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China, EE.UU. y el precio de la soja

La evolución de los precios de grano, aceite y harina de soja seguirá un rumbo incierto, con pocas perspectivas de una fuerte recuperación. Un factor fundamental es el conflicto entre ambas potencias y otro es el brote de una fiebre porcina que mató a millones de cerdos en China.

Héctor Rubini 09 mayo de 2019

Por Héctor Rubini Instituto de Investigación en Ciencias Económicas de la USAL

Los mercados externos no dejan de dar señales de preocupación. Justo en la semana en que parece calmarse la inquietud de los tenedores de deuda de Argentina y las expectativas en el mercado local de divisas, el conflicto entre China y EE.UU. derivó en una rápida caída del precio de los commodities.

Las perspectivas no son positivas. Los funcionarios de Beijing parecen dar a entender la aplicación de represalias (y no sólo comerciales) contra la suba de aranceles sobre las exportaciones chinas a EE.UU.

Los mensajes en Twitter de ayer del presidente Donald Trump dan por más que confirmada la suba de aranceles de 10% a 25% sobre importaciones chinas por U$S 200.000 millones. El domingo sugirió que a esto seguirá la aplicación de nuevos aranceles a otras importaciones desde China por unos U$S 325.000 millones adicionales, pero esto no fue mencionado en sus mensajes de ayer.

La guerra comercial parecía en vías de superarse la semana pasada, con trascendidos de una postura muy flexible por parte del Gobierno chino, pero en el fin de semana los funcionarios chinos mostraron una nueva actitud, con pedidos de sustanciales cambios todo el borrador preliminar para el acuerdo bilateral: un sorpresivo inventario de modificaciones a los siete capítulos del documento de 150 páginas que iba a ser la base del acuerdo bilateral. Fue esto, y no una “locura” de momento, lo que irritó a los funcionarios de Washington, y dio lugar a la dura réplica por Twitter de Trump el pasado domingo.

A su vez, varios asesores de la Casa Blanca han hecho circular un documento de 5 páginas que resume las diversas promesas que el Gobierno chino ha hecho a varios gobiernos estadounidenses y que no habría cumplido.

Los funcionarios chinos parecen alegar que dicho borrador contenía cláusulas conflictivas con leyes vigentes en China, y que en otros exigían cambios en cuerpos legales enteros absolutamente inviables. Por el lado estadounidense el argumento chino es inadmisible. ¿Recién después de más de 4 meses de negociaciones los funcionarios chinos se “dieron cuenta” de semejantes divergencias? A su vez, varias fuentes (y no solo estadounidenses) sostienen que también hay fuertes ruidos internos dentro del Partido Comunista de China: no son pocos los funcionarios con duras críticas al equipo negociador, al que lo perciben bastante “blando”, otorgando demasiadas concesiones a los EE.UU. a cambio de muy poco. Otros, en cambio, han tratado de dar difusión al endurecimiento chino a una decisión política del presidente Xi Jinping, aparentemente disconforme con otorgar concesiones a EE.UU.

Algunos observadores, como el ex jefe de la División China del FMI, Eswar Prasad, han sido categóricos: no habría margen ya para ningún acuerdo, y EE.UU. iniciaría mañana la profundización de la guerra comercial entre ambas potencias. En sus palabras: “Hay un enorme grado de desconfianza mutua”.

En el corto plazo, la agudización del conflicto va a perjudicar a la economía china, afectada ya por las subas de aranceles de los últimos dos años, pero también a la economía estadounidense, como lo reflejan las caídas en los precios de acciones de empresas cuyas cadenas de suministros y flujos descansan sobre un fuerte comercio intraindustrial entre unidades empresariales en ambos países.

Las exportaciones de productos primarios, y en particular de la soja estadounidense ha sido blanco de las represalias chinas, y esto no se revertirá al profundizarse el conflicto entre ambos países. La caída de la tonelada de la soja en Chicago a U$S 299 se explica tanto por este conflicto como por la mayor oferta actual proveniente de Brasil y Argentina, como por las perspectivas de aumento del área sembrada en EE.UU. La continuidad del conflicto es, por tanto, un factor bajista, con impacto inequívocamente negativo para los productores estadounidenses. La única esperanza para los productores de Brasil y Argentina, es un fuerte desvío de demanda para la soja de ambos países. Sin embargo, no habría grandes novedades para los productores de aceite y harina de soja. De hecho todavía esta en estudio en China la habilitación de cuotas para aceite de soja proveniente de nuestro país.

En definitiva, la evolución de los precios de grano, aceite y harina de soja, al igual de otros commodities, seguirá un rumbo por ahora incierto, pero con pocas perspectivas de una fuerte recuperación. Un factor fundamental es el conflicto entre ambas potencias y otro, el brote de una fiebre porcina incurable que ha matado a millones de cerdos en China, y que también contribuye a debilitar la demanda de soja y otros granos importados para elaborar alimentos balanceados en ese país.

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