Francia, a través de su parlamento, finalmente aprobó ayer un impuesto a las ventas digitales del 3% destinado a cerrar las lagunas que las grandes empresas de tecnología utilizan para reducir sus facturas fiscales, en un paso fuerte contra las principales compañías Big Tech de Estados Unidos.
El plan: el impuesto sobre las ventas generadas en Francia se aplicará a las empresas con ingresos globales de más de ? 750 millones (US$ 849 millones) o ingresos solo en Francia de más de ? 25 millones. Se espera recaudar unos ? 500 millones al año.
Inevitablemente, la mayoría de las compañías afectadas tienen su sede en los Estados Unidos. Es por esa razón que el gobierno norteamericano ordenó de inmediato una investigación sobre el nuevo impuesto, con el potencial de una nueva guerra comercial, implementando aranceles sobre productos franceses en represalia.
El bajo rendimiento fiscal de las empresas de tecnología global más poderosas es controvertido mucho más allá de Francia. El Reino Unido, España, Italia y Austria están considerando impuestos de ventas similares, lo que plantea la cuestión de cómo responderán los Estados Unidos si entran en vigencia. Incluso podría hacer que los países acuerden finalmente algunas reglas fiscales comunes, lo que generaría aún más tensión.
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