de circulación) que podría tener, vía expectativas, la confirmación de que va a recurrirse a un elevado nivel elevado de emisión monetaria no esterilizada como parte del mix de financiamiento del agujero financiero”, remarcó el análisis.

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