La campaña por 2020 ya arrancó en EE.UU. y Donald Trump lo sabe. Esta tarde en la Casa Blanca, una reunión de carácter oficial llamada la "cumbre presidencial de redes sociales", tendrá como objetivo frenar a los gigantes de Silicon Valley.
Los planes del presidente Trump para avivar los reclamos conservadores sobre las redes sociales son parte de una estrategia más amplia para promover el tema de nosotros contra ellos de su campaña de 2020.
La "Cumbre presidencial de las redes sociales" será una reunión íntima: Facebook, Twitter y Google no están invitados. Los que estarán presentes son en su mayoría tipos de medios digitales conservadores, incluidos consultores, activistas y ejecutivos.
Trump hablará con el grupo, y se espera que analice su propio éxito en las redes sociales, junto con algunas de sus quejas actuales sobre el sesgo y la falta de competencia. Los asistentes han sido invitados a enviar preguntas para el presidente y otros oradores.
El tema de las empresas tecnológicas que tienen prejuicios contra los conservadores es uno de los temas más candentes en la base de activistas de Internet del Partido Republicano. La indignación se alimenta cada vez que se filtra un nuevo video oculto que muestra a los empleados de compañías tecnológicas influyentes discutiendo sus inclinaciones políticas hacia la izquierda.
Don Jr., el hijo mayor del presidente, tuitea muy seguido sobre el sesgo tecnológico. Y el propio Trump finalmente se aferró al tema en los últimos meses.
Los funcionarios de la Casa Blanca quieren que la "familia" conservadora presione a Silicon Valley para que trabaje por eliminar sesgo, y brindar más transparencia y equidad.
Más allá de que no se prevén resultados inmediatos tras la cumbre, el debate es importante importante para la política norteamericana: la estrategia de Trump se basa en una escalada de agravios: capitalistas frente a socialistas; Cristianos contra no cristianos; rural vs. ciudades; conservadores vs. las redes sociales.
En tanto, a las empresas del corredor Big Tech les preocupa, con razón, que los gritos de sesgo se conviertan en nuevas regulaciones o esfuerzos para romper Google, Facebook o Amazon.
Pero la mayoría de las acusaciones de sesgo anticonservador en la moderación de políticas y contenidos no han sobrevivido a un examen detallado.
