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Retos amarillos en la tercera

22 agosto de 2019

Tienen pocas esperanzas, pero igual lo intentarán. Encararán un reto muy simbólico para Juntos por el Cambio, aunque con escasas chances de lograr una victoria resonante, como lo hicieron en 2015, cuando se quedaron con las intendencias de Lanús, Quilmes y Berisso, distritos de tradición peronista. Los protagonistas de esta misión compleja son Néstor Grindetti (intendente de Lanús), Martiniano Molina (intendente de Quilmes) y Jorge Nedela (intendente de Berisso). Los tres corren de atrás, tras dolorosas derrotas sufridas en las PASO al calor del avance nacional y bonaerense del Frente de Todos.

Por propio peso, Quilmes es el distrito más importante de los tres enclaves fundamentales de Cambiemos en la tercera sección electoral. Tiene 482.631 electores. Molina ganó en 2015 y truncó el sueño de un tercer mandato para el peronista Francisco “Barba” Gutiérrez. Pero ahora tiene una situación muy complicada por dar vuelta. En las PASO, perdió por 21 puntos contra el Frente de Todos. Obtuvo 104.654 votos, contra los 175.769 que el peronismo cosechó con sus seis listas.

Quilmes es el distrito más importante de los tres enclaves fundamentales de Cambiemos en la tercera sección electoral.

La ganadora de la interna del FdT en Quilmes fue la camporista Mayra Mendoza. Gutiérrez, el exintendente, fue uno de los derrotados. Rápido de reflejos, el peronismo local ya se encolumnó detrás de Mendoza y lo escenificó en una foto. Mano a mano, Molina sacó casi 10 mil votos más que Mendoza, pero si los apoyos de los otros candidatos del PJ se trasladan hacia ella, el intendente quedará relegado.

En 2017, Molina también perdió las PASO, pero con su lista de concejales logró dar vuelta el resultado en las generales. Aumentó su cosecha entre una elección y la otra en más de 26 mil votos. Esa es su esperanza, aunque esta vez el contexto nacional y provincial es crítico y no lo ayudará a traccionar. Deberá apostar, como sus colegas, al corte de boleta. Si el PJ retiene sus votos, a Molina solo le quedará la alternativa de engordar su producción en casi 70 mil votos, una empresa muy cuesta arriba.

Néstor Grindetti, hombre de confianza del presidente Mauricio Macri en la política y en lo empresarial, gobierna el populoso Lanús y su puesto de intendente quedó en peligro después de su derrota en las PASO. En Lanús hay 399.537 electores. El intendente de Cambiemos obtuvo el 34% de los votos, contra el 47% que sacó el FdT entre sus cuatro listas. La interna del peronismo lanusense, que cuenta con el agregado importante a nivel local del massismo que representa Nicolás Russo, la ganó Edgardo Depetri. Medido mano a mano, Grindetti tiene más de 35.000 votos a su favor, pero la duda que lo carcome es cuánto de lo que obtuvieron las otras listas del PJ se llevará la boleta unificada en las generales.

Si el PJ retiene sus votos, a Molina sólo le quedará la alternativa de engordar su producción en casi 70 mil votos.

Grindetti también sabe de mejorar sus resultados entre las PASO y las generales. En 2017, ganó ambos turnos electorales en Lanús con su lista de concejales y consejeros escolares. Las PASO, por dos puntos; las generales, por cuatro. Puede mejorar su performance, pero la tiene difícil. Si el FdT mantiene su caudal de votos, Grindetti tendrá que aumentar su cosecha en alrededor de 38 mil sufragios.

Para Jorge Nedela, en Berisso, la tarea en las generales es titánica. Gobierna desde 2015 un distrito que es conocido como “El kilómetro cero del peronismo” y donde el justicialismo saborea la chance de volver al poder. En las PASO, el intendente quedó a 37 puntos del Frente de Todos, que a nivel local llevó dos listas. El ganador de la interna peronista fue Fabián Cagliardi, quien superó a Juan Ignacio Mincarelli.

El problema para Nedela es que también perdió en el hipotético mano a mano con el ganador de la compulsa del justicialismo berissense. El intendente logró 13.554 votos, mientras que Cagliardi llegó a los 35.824. Mincarelli, el perdedor de la primaria justicialista, consiguió 17.470 votos.

En 2017, el intendente radical de Berisso pudo dar vuelta una historia que también era complicada, aunque mucho menos que la actual. Hace dos años, en las PASO la lista legislativa municipal que lo representaba quedó a dos puntos de las tres nóminas que llevaba el Frente para la Victoria. Fue una diferencia de casi mil votos que el mandatario comunal pudo recortar en las generales, cuando sumó casi 7.000 sufragios a su cosecha y ganó el duelo por dos puntos, casi 5.000 votos de diferencia con el kirchnerismo.

En la tercera, más allá de los tres distritos mencionados, Cambiemos podría perder otras municipalidades de menor peso. Entre ellas, las de San Vicente y Brandsen. En la primera, fue derrotado el intendente Mauricio Gómez en las PASO; en la segunda, el perdedor fue Daniel Cappelletti.

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