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EMAE: la actividad económica cayó 2,3% en los primeros ocho meses del año

24 octubre de 2019

De acuerdo con el Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae) elaborado por Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en agosto se registró una caída de 3,8% respecto al mismo mes de 2018. En comparación con julio, el indicador desestacionalizado bajó 1% y la tendencia-ciclo subió 0,1%.

"El dato confirma lo esperado y deja atrás la recuperación incipiente que se había dado en un contexto de dólar calmo y políticas de ingresos antes de las elecciones", analizaron desde LCG.

De esta manera, los datos oficiales muestran que en el acumulado de los ocho primeros meses del año la actividad económica cayó 2,3% respecto al mismo período del año anterior, lo cual implica una aceleración, teniendo en cuenta que en el acumulado hasta julio la contracción era de 2,1%, mientras que en junio fue de 2,6%, en mayo de 3,1%; en abril de 4,6% y en marzo de 5,8%. Con este dato la economía retrocede a los niveles de diciembre último y opera 7% por debajo del techo anterior (noviembre 2017).

La rama de actividad con mayor incidencia positiva en la expansión interanual del EMAE en agosto fue agricultura, ganadería, caza y silvicultura, seguida de explotación de minas y canteras. En contraposición, el comercio mayorista, minorista y reparaciones y la industria manufacturera fueron los sectores con mayor incidencia negativa.

Hacia adelante, según estima LCG, la medición de septiembre registrará de lleno el impacto sobre la actividad tuvo la inestabilidad cambiaria post PASO: "Esperamos una caída desestacionalizada por encima del 2% mensual".

"Con el brote cambiario de esta última semana previa a las elecciones generales, difícilmente puedan moderarse los ánimos y revertir la tendencia a la baja que viene registrando la economía. No esperamos que la actividad encuentre un piso en lo que queda del año, por lo que esperamos que la recesión se mantenga durante el cuarto trimestre también", añadieron.

Finalmente, de cara a 2020, esperan un escenario de represión financiera (profundización del cepo/ desdoblamiento cambiario), que si bien aliviará la situación actual, no brindará incentivos a la inversión. "Por otro lado, la convergencia de las cuentas públicas que demandará la necesidad de reestructurar la deuda pública de una manera 'amigable' restará impulso fiscal. El consumo privado podrá traccionar algo a partir de una recuperación de los ingresos, pero esto será solo en el margen. El mercado de trabajo no sumará más gente y los salarios recién podrían crecer en términos reales hacia fines del próximo año", enumeran desde la consultora.

"En todo caso, el mayor aporte podrá venir del lado de las exportaciones, siempre que Brasil consolide su recuperación y por la mejora de la competitividad a partir del deslizamiento del tipo de cambio, si no es licuada antes por la aceleración de la inflación. Pero, en cualquier caso, la tracción de las exportaciones será sensiblemente menor a la de este año después de dejar atrás el efecto de la sequía. Además, el mundo no está trayendo buenas noticias: las proyecciones crecimiento global fueron recortadas a la baja. Seguimos esperando una caída de la actividad del 3,4% anual en 2019, que dejaría un arrastre de 3 puntos para el año que viene", concluyeron en el informe.

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