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En el BCE hay distintas posiciones sobre los estímulos monetarios

11 septiembre de 2019

El tema más relevante de esta semana para la economía global será la reunión del Banco Central Europeo que se realizará el jueves. A partir de las declaraciones de algunos miembros de la entidad, se descontaba que se anunciarían medidas de estímulo para acelerar la tasa de crecimiento y lograr, además, que la tasa de inflación se acerque a la meta que el BCE estableció en un nivel “cercano, pero inferior al 2%”.

Los analistas estimaban que la tasa de interés que actualmente es de - 0,4% pasaría a ser de -0,5% y que se retomaría el programa de compra de activos financieros para inyectar liquidez. Sin embargo, en los últimos días han aparecido voces críticas a esas medidas que tienen al presidente de la entidad, Mario Draghi como su principal impulsor. Uno de los argumentos utilizados para oponerse a que haya más estímulos es por su impacto negativo sobre los bancos y los inversores que no se justifican dado que economía no está en una situación tan crítica. El otro, es que ante una desaceleración de la actividad a nivel global como consecuencia de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el BCE se quedaría sin herramientas para actuar. La ofensiva contra las medidas de estímulo es, como siempre, encabezada por Alemania en donde predomina el pensamiento económico ortodoxo.

De todas maneras, las políticas monetarias más laxas debilitarán aún más al euro y eso favorecerá a las exportaciones de Europa que tienen un papel clave en el crecimiento de la economía, en particular, curiosamente, en Alemania.

Las decisiones del BCE se tomarán en un contexto en el cual la Reserva Federal ya bajó la tasa de interés este año y lo volverá a hacer la semana que viene. Si ambos bancos aflojan la política monetaria, el diferencial de tasas se mantendrá y eso provocará que Donald Trump presione a la Fed para que haga un recorte mayor.

Por otra parte, Christine Lagarde se prepara para asumir la presidencia del BCE el 1 de noviembre. Con la habilidad que la caracteriza, sostuvo que estaba de acuerdo con los estímulos monetarios pero que también estaba abierta a considerar sus consecuencias.

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