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Regreso sin gloria de los controles de precios

Héctor Rubini 18 abril de 2019

Por Héctor Rubini Instituto de Investigación en Ciencias Económicas de la USAL

El Gobierno anunció un el congelamiento de los precios de 60 productos por seis meses y de algunas tarifas pública y servicios de transporte metropolitano (en todos los casos, los regulados por el Gobierno Nacional) hasta fin de año, y de servicios de telefonía por cinco meses. Se acompaña con unas pocas líneas de crédito subsidiado, un plan de pagos para deudas tributarias, la baja de la carga de retenciones a las exportaciones de pymes exportadoras y un decreto para regular góndolas de supermercados. El día anterior se anunció el congelamiento hasta fin de año de la amplia zona de no intervención cambiaria, con “no intervención” del BCRA bajo el piso de esa franja hasta fin de junio.

Según trascendió en los medios desde hace varios días las medidas anunciadas apuntan a reducir (no eliminar) la inflación a niveles en torno de una inflación mensual de 2%. Su factibilidad es más que dudosa. Si el objetivo real es alcanzarlo en los meses de mayor liquidación de divisas, incuba un atraso cambiario que conducirá a expectativas de más inflación y de salto del tipo de cambio para cuando se cumpla el semestre de vigencia de estos anuncios. O para cuando se reajusten las tarifas incorporando las subas suspendidas hasta fin de año. La calma inflacionaria deseada, en el mejor de los escenarios posibles, reduciría la inflación a niveles inferiores al 3% mensual entre junio y octubre.

Las medidas contradicen la prédica de la actual administración en comercio interior, focalizada en diferenciarse de las prácticas del ex secretario Guillermo Moreno, pero manteniendo regulaciones de precios en no pocos mercados: combustibles, electricidad, gas, agua, transporte de pasajeros en todas sus modalidades, peajes, medicina prepaga (desregulada recién este verano), TV por cable, telefonía fija y celular, abonos de Internet, cuota de colegios privados y universidades privadas. A esto se sumó el mantenimiento de varios de los criticados programas de la administración anterior como “Precios Cuidados”. Ahora es pieza esencial de los anuncios de ayer, a los que se sumará un decreto para regular góndolas de supermercados. Instrumento irrelevante a efectos de reducir o eliminar la inflación. El programa anunciado es, entonces, la directa adopción de varios instrumentos que fueron el foco de las críticas del Pro y de Cambiemos desde varios años atrás hasta hoy mismo.

Estos anuncios no tendrán gran efectividad sin nuevas medidas adicionales, ya que se limita sólo a 60 productos ofrecidos por 16 empresas. En no pocos casos, los precios de una amplia variedad de productos muestran desde los rumores de la semana pasada mayores remarcaciones de precios, y en no pocos casos signos de visible caída en la oferta. Los servicios con tarifas y precios “congelados” desde mayo, se han anticipado con fuertes subas hasta este mes. Otros precios como los de medicina prepaga seguirán su propia música. Pero el congelamiento de tarifas tendrá un aporte fundamental para desacelerar la inflación hasta fin de año. Un ancla que contribuye a calmar expectativas, pero con impacto limitado. El tipo de cambio se encuentra en la zona inferior de la banda cambiaria y en caso de sucesivas subas, puede presionar a la suba la inflación por su impacto en combustible y en todos aquellos con costos importados.

El efecto esperado es, de movida, incierto. Podría desacelerar la inflación en los próximos 60-90 días, pero exige que se revierta la caída en la oferta de bienes provocada por la restricción de liquidez forzada por el programa que el FMI aplica en nuestro país. Algo de dudosa factibilidad, al menos para este trimestre y el próximo.

La estabilidad presente y futura dependerá, entonces, del comportamiento de las expectativas. Expectativas que nunca fueron “dominadas” por las autoridades, y menos en este caso con la estrategia comunicacional para los anuncios de ayer: diseminar el archivo .pdf de las medidas por redes sociales, un video casero que descuida bastante la imagen del Presidente, y luego de varias horas de espera, las palabras de tres ministros visiblemente nerviosos y con muy poco para decir. Otro síntoma más de una estrategia continua y equivocada: carecer de un ministro de Economía, con real poder, un plan de verdad y un equipo económico organizado, creíble, y con efectivo control de la situación.

La respuesta del mercado no fue positiva: el dólar en los bancos tanto al mostrador como en transacciones electrónicas, subió entre las 11:00 y las 13:00 (los anuncios fueron poco antes de las 12:00), para cerrar levemente en baja después de la segunda licitación de dólares del Tesoro. Pero la prima de riesgo país (EMBI Argentina) subió desde el cierre al inicio de la jornada anterior (801 puntos básicos) a 835 puntos básicos, cerrando en 825 puntos básicos.

Reacción esperable ante anuncios de instrumentos parciales, que incentivan desabastecimiento, promueven mercados negros, y en los casos de los servicios regulados desplazan presiones inflacionarias al futuro.

La intención de proteger el ingreso de los más pobres es visible. Pero en economía, al igual que en el fútbol y otros deportes, los que mandan son los resultados. Y los resultados de los controles de precios en toda la Historia, no son para ilusionarse ni mucho menos. Se pueden tener las mejores intenciones, pero toda acción de política tiene consecuencias evitables y otras inevitables, y en el caso de los controles de precios, no hay nada nuevo bajo el sol.

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