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Cristina vice, ¿empuja o arrastra al mercado?

21 mayo de 2019

Por Matías Carugati Economista Jefe M&F Consultora

El hecho político de la semana fue la decisión de Cristina de postularse a vicepresidenta, dejando el primer lugar a su ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Desde el sábado hasta hoy proliferaron análisis de lo más variados respecto a esta definición. Trataremos en estas líneas de concentrarnos en lo financiero.

Estamos en medio de un contexto externo desfavorable (conflicto EE.UU.-China, Brexit y tensiones en Medio Oriente), con lo cual puede ser difícil disociar la dinámica local de la externa. Habrá que hilar fino en los números para encontrar evidencia a favor de cualquier hipótesis. Dicho esto, hay varias interpretaciones respecto a la jugada de Cristina.

La primera lectura es que la novedad es mala para el mercado porque el corrimiento hacia el centro de CFK aumenta sus chances de ganar las elecciones. Chances que ya venían elevadas, según las encuestas. El efecto de mercado para los que tienen esta mirada es negativo, porque en general los inversores temen el regreso del kirchnerismo a la Casa Rosada. Aunque el presidente sería Alberto Fernández, el verdadero poder lo tendría Cristina.

La lectura alternativa es que el corrimiento hacia el centro de Cristina y, sobre todo, el perfil más negociador y menos ideologizado de Alberto Fernández debería calmar a los inversores. Porque, si se da un eventual regreso a la Casa Rosada, el kirchnerismo sería más moderado que lo que temen. Un Gobierno más intervencionista que Cambiemos pero no tan radicalizado como el “kirchnerismo de antaño”, lo cual al mercado le resulta mejor que la alternativa de una versión recargada de Cristina.

Una tercera mirada, menos escuchada pero que algunos optimistas sostienen, es que el corrimiento de Cristina al segundo lugar del ticket presidencial es la admisión de que su situación electoral no es tan fuerte como se quiere hacer creer. Por lo que, una vez asimilado el shock de la novedad, el mercado podría recobrar algo de impulso (siempre y cuando las encuestas ayuden).

Estas miradas van a ir ganando o perdiendo peso según lo que suceda de ahora en más. De lo que digan, hagan y muestren en Unidad Ciudadana. Pero también de lo que ocurra con el resto de los espacios. Mueve primero Alternativa Federal, esta semana, con todas las miradas puestas sobre Sergio Massa. Luego viene el turno de Cambiemos, con la convención de la UCR prevista para el 27 de mayo. Mientras tanto, el gobierno afectará las condiciones estructurales a través de la política económica (siendo el control de la estabilidad cambiaria un aspecto clave).

De todos modos, me parece que a corto plazo primará la volatilidad. Si nos guiamos por la experiencia, el mercado financiero no es el “mejor lector” de los procesos y novedades políticas. Es posible que haya inversores que prefieran desligarse de activos argentinos por temor al riesgo que asumen, hasta tanto el panorama no esté más claro. Por eso se esperan unos días con volatilidad no sólo del dólar, sino también con los bonos y las acciones.

A medida que pase el tiempo, veremos qué es lo que finalmente ocurre. Qué es lo que pasa desde la política, que hoy está en el centro de atención y es la que genera las novedades, pero también que pasa con la economía. Y, sobre todo, qué ocurre con las encuestas. Al final del día, lo que importan son los votos. Sabemos que dos más dos no es igual a cuatro en política. La próxima ronda de encuestas promete acaparar tanta atención como las decisiones que tomen los principales actores políticos.

Para el día después del 10 de diciembre, el panorama sigue tan incierto como antes de esta novedad. El próximo presidente enfrentará una agenda repleta de desafíos, siendo uno de los más relevantes el de terminar de encarrilar una economía que no crece desde 2011 y que acumula más de una década con alta inflación. Tendrá que enfrentar problemas viejos (de la gestión “K”) y nuevos (de la gestión “M”). Cómo lo haga y con qué equipo lo haga no son detalles menores, pero es temprano para saber cuál es la estrategia cuando falta mucho para las elecciones primarias. Esa encuesta perfecta que puede aclarar (u oscurecer) el futuro del país.

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