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Crece la ofensiva mundial para romper el monopolio de las Big Tech

Pablo Maas 30 octubre de 2019

Por Pablo Maas

Acomienzos del siglo XX, la legislación antitrust barrió en Estados Unidos con los monopolios del acero, el petróleo y los ferrocarriles. Los grandes millonarios de entonces, como los Vanderbilt, J.P. Morgan, Mellon, Carnegie y Rockefeller fueron señalados como “barones ladrones” (robber barons) y sus imperios, desguazados. Cien años más tarde, una nueva ofensiva reguladora está en marcha en el mundo desarrollado, esta vez contra los que muchos ya describen como “bandidos digitales”, los dueños de Google, Apple, Facebook y Amazon, a quienes los europeos agrupan bajo la sigla GAFA.

En Estados Unidos, los fiscales generales de 48 estados se pusieron de acuerdo en septiembre para iniciar una investigación sobre prácticas anticompetitivas por parte de Google y 40 para cuestionar a Facebook. Hasta ahora, los gigantes de la tecnología no se sentían amenazados por la legislación antitrust estadounidense, que tradicionalmente se había enfocado en los mayores precios que podrían sufrir los consumidores como consecuencia de la monopolización. De hecho, la mayor parte de los servicios de internet que reciben los consumidores son gratuitos. Pero en junio, el Departamento de Justicia (DJ) comenzó a hacer énfasis en otros aspectos.

“Los efectos de precio no son la única medida de daño a la competencia según las leyes antitrust de EE.UU.”, dijo en el Congreso el jefe de legislación antitrust del DJ, Makan Delrahim. “Los consumidores también disfrutaron de precios más bajos durante la cumbre del dominio de la Standard Oil”. La competencia también puede sufrir cuando las empresas más grandes adquieren potenciales rivales. Facebook es una de las compañías más expuestas a la legislación antimonopólica. Desde 2007, compró 92 empresas, incluyendo a competidores como Instagram y WhatsApp, de las cuales cerró 39. Estas “adquisiciones defensivas” podrían ser revertidas. Pero los casos antimonopólicos contra Google y Amazon lucen más difíciles de comprobar.

En cualquier caso y desde el propio Gobierno de Estados Unidos, Donald Trump no oculta su fastidio con los gigantes de Silicon Valley siempre que puede. Sus desafiantes demócratas para las elecciones de 2020, y en especial la favorita Elizabeth Warren, también se han pronunciado casi sin excepción en favor de romper los monopolios digitales.

Europa hace tiempo que le ha declarado la guerra a los GAFA, a quienes ha penalizado con multas millonarias por prácticas anticompetitivas o abusos de posición dominante en el mercado. En el más reciente episodio de esta ofensiva, el martes 29, la Comisión Europea advirtió a Facebook, Google y Twitter que deben redoblar los esfuerzos para evitar la diseminación de noticias falsas (fake news) o exponerse a mayores regulaciones. La comisión, órgano ejecutivo de la Unión Europea, está elaborando un conjunto de reglas conocidas como Ley de Servicios Digitales, que habilitará una mayor intervención de los Estados en las actividades de las plataformas de Internet. La advertencia se produce un año después de que los gigantes estadounidenses de la Web en Europa acordaron firmar un código de conducta voluntario para evitar la propagación de falsos rumores y noticias. Pero los reguladores europeos no están conformes con los resultados. “Persiste la propaganda y desinformación en gran escala (?) No podemos aceptar esto como la nueva normalidad”, dijo la Comisión.

El mismo día, y del otro lado del mundo, el gobierno australiano acusó a Google de engañar a los usuarios de teléfonos celulares acerca de la privacidad de su información recolectada por la empresa. La comisión de defensa de la competencia de Australia sostiene que la subsidiaria local de Google omitió informar durante casi dos años a los usuarios de su sistema operativo Android que debían desactivar dos ajustes, en lugar de uno, si deseaban que la compañía no retuviera su localización y datos personales.

Por ahora, Wall Street no parece preocupada por una potencial confrontación entre los gobiernos y los gigantes digitales. Y las propias compañías tampoco aminoran sus esfuerzos para expandir sus negocios vertical y horizontalmente. El balance trimestral que Google difundió ayer, por ejemplo, muestra que está intensificando sus inversiones de capital para profundizar su presencia en los servicios de computación en la nube, donde compite con Amazon, y en la electrónica de consumo, en la que reina Apple. Por eso, terminará este año con 20.000 empleados adicionales y una facturación de U$S 150.000 millones, de los cuales el 85% corresponden a publicidad de su imbatible motor de búsqueda y su subsidiaria You Tube. A pesar de que las cifras del tercer trimestre mostraron que los gastos crecieron más que los ingresos, la tasa de ganancia apenas bajó del 24 al 23% sobre ventas. Las ganancias de Google sumaron poco más de U$S 7.000 millones en el trimestre, apenas disminuidas por una multa de U$S 550 millones que debió pagar al fisco francés en una disputa por abuso de posición dominante.

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