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Pregunta y respuesta I

La tan debatida decadencia de Argentina tiene la edad del Rodrigazo: 44 años y ninguno más.

Carlos Leyba 21 junio de 2019

Por Carlos Leyba 

Un joven periodista francés está escribiendo un ensayo sobre el enigmático proceso de Argentina que la hizo uno de los países con peor imagen en el Cono Sur.

Enigmático porque sus padres, que andan en sus 70 años de edad, le contaron que este país, en los '60, había generado artistas y escritores muy reconocidos en Francia. Esas personalidades descollantes no hablaban de un país decadente sino de todo lo contrario y, además, su mera existencia, hablaba de una sociedad vigorosa.

Claro, me dijo, mis padres recuerdan la inexplicable barbarie de los '70. Guerrillas, represión genocida y finalmente Guerra de Malvinas.

Afirmó: “Mis padres entienden que la economía de 'ese país' no pudo superar las consecuencias de la barbarie, a pesar de haber logrado la democracia”.

Luego, me preguntó: “¿La corrupción y el robo del dinero público fue siempre así?” Sin esperar respuesta afirmó: “Un país en el que aún, los asesinos de uno y otro bando, los Caínes, no han pedido perdón, es decir para los que matar por decisión propia no es un pecado aberrante, ¿cómo van a sentir que robar es un pecado? Robaron la vida de otros y no hay robo más terrible que ese.”

Cerró su monologó reflexivo interrogándome: “¿No crees que esta que llaman 'grieta' no es parte de la herida sangrante de tanto odio y tanta muerte sin pedir perdón?”.

Llegado aquí me dijo: “Te haré una pregunta económica y espero tu respuesta de economista”

Pregunta: -Los principales periodistas, muchos empresarios y políticos, comparten la afirmación del Presidente que “hace 70 años que la Argentina es un país decadente”. Algunos precisan que comenzó con el peronismo. Bien sabés que la posguerra fue, en Occidente, la era del Estado de Bienestar y la de los “gloriosos 30” de las democracias enfrentadas al socialismo soviético. Para esos periodistas famosos y para vuestro Presidente ese período incluye los años 60 que parecían, según mis padres, muy ricos en la cultura, y no reflejaban, al menos mirado desde Francia, un país en decadencia. Días pasados escuché a un empresario extranjero, que representa a una multinacional instalada en los 60, que la decadencia comenzó en 1930. Digamos un siglo de decadencia. ¿No es extraño un siglo? ¿Qué tienes para decirme? Tu has vivido muchos de esos años.

Respuesta: -Verás. ¿Cómo medir la decadencia en términos económicos? En mi opinión, y creo que para la mayor parte de la academia, por el PIB por habitante y por la cantidad de personas debajo de la línea de pobreza. Si el nivel de vida crece y si los excluidos de ese nivel de vida son cada vez menos, desde el punto de vista de la economía y de la sociedad, no se puede hablar de decadencia y si durante muchos años el nivel de vida se estanca o declina y los socialmente excluidos aumentan, entonces, estamos en decadencia. Además, la idea de decadencia implica que es un tiempo histórico que sucede a un período de progreso. Sin progreso previo no es posible hablar de decadencia. Hablamos de períodos mas o menos largos. Observar las estadísticas nacionales de nivel de actividad y pobreza es esclarecedor. El PIB habla de inversión. No se puede crecer si no se ha invertido previamente y no se invierte si no hay un panorama favorable. El panorama favorable se diseña en períodos de progreso. No hay panorama favorable en decadencia: no se invierte. Ahora estamos ante en un panorama desfavorable, alejados de la sensación de progreso y coincidimos que estamos en decadencia. La gran división de los argentinos se conforma a partir de establecer en qué momento se interrumpió el progreso y comenzó la decadencia.

Tu pregunta por los 70 años responde a una afirmación compartida por todo el espectro de los que se ubican en el oficialismo político, en el establishment económico -básicamente 'concesionarios' del Estado (banqueros, constructores de obra pública, servicios públicos)? y en la corriente más liberal del pensamiento económico que procura que las inversiones se concentren en las ventajas naturales (agro, minería, sol, viento y energía fósil) y que los incentivos se concentren en la “nueva economía” cuyo paradigma es empresas del tipo de Mercado Libre. Ese es el pensamiento de los principales medios de comunicación y el que comparte una élite de jóvenes capacitados y “globalizados” que, por ejemplo, con su computadora, instalados en una isla de Tailandia, pueden vender software en Argentina o en el mundo. Viven una realidad. Independientemente de que esa realidad no es para millones sino para unos pocos locales. La otra medida de progreso y decadencia es la pobreza. La dimensión de la pobreza mide la fortaleza de una sociedad para incluir. Aquella sociedad que no incluye, se cierra y todo sistema que se cierra acusa su decadencia. Claramente los jóvenes de la pobreza no están capacitados y están condenados a no estarlo y en lugar de estar “globalizados” están cercados y viviendo extra muros. Ellos habitan el espacio que dejo de ser “ciudad”. El progreso es la reducción sistemática del número de personas pobres, la inclusión ciudadana y la reducción de los ámbitos que no son “ciudad”. Cuando crece el número de pobres, cuando la exclusión es evidente y cuando los ámbitos de la no ciudad se expanden, entonces, la decadencia está marcando el ritmo vital de la sociedad.

Dicho esto, a los números. Dos períodos y diferentes modelos de desarrollo: el crecimiento del PIB per cápita, precios constantes de 1993. Entre 1945 y 1974 (29 años) creció 80% y entre 1975 y 2018 (44 años), solamente 32%.

En 1945 ya rige (y había comenzado años antes) el modelo de industrialización sustitutiva de importaciones (o ISI) y la carencia de deuda externa y comienza la construcción de un modelo de Estado de Bienestar.

En 1975 comienza el modelo de apertura, ancla cambiaria, desplazamiento de la industria local por importaciones y utilización de la deuda externa para financiar el proceso.

Ese último modelo, que es el actualmente vigente, ha durado 44 años hasta la fecha. El modelo anterior (1945-1975) duró 30 años. Es decir “la apertura con deuda” ha durado 50% más tiempo que el modelo “ISI sin deuda”, pero y esto es lo más notable, en el modelo vigente el PIB creció sólo 40% de lo que creció el período anterior.

Conclusión: entre 1945 y 1974, el PIB por habitante creció 2,06% y entre 1975 y 2018, 0,58%.

Martín Lagos y Juan Llach señalan que entre 1870 y 2008, “la etapa de mayor crecimiento fue la de 1963/1975 (3,32%o anual del PBI por habitante), superior a la de los países avanzados (“Claves del retraso y del progreso de la Argentina”: Temas).

Federico Sturzenegger, en “Yo no me quiero ir” (Planeta) dice: “A principios del Siglo XX? el PIB per cápita de un argentino osciló entre 70% y 80% del de un australiano, una relación que se mantuvo relativamente estable hasta mediados de los '70?si durante (1975/90) Argentina hubiera mantenido la tendencia de crecimiento que llevaba desde 1930 hasta 1974 nuestro ingreso por persona sería, no el 43% del australiano que hoy tenemos, sino el 73%, un valor idéntico al que tuvimos a principios del Siglo XX”.

Entonces la decadencia, medida por el PIB, no tiene 70 años sino 45, incluyendo el año que corre. La decadencia económica empezó en 1975, justamente porque entre 1945 y 1975 vivimos 30 años de progreso.

La otra mirada es la que debemos poner sobre pobreza, es decir, la incapacidad de la sociedad para incluir. En 1974 la pobreza castigaba a 4% de la población y hoy, a 33%. En 1974, 800.000 personas. Hoy, 13 millones. La población se duplicó, pero la pobreza se multiplicó por 16.

La decadencia se desencadena con la ruptura de un sistema y la sustitución por otro. Y la fecha precisa es 4 de junio de 1975. El Rodrigazo: una devaluación del 160% en el comercial y de 100% en el financiero. Los precios más que se duplicaron. Expropiaciones de hecho, brutales transferencias de riqueza, empobrecimiento. Nada volvió a ser igual.

A partir de ese momento se instaló “la tasa de interés de mercado” como el gran regulador de la vida económica. Ese programa fue imaginado por Ricardo M. Zinn y Pedro Pou y ejecutado por Celestino Rodrigo, todos miembros de la secta “Los Caballeros del Fuego” que presidia José López Rega. Zinn obtuvo el consentimiento, para ese programa, del Consejo Empresario Argentino que presidía J. Martínez de Hoz y que luego sería el Ministro de la Dictadura Genocida que sucedió el caos del Rodrigazo.

La ruptura comenzó 9 meses antes con el ministerio de Alfredo Gomez Morales, quien abandonó la concertación. Después del Rodrigazo, se perfeccionó con la Dictadura y el menemismo, y nada se hizo desde entonces para revertir estructuralmente la tendencia. La decadencia tiene la edad del Rodrigazo: 44 años y ninguno más.

Te informo, para tu asombro, que Macri acaba de cambiar su discurso, con los hechos más sólidos, al elegir compañero de fórmula a Miguel A. Pichetto. El y los dirigentes peronistas del PRO celebraron el ingreso de Pichetto con la marcha peronista, reivindicando los 70 años que tiene el peronismo.

El modelo económico 1945-1975 ha mostrado evidencia empírica de su superioridad respecto del período que le sucedió. Pero 26 de los años que corren después de 1975 a la fecha gobernaron peronistas y podemos sumar otros 5 en el que los peronistas han pesado mucho. Para Macri ya no son 70 años.

Los hechos son sólidos: el derrumbe empezó en 1975 y desde entonces el discurso “aperturista”, las ventajas naturales, y demás, no ha hecho más que estancarnos y multiplicar exponencialmente la pobreza.

Si este modelo continúa, la decadencia continúa, pero tantos años acumulados nos habrán transformado en el primer ejemplo de industricidio, empobrecimiento generalizado y la conformación de una nueva oligarquía de parásitos concesionados.

Para salir de esta tendencia, necesitamos de un consenso para lograr el desarrollo de los sectores productivos y, en primer, lugar el desarrollo de la industria que será tarea imposible sin una política especifica. Es decir aprender que el cambio es volver al compromiso estatal con el desarrollo. ¿Otra pregunta?

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