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“Estamos mal, pero pensé que íbamos a estar peor”

Se harán cinco ruedas antes de las primarias. Muchos inversores están desensillando. Por eso el dólar está en alza, pese a tasas de interés muy altas. La Bolsa está retrocediendo, pero los bonos resisten. Los analistas creen que si Alberto saca ventaja, pueden venir semanas de inestabilidad.

05 agosto de 2019

Por Luis Varela 

En las reuniones de domingo, a apenas siete días de las PASO, cinco ruedas de negocios, hubo una frase bien concreta que se repitió insistentemente entre analistas, operadores e inversores: “Pensé que íbamos a estar peor”.

La foto que entregó el mercado el viernes pasado no fue feliz. El dólar se mantuvo firme en todos los mercados débiles, las tasas de interés de Argentina volvieron a subir, las acciones perdieron precio nuevamente y sólo los bonos defendieron algo de valor.

De esa manera, a una semana de que se conozca la primera encuesta cierta que puede indicar qué decidirá la ciudadanía en las elecciones presidenciales , el riesgo país de Argentina no está en los 1.013 puntos de hace un mes, tampoco en los 778 puntos de hace unos días: cerró el viernes en 832 reflejando la misma indecisión que parecen ir insinuando los votantes.

Esto ocurre porque la incertidumbre es total. Y esto no sucede únicamente dentro del territorio argentino. Sino que también es notorio a nivel internacional, ya que la tirantez principal tiene su foco en la pelea entre Estados Unidos y China, con una puja comercial que va y viene, como si se tratara de una pulseada, que de manera muy riesgosa se va pareciendo cada vez más a una guerra.

La gran cuestión es que casi ninguna economía del mundo está creciendo de manera sólida. Y en ese sentido, para sostener el crecimiento económico norteamericano, la Reserva Federal acaba de bajar su tasa de interés por primera vez en más de diez años. Y, en paralelo, el detonante que alteró más las cosas en el cierre de la semana fue la decisión del presidente Trump, quien anunció que desde setiembre le colocará un arancel del 10% a un cúmulo de productos chinos y, para sumar más tranquilidad, China contestó prometiendo represalias.

Y por si eso fuera poco, esa puja de gigantes se está dando mientras los ingleses están rompiendo con la Unión Europea.

Con ese marco, como si los problema no fueran suficientes, en Argentina llegan las PASO y la ceguera es total: hay al menos dieciséis encuestas dando vueltas, la mayoría de los cuales le da una ventaja a Alberto Fernández, con unos pocos recuentos dando a Mauricio Macri como ganador. Casi ninguno da un ganador en primera vuelta, por lo que la incertidumbre puede extenderse hasta el balotaje del 24 de noviembre, por lo que la indecisión del mercado aún puede durar otras 16 semanas, 112 días. Y si Alberto saca buena ventaja el domingo, puede venir un momento extremadamente inestable.

Frente a todo esto las inversiones van actuando en consecuencia. Como síntesis puede decirse que el dólar estuvo firme en todos los mercados débiles y sólido en los mercados fuertes. La mayoría de los inversores fue desensillando de posiciones riesgosas, fueron comprando oro o bonos, y se desprendieron de las acciones.

El mundo en general se va adaptando a una realidad en la que las tasas de interés globales se van acercando a 0% en casi todas partes, menos en Argentina. En países como Suiza, Alemania, Holanda, Francia y Japón la tasa de interés es directamente negativa: si un inversor coloca dinero a diez años en títulos de esos estados, terminará retirando menos de lo que coloca. En Estados Unidos, donde la tasa larga era del 3% anual hasta hace poco, ahora está en el 1,85%. La tasa corta de Brasil está en el 3% y la larga en el 7,2% anual.

El único lugar del planeta en el que las tasas de interés están en alza es en Argentina. Con una inflación mensual del orden del 2,6%, que anualizada está arriba del 50% anual, las tasas de interés de los plazos fijos pagan entre 48% y 52% anual. Y para mantener esos niveles en los tipos financieros, la tasa de las Leliq subió de nuevo: había bajado de 74% a 58,5%, pero durante las últimas cinco ruedas volvió a subir, tanto que el viernes se pagó 61,130% anual promedio, con un máximo del 61,249%. Es tan grande la incertidumbre que el dólar subió en todas las economías débiles. A lo largo de la última semana el billete verde subió nada menos que 3,1% en Buenos Aires, pero también creció 2,9% en Brasil, 2,5% en Chile, 1,8% contra la libra esterlina, 1,4% contra el peso mexicano y 0,9% contra el yuan. En cambio, estuvo casi sin cambios contra el euro, y bajó 1,1% contra el franco suizo y achicó 1,9% contra el yen

Y los niveles de preocupación hicieron que los precios de las commodities también sintieran el impacto. La cotización del cobre, un termómetro de los procesos industriales, acaba de bajar a su menor valor en casi dos años y medio: la tonelada del metal rojo valía US$ 7.250 a fines de 2017 y el viernes cotizó a US$ 5.720, 21% más abajo.

Y el oro, lugar de refugio de los inversores siempre que las papas queman, subió a su mayor valor en seis años y cuatro meses: llegó a 1.440 dólares, por lo que sube nada menos que 35% desde fines de 2015, cuando valía apenas US$ 1.064 por onza, cuando Cristina Kirchner le dejaba la Presidencia a Mauricio Macri.

El susto de los inversores es tan marcado, que en muchas naciones se bajaron de todo, y decidieron comprar papeles estatales. Hubo suba de bonos públicos en todas partes, con picos de aumentos en naciones como Italia, la India, Grecia y Argentina. En el caso argentino la suba de los bonos se está dando desde que Cristina Kirchner se vio obligada a resignar su candidatura presidencial a fines de mayo. Desde que colocó a Alberto Fernández como número uno, los bonos argentinos acumulan un repunte del 13,6% medido en dólares y el viernes cerraron con mejoras, pero con mucha concentración y pocos negocios, ratificando que la idea global es un esperar y ver “wait and see”.

Específicamente, en los negocios con bonos del viernes el 90% de lo operado en títulos se transó en apenas cuatro papeles: el bono AY24 reunió nada menos que el 77% de las operaciones totales, el bono AO20 tuvo el 9% de los negocios, con el DICA y el TJ20 logrando el 2% cada uno. Con eso, en los extremos hubo subas del 1% al 4,6% para los bonos FORM3, AA37C, PUO19, AE48D, PAA0, AA37 y A2E7. Y bajas del 1% al 4,1% para los bonos TVPP, BDC24, A2E2D, TVPA, A2E8D, AA22, DICP, AC17, A2E2, PF23D, A2M2 y DICYD.

Pero donde más se vio claramente cuál es el susto de los inversores fue en los negocios con acciones. Sin ambigüedades, hubo una salida generalizada de muchos tenedores de fondos de las bolsas. En el balance de la última semana todas y cada uno de los mercados bursátiles del mundo, sin excepción, estuvieron para abajo: en la semana la Bolsa de Frankfurt se desplomó 4,4%, el Nasdaq de Nueva York cedió 3,9%, la Bolsa de Madrid achicó 3,6%, Tokio y el Dow Jones de Wall Street perdieron 2,6%, la Bolsa de Chile y la de México declinaron 1,7%. Y en esto se destaca que las Bolsas del Mercosur estuvieron entre las peores de todas. En la semana, la Bolsa de Buenos Aires bajó 1,5% en pesos y la de San Pablo achicó apenas 0,1% en reales. Pero el resultado

de esas dos Bolsas medidas en dólares fue malísimo: el índice Bovespa se cayó 3% y el S&P Merval se desplomó 4,4%, por lo que ambos mercados estuvieron en lo peor de la tormenta.

A partir de ahora, según la foto que se vio el viernes, fue un abandono de todo lo que sea riesgoso. Los inversores ven al dólar para arriba de acá a fin de año, con un valor de $ 58 si gana Macri y de más de $ 70 si ganan los Fernández. El camino por recorrer es desconocido, y habrá que seguir las noticias minuto a minuto.

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