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Las trabas y la eficiencia

31 mayo de 2019

Por Vicente N. Donato Director Ejecutivo de la Fundación Observatorio PyME

En el segmento de las pyme industriales continúa el escenario recesivo e inflacionario, que, además, se aceleró con respecto al año pasado. La producción continúa en caída (-11% en el primer trimestre 2019 con respecto al mismo período del año anterior) y se agrava la contracción del empleo (de -3,6% en diciembre 2018 a -6,1% en marzo 2019) que ya se prolonga por tres años consecutivos. En el último año esto significó la pérdida de 40.000 puestos de trabajo.

El incremento interanual de precios de las pyme a sus clientes se aceleró 6 puntos porcentuales con respecto al alza observada al cierre de 2018; sin embargo, este incremento es inferior al registrado por el índice de precios mayoristas, mostrando de esta manera la imposibilidad de las empresas menores de trasladar a precios todo el incremento de costos.

En este escenario estanflacionario que se prolonga desde 2012, se están verificando simultáneamente importantes cambios en la estructura de mercado del segmento de las empresas menores. En particular se observan importantes cambios en el nivel de competencia directa que sufren las pyme manufactureras, que son las más expuestas a la competencia internacional.

Las investigaciones de FOP muestran que el número de competidores directos gira en torno a los 5-6 para cada una de las empresas de este segmento en el mercado interno. Sin embargo, en el último quinquenio el 50% de las pyme experimentó un cambio en el número de estos competidores directos.

Más eficientes

Un tercio de las mismas vio aumentar la competencia directa por ingreso de nuevas empresas al mercado, expansión de las ya existentes y aparición de nuevos productos lanzados por las empresas extranjeras. Estas firmas, a pesar del aumento de la competencia directa, han logrado mantener sus mercados, lo que muestra claros signos de mayor eficiencia. Es un dato positivo para considerar, ya que este tercio de empresas que ha visto aumentar la competencia directa son las más robustas (inversoras, exportadoras, certificadas y con mejor acceso al crédito).

Otro 20% de las empresas del segmento pyme vio, en cambio, disminuir el nivel de competencia directa, básicamente debido al cierre de muchos de sus competidores nacionales, incrementando probablemente en algo su rentabilidad o, por lo menos, compensando en parte la caída de la misma que acusa desde hace años el sector.

Debido a que la disminución de la competencia vía cierre de empresas se ha verificado en el segmento de las pyme más pequeñas (menos inversoras, menos certificadas, menos exportadoras), el proceso de disminución del número de competidores directos puede interpretarse también como una dinámica hacia un nivel mayor de eficiencia del sector.

Financiación clave

Sin embargo, ambos procesos de ajuste positivo no pudieron ser aprovechados por completo debido a la casi total ausencia de mercados de crédito y capitales. Las posibilidades de expansión productiva vía mayor eficiencia competitiva no pudieron ser aprovechadas plenamente debido a la restricción de financiamiento del crecimiento.

En efecto, algunas empresas interesadas en capturar los mercados abandonados por los competidores no pudieron hacerlo debido a la insuficiencia en la disponibilidad de capital de trabajo y financiamiento para modernización organizativa y tecnológica. Tampoco las empresas que vieron aumentar el nivel de competencia directa pudieron aprovechar completamente su potencialidad de crecimiento debido al insuficiente tamaño del sistema financiero local.

¿Cuáles son las perspectivas? Sin una política pública activa que trascienda el simple objetivo del equilibrio fiscal y la estabilidad cambiaria, la recesión continuará en Argentina. Los instrumentos disponibles para el Gobierno no son muchos. La tasa de interés real alta llegó para quedarse debido a que las condiciones estructurales de la economía argentina no permiten imaginar un futuro escenario con tasas reales negativas.

Las pymes deben aprender a convivir con este escenario de tasa de interés positivas, pero el Estado tiene un rol importante que cumplir: asegurar el crédito necesario a tasas reales positivas, pero en línea con las tasas internacionales, y drástica baja de impuestos a las empresas menores para favorecer el blanqueo de la economía y aumentar el empleo y el ingreso disponible de la población a fin de asegurar la salida de esta grave recesión lo antes posible.

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