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Deuda: ¿Qué esperan los que esperan?

25 septiembre de 2019

Por Emilia Calicibete y Guido Lorenzo Economistas de LCG Consultora

Podría resultar confuso como, habiendo el Gobierno incurrido en semejante gasto reputacional como el que implica aplicar controles de cambio, el BCRA haya decidido no aprovecharlo autoimponiéndose un piso de 78% para las Leliq, teniendo una tasa actual en 83%. Sin embargo, la decisión de mantener esa restricción de base aun teniendo controles a la compra de divisas se explica por el carácter light de este último y por la necesidad del BCRA de declarar que seguirá en línea con su política monetaria contractiva, que en el último año derivó en una caída acumulada de la base monetaria del 33% real con magros resultados en términos de lucha contra la inflación.

De todas formas, el BCRA se permitió elevar la meta de emisión en términos nominales para septiembre y octubre en 2,5% en un intento de darle alivio a la actividad teniendo en cuenta que las restricciones activas evitarán una repercusión inmediata en la compra de divisas con esa nueva inyección de liquidez. El BCRA sigue autoimponiéndose un gasto elevado para su pasivo y su situación patrimonial empeora.

Por el lado de la deuda del Tesoro, el riesgo país de Argentina se encuentra en niveles de 2.100 puntos básicos, con los títulos en dólares operando a paridades que están en torno al 45%.

Dado el panorama actual en Argentina en el que el stock de deuda representa alrededor del 100% del PIB, no resulta muy factible que el país se encuentre en condiciones de honrar los compromisos tomados con los tenedores de deuda. Se abrirían así dos posibles caminos a seguir: una reestructuración propiamente dicha y una versión más laxa, si se quiere, mediante un canje de deuda. Este tipo de reestructuración, aunque amigable, implicaría cierta quita.

Desde los bancos y fondos de inversión tenedores de estos títulos crece la expectativa hasta tanto no haya novedades acerca de la eventual propuesta de Argentina. Todos los bonos están operando por paridad. Las quitas esperadas parecen elevadas.

Creemos que Argentina terminará ofreciendo un canje de los bonos actuales por un título más largo con igual valor presente neto que el precio al que opera actualmente pero con un compromiso de pago creíble, es decir, plazos y cupones más razonables para un país que tiene un magro crecimiento económico.

Imaginando un bono bullet que estire los plazos a diez años vista con cupones del 3% y un exit yield (riesgo país posreestructuración) en 1.200 puntos se lograría el breakeven entre el precio de este título y la paridad actual del AA26. En ese caso, el canje entre ese nuevo bono a 10 años y el valor del AA26 valuado al exit yield implicará una quita implícita del 40% y, si hacemos el mismo ejercicio con el AE23, la quita ronda el 37%.

En la tabla se puede ver la sensibilidad de la quita en el AE23 ante distintos cupones que podría pagar un bono de canje a 10 años combinados con distintos valores de exit yield que podría pricear el mercado según consideren si reduce o no el riesgo soberano.

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