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¿Hasta dónde llegará?

14 agosto de 2019

Como debe haber sido el lunes que ayer martes la jornada cambiaria fue más tranquila. Y eso que el dólar subió 4,30%, el BCRA vendió U$S 60 millones del Ministerio de Hacienda y US$ 150 millones propios. Argentina no tiene respiro y el piso del peso (o techo del dólar) no aparece. ¿Hasta dónde llegará? Difícil es saberlo. El piso parece ser $55 (ayer cerró, en el MAE, a $55,80), pero la pregunta es cuál es el techo y quién o qué lo pondrá.

“Sin duda, estamos en un escenario de mucha fragilidad”, dice Federico Moll, desde Ecolatina. “Para estabilizar se tienen que dar muchos pequeños pasos en la dirección correcta y no parece que los incentivos estén políticamente alineados. Un escenario de estabilización (al menos hasta octubre) requiere señales políticas muy claras por parte de los dos espacios en pugna y ayer (por el lunes) se demostró que no es la estrategia que ninguno de los dos quiere tomar”, agrega ante El Economista.

“Tanto el Presidente como Alberto Fernández decidieron continuar con los ataques cruzados que caracterizaron el período preelectoral, profundizando la grieta en el proceso. El oficialismo decidió continuar compitiendo y culpar al resultado de las PASO del movimiento cambiario. La oposición intentó mostrarse racional, pero al mismo tiempo atacó fuertemente al Gobierno y dejó entrever que hay que desdolarizar las tarifas de servicios públicos o que los dólares de las exportaciones no se pueden usar para turismo. Se necesita por parte de la oposición algo más que la promesa de no retornar al cepo y la voluntad de sentarse a negociar. Dada la historia del kirchnerismo la carga de la prueba está en ellos, es importante que brindar certezas de que efectivamente cambiaron”, concluye.

“La incertidumbre es absoluta”, se sincera Matías Surt desde Invecq Consulting. “El piso es de $55, pero se va a ir moviendo por el traslado a inflación”, dice. Ese será, precisamente, uno de los temas a seguir y algunos consultores dicen que el IPC de agosto podría arrancar con 4-5%. “Hoy depende casi exclusivamente de que Alberto Fernández arme un conferencia de prensa, muestre a su equipo y se ponga en modo ortodoxo. No le quitaría ningún voto y tranquilizaría al mercado”, dice. ¿Más que de Macri? “Que le pidan a Macri que dé certidumbre cuando el próximo presidente (con probabilidad 99%) dice que va a volver a emitir para gastar y sus diputados hablan de desdoblar el mercado es una locura. Si coincidimos en que el mercado 'pricea' mirando el futuro, hoy la palabra de Alberto vale 10 a 1 contra la de Macri”, sentencia.

“El mercado de cambios es la contrapartida del mercado de pesos”, dice Fernando Marengo, Socio y Economista Jefe de Arriazu Macronalistas. “Para comprar dólares, necesitás pesos. ¿Dónde hay pesos? En depósitos en el sistema financiero o billetes y monedas en poder del público (monetización). El nivel de monetización en términos del PIB es similar al del primer semestre de 2002 y nunca hubo un nivel tan bajo de monetización en los últimos diecisiete años. Eso hace pensar en el carácter transaccional de estos pesos (capital de trabajo de empresas para pagar sueldos, impuestos, costos fijos). Esto le pone un límite a la posible dolarización de portafolios”, dice. ¿Y la plata de los plazos fijos? “En caso de que eso ocurriera, el sistema financiero tiene el equivalente al 65% del stock de depósitos prestado al BCRA en la forma de encajes o Leliq, lo cual reduce un riesgo de liquidez sistémico”, dice.

“En caso de bajar la demanda transaccional de billetes y monedas y depósitos, y querer dolarizarlos, el BCRA tiene unos US$ 16.000 millones de reservas disponibles (netas de encajes de depósitos en dólares, swap con China, depósitos del Gobierno en el BCRA y otros compromisos con organismos internacionales) para hacer frente a un potencial proceso de dolarización de portafolios”, dice Marengo. “Solo hace falta la determinación de defender un tipo de cambio. Al ser un mercado de flujos, una pequeña demanda puede generar grandes saltos en la cotización del dólar si no hay oferta que la satisfaga”, explica ante El Economista. “En situaciones de estrés cambiario, como la actual, la tasa de interés no resulta un instrumento suficiente para convencer el tenedor de pesos de mantener su posición”, advierte.

Desde el área de Research del Grupo SBS, Adrián Yarde Buller sostiene: “Los mercados descuentan que el próximo Presidente será Alberto Fernández, por lo que el comportamiento de las variables financieras responde a lo que se espera que haga una vez que asuma y también a la dinámica de la transición. Lógicamente, el tipo de cambio sigue transitando desde un equilibrio en que se descontaba un escenario de continuidad de políticas con alta probabilidad a uno en que se descuenta la discontinuidad con una probabilidad aún mayor. En este camino, esperamos que las presiones cambiarias se mantengan en un contexto en el que la dolarización de portafolios y las salidas de capitales siguen pesando, aunque da la impresión de que un acercamiento entre el oficialismo y los referentes económicos del próximo gobierno podría ayudar a dar mayores certezas a los inversores con respecto a las políticas que se van a implementar y esto podría ayudar a alcanzar la estabilidad de una manera menos traumática”.

“Evitar una inestabilidad cambiaria mayor es la principal variable para seguir durante esta transición hasta octubre”, dice Miguel Zielonka, desde Econviews. “Lo malo es que esto repercute en desinflación y en una demora en la incipiente mejora de actividad”, agrega. Aunque, dice, es un nivel bueno para el comercio internacional. ¿Se mantendrá en la zona de $55-60, como sugirió el lunes y martes? “Se puede sostener por un tiempo si evitamos el pánico”, dice.

“El nivel de tipo de cambio es el que surge de un mercado que incorporó la noticia electoral”, dice Martín Vauthier desde Eco Go y UTDT. “Hacia adelante, puede ir en cualquier sentido porque los fundamentals hoy no importan. Es muy difícil de predecir. El mercado va a estar expectante de la política. El BCRA vendió algo y puede seguir haciéndolo, pero no tiene espaldas para frenar una corrida que dure meses. No puede liquidar reservas y el mercado pronto va a sacar las cuentas de las reservas disponibles. El 'billete' está esperando la política y la primera responsabilidad la tiene el Gobierno”, agrega. “Debe dar certidumbre, y también la oposición debe aceptar ese hipotético llamado del Gobierno o, cuanto menos, definir políticas y también nombres de su eventual equipo económico”, y anticipa que el impacto inflacionario de la devaluación (subió $10 en 48 horas) se va a sentir “y también en la actividad”.

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