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La economía de abril y mayo

Héctor Rubini 15 abril de 2019

Por Héctor Rubini  Instituto de Investigación en Ciencias Económicas de la USAL

La semana corta arranca con el inicio de las ventas diarias de U$S 60 millones reforzando la oferta de dólares gracias a la liquidación de las exportaciones del complejo oleaginoso. El tipo de cambio tal vez retroceda un poco hasta fin de mes, aunque nunca se sabe qué nueva sorpresa local o del exterior podría dar nuevas fuerzas a la demanda de dólares.

La suba de la tasa de las Leliq ha sido mantenida y sostenida (también por el FMI) como un arma con dos objetivos: bajar la inflación (no sólo la esperada) y desalentar la demanda de dólares. El resultado desde octubre hasta esta parte ha sido negativo: aun con crecimiento desestacionalizado cero de la base monetaria, y cumplimiento de metas de ajuste déficit primario cero, no ha contribuido al logro de ninguno de los dos objetivos. Más aún, su manejo muestra a una autoridad monetaria que no marca el sendero a seguir para recalcular proyecciones y reformular expectativas.

Si bien el FMI sigue aprobando el cumplimiento de las metas trimestrales acordadas, la inflación de enero y febrero superó lo esperado por la mayoría de las proyecciones. Nada indica que marzo haya cerrado con una inflación lejos del 4%, y abril tal vez recién muestre cierta baja, pero no muy significativa.

Las ventas de divisas de bancos oficiales y del FGS-Anses, más las ventas a futuro del BCRA no fueron suficientes para calmar la demanda de dólares. El BCRA aceptó pagar tasas cada vez mayores por las Leliq, hasta superar el 68% a fin de mes. La convocatoria a los bancos para subir las tasas de los depósitos ha tenido hasta ahora una respuesta positiva pero cauta, y frente a la mayor oferta de dólares, el tipo de cambio y las Leliq iniciaron un retroceso que debería fortalecerse en lo que resta del mes. Mucho margen no va a quedar para subir las tasas de los depósitos.

Luego, mayo

La incógnita mayor es mayo. Habrá, al igual que en este mes, suba de combustibles, fletes y precios mayoristas y minoristas. El acuerdo de precios que se anunciará esta semana debería aplacar la dinámica inflacionaria desde el próximo mes. Sin embargo, no todo el aumento de costos atado a la suba del dólar y del costo financiero se ha trasladado a precios, y las subas mayoristas no tienen nada que ver con acuerdos en el segmento minorista. La dinámica de la inflación difícilmente se desacople del impacto inercial de la suba del tipo de cambio, precios de combustibles, salarios y otros costos, salvo que se opte por una contracción monetaria abrupta y fuertemente recesiva. El mes próximo será crítico para lograr que la inflación descienda al menos a 3% mensual, y para calmar o exacerbar las expectativas inflacionarias antes de las PASO de agosto.

Por otro lado, los ruidos políticos siguen influyendo en la psicología de los mercados financieros. En el exterior las opciones sobre triunfo o no del oficialismo siguen atadas a la capacidad y/o voluntad de pago del Gobierno de Argentina a partir de 2020, y no se perfila todavía un escenario convincente de resultado electoral claramente definido.

La demanda de títulos públicos seguirá mostrando signos de inestabilidad, en particular en el exterior. No es claro, ex ante, qué podría hacer bajar el riesgo país a 600 puntos básicos o menos, pero sí es más que necesario que se revierta esa suba a más tardar en el mes próximo. Algo difícil, al menos hasta que en junio se anuncien y confirmen las candidaturas definitivas. Mientras tanto, la incertidumbre política no se despeja, y sin un programa de estabilización de shock, es imposible revertir en el corto plazo el actual escenario de estanflación y dolarización de ahorros.

La apuesta del FMI y de las autoridades es que la recesión inducida por la suba de tasas de interés estabilice expectativas y elimine la inflación inercial. Algo no factible en el corto plazo. Además, para el mes próximo se celebran elecciones a gobernador de la provincia de Córdoba, distrito decisivo para la victoria de Cambiemos en el balotaje de 2015. Un resultado que puede tener impacto tanto en las expectativas de los inversores como de los votantes.

Lo que resta de abril debería, entonces, mostrar signos de alivio, pero mayo puede ser  decisivo, tanto para el calendario electoral como para el futuro sendero de la inflación, el riesgo país, el tipo de cambio y las tasas de interés.

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