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La pobreza siguió subiendo en 2019 y terminó el 1° semestre arriba de 34%

05 agosto de 2019

Más allá de cierta estabilización de la economía (paulatina baja de la inflación y piso para el nivel de actividad), la situación social siguió deteriorándose en el primer semestre y a pasos alarmantes. Además de la caída en los niveles de empleo e ingresos de los hogares, la pobreza siguió escalando. El 2018 había terminado con una tasa de 32% y, según los expertos, el número del primer semestre habría ascendido hasta 34,5%. El dato oficial será divulgado por el Indec recién el 30 de septiembre.

Según Martín G. Rozada y su Nowcast de Pobreza, la actualización de la proyección con datos del primer semestre arroja una estimación de la tasa de pobreza de 34,5%. Así, la tasa de pobreza crece 2,5 puntos porcentuales en el primer semestre. Un muy mal dato.

El que también difundió sus proyecciones fue Daniel Schteingart. Para eso, uso los microdatos de la EPH del primer trimestre. “La pobreza siempre se mide semestralmente (para siempre tener un medio aguinaldo adentro del cómputo) y en el semestre comprendido entre octubre 2018 y marzo 2019, la pobreza fue 35,1% (nuestra estimación previa era 35,2%)”, dijo Schteingart y aportó un dato adicional: “En el conurbano, rozó el 40%”. En tanto, agregó, “la indigencia se ubicó en 7,3% y, a principios de 2018, la indigencia era 4,7%. Es decir, aproximadamente 1,2 millones de personas cayeron debajo de la línea de indigencia tras la crisis económica”. Según sus estimaciones, la pobreza terminó 2015 en 26,9%. Es decir, durante el periodo de Cambiemos, dijo, “pasamos de 12 millones de pobres a 16 millones”.

En diálogo con El Economista, el sociólogo amplió: “La suba de la pobreza es la más fuerte de 2002. Son casi 10 puntos interanuales. Se explica porque, en 2018, fue la devaluación más importante desde 2002 y, además, tuviste la inflación más alta desde 1991. A la vez, con la caída del salario real más alta desde 2002”.

En diálogo con este diario, Jorge Paz (Conicet) reflexiona: “La pobreza aumentó y mucho. Según mis cálculos, pasó del 25,5% en el primer trimestre de 2018 hasta 34,3% para idéntico período de 2019. En términos de población, se trata de 15,4 millones de personas pobres, unos 4 millones más que el año pasado. Esta cifra coincide con los números dados por la FAO hace dos semanas acerca del número de personas que sufren inseguridad alimentaria en el país. La pobreza estructural no experimentó cambios significativos desde el año pasado al presente. Pasó del 39,7% de personas hasta 39%. Ese hecho, complementado con el anterior, muestra que el aumento de la pobreza tiene una explicación monetaria, explicada principalmente por el aumento en el precio de los alimentos, que sigue viajando más rápido que el promedio de precios de los demás bienes. La pobreza extrema o indigencia corrobora este hecho: pasó del 4,9% en 2018 al 7,1% en 2019”.

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La visión de Ravaillon

¿Debe preocuparnos la evolución reciente en América Latina? Esa pregunta le hizo Ignacio Fariza a Martin Ravallion en un reportaje en El País. “Sí. La situación de la pobreza es mucho mejor que en otras regiones, como en Africa subsahariana, pero su evolución está siendo peor. La desigualdad en Latinoamérica es muy alta y eso es un problema, tanto para el crecimiento económico como para la lucha contra la pobreza. Y la falta de consenso en torno a ese punto es un gran problema: hay mucha complacencia y mucha retórica falsa. ¿Es toda la desigualdad siempre mala? No, no es cierto. Hay niveles de desigualdad que son positivos en términos de incentivos, para el crecimiento y para la propia reducción de la pobreza. Pero este grado de desigualdad, como la desigualdad racial o de género, es inaceptable y debemos construir un consenso en torno a ello”, señaló el catedrático australiano y execonomista del Banco Mundial.

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