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Empezó la construcción de una fábrica de trenes

En un taller que había cerrado en 2011, se instalará una planta de 8.800 m2 con una inversión extranjera por US$ 70 millones

22 mayo de 2019

Ayer, con la visita del presidente Mauricio Macri, la gobernadora María Eugenia Vidal y funcionarios del Gobierno al histórico taller ferroviario de Bragado, provincia de Buenos Aires, que habían cerrado en 2011, empezaron las obras para la construcción de una fábrica de trenes en esa planta, que demandará una inversión de US$ 70 millones durante los próximos diez años y promete generar 1.200 empleos directos e indirectos durante la etapa de construcción y otros 400 para la fabricación y reparación de material rodante.

La inversión será realizada por la firma rusa TMH, que destinará US$ 50 millones para la construcción de la planta de 8.800 m2 de superficie cubierta y los US$ 20 millones restantes estarán dirigidos hacia otros puntos del proyecto, como transferencia de tecnología, inversión social y desarrollo de la cadena de valor. El objetivo de la empresa, según indicó, es generar un polo ferroviario industrial capaz de brindar soluciones en producción y reparación de locomotoras, vagones de carga y coches de pasajeros, tanto eléctricos como diésel, para el mercado ferroviario nacional y regional.

“La construcción de esta fábrica marca el compromiso a largo plazo de TMH con la Argentina. Nosotros estamos implementando aquí un modelo de localización industrial, de creación de valor en la Argentina y para los argentinos”, aseguró Hans Schabert, presidente de TMH Internacional. “Esto significa que dentro de poco tiempo este país podrá producir material rodante para la industria ferroviaria de máxima calidad mundial, para satisfacer tanto el mercado local como el internacional, como hacen los países industrialmente poderosos”, destacó Schabert.

De acuerdo con el Ministerio de Transporte, la última planta ferroviaria con inversión extranjera se construyó en la década del 60. “La reactivación de estos talleres históricos forma parte del cambio profundo que estamos llevando adelante en los trenes, tanto de pasajeros como de cargas, con obras que quedan para siempre”, señaló Guillermo Dietrich, ministro de Transporte. “Este era un predio abandonado que hoy vuelve a generar trabajo y es fruto de inversiones que vinieron y que le están cambiando la vida a mucha gente”, agregó el funcionario.

El proyecto

Esta obra de infraestructura industrial forma parte de un plan de inversión por US$ 200 millones que la compañía rusa está implementando en el país. Con esta iniciativa, desde la empresa y el Gobierno buscan que este taller se convierta en un eje de desarrollo ferroviario, con un centro de investigación y con la posibilidad de que se vayan sumando al predio nuevos proveedores de todo el mundo. Sobre este último punto ya se había dado un paso importante con la reciente instalación de la empresa sueca Dellner, que se dedica al mantenimiento de acoples de coches ferroviarios.

Según explicaron desde la el Ministerio de Transporte, este proceso empezó hace más de un año entre TMH y Trenes Argentinos Infraestructura, organismo dependiente de la cartera que conduce Dietrich, que a partir de un permiso de uso acordaron la reactivación del taller y conservar los puestos de trabajo existentes, pero que no tenían actividad desde 2011. Desde la reactivación de actividades, ya finalizaron la reparación de las primeras locomotoras y vagones para distintos operadores de la red nacional, tanto de cargas como de pasajeros.

El Taller Ferroviario de Mechita tiene más de 100 años de historia. En 1904 el Ferrocarril Oeste de Buenos Aires (actual línea Sarmiento) decidió construir talleres ferroviarios para que atendieran a los trenes que usarían la entonces nueva prolongación de las vías desde Chivilcoy hasta Bragado. Además de los talleres, se edificó un depósito de locomotoras y una playa de maniobras para el armado y desarmado de los trenes.

En 1950 vivían en el pueblo de Mechita cerca de 5.000 personas, de las cuales unas 1.000 eran trabajadores ferroviarios. Hacia fines de siglo pasado, la actividad del taller comenzó a decrecer, ya que los trabajos fueron derivados a otros talleres. Desde 2011, el taller no tenía actividad y la extensa playa de maniobras se había convertido en un depósito de vagones y locomotoras en desuso.

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