RTD y El Economista presentan hoy un análisis sobre las percepciones económicas de la población. En primer lugar, el 65% dijo que votará por el rumbo económico que propongan los candidatos y solo 21% por el rumbo político. Es decir, prima el “voto bolsillo”.
Es algo que el Gobierno parece haber incorporado con las últimas medidas de “alivio” económico. El “voto político”, o institucional, por otro lado, parece tener un “appeal” menos convocante, y decreciente en un contexto de crisis económica. La Casa Rosada enfrenta allí un problema obvio. Consultados sobre el plan económico general del Gobierno, prima el rechazo: el 65% respondió que el plan está errado y solo ahondará la crisis mientras que apenas 22% lo ponderó como correcto y juzgó que pronto dará sus frutos. Ese 22% es un número similar a la valoración positiva que tiene la aprobación de Macri.
El 24% cree que el país estará mejor en 12 meses; 19%, igual y 42% piensa que estará peor
A la vez, indagados sobre la idea de que Argentina vivió por encima de sus posibilidades y debe ajustar sus niveles de gasto público, se observa una mayor aceptación: 21% está muy de acuerdo y 16% bastante de acuerdo. Esas cifras van en ascenso a medida que sube el nivel de instrucción de los encuestados y se arrima a 50% entre los universitarios, pero es un universo casi marginal en Argentina. En suma, el Gobierno tiene un problema con la economía y, dada su incidencia electoral, necesitará algún mejora en ese frente (todos los cañones apuntan a la inflación hoy) para recomponer su competitividad electoral.
