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Apuntes tras un día de nervios

Tanto el dólar como el riesgo país (945 puntos básicos) pegaron un salto ayer y, más allá de que las monedas de los emergentes se movieron casi todas para el mismo lado, el peso lideró las pérdidas y la dinámica de la prima de riesgo local estuvo desacoplada una vez más.

25 abril de 2019

Por Matías Carugati Economista Jefe M&F Consultora

El mercado vivió ayer un ataque de nervios

Tanto el dólar ($43,95 el mayorista) como el riesgo país (945 puntos básicos) pegaron un buen salto. Es cierto que las monedas de los emergentes ayer se movieron casi todas para el mismo lado, pero la depreciación del peso argentino fue superior. Y la dinámica de la prima de riesgo local estuvo desacoplada respecto a otros países. Las señales apuntan a una explicación basada más en factores internos que externos.

La política metió la cola

Desde hace ya algunas semanas las encuestas venían mostrando una pelea bastante cerrada entre Cambiemos y CFK, con lo cual el escenario electoral estaba descontado por el mercado. Y el deterioro económico es demasiado evidente como para aportar nueva información, más allá de la lectura que se haga de las últimas medidas de Gobierno. ¿Giro pragmático o manotazos de ahogado? Hubo dos novedades que pueden haber funcionado como “eventos coordinadores”. Por un lado, la encuesta de Isonomía (empresa muy ligada con la Casa Rosada) que mostró a Cristina con una clara ventaja en segunda vuelta. Por otro lado, la novedad de que la expresidenta publicará un libro. No preocupa tanto por los contenidos, sino porque se lo interpreta como una señal de que está dispuesta a competir en las elecciones.

Cristina competitiva, ¿realmente sorprende?

Los analistas políticos (y varios economistas) venían advirtiendo que ella tenía todos los incentivos a participar de las próximas elecciones y que el panorama para el Gobierno venía complicándose de la mano de la macro. La opinión entre fondos de inversión no parecía ser la misma, como bien reflejó una encuesta realizada por Elypsis. Un porcentaje importante de los fondos de inversión pensaba que Cristina no sería candidata. Los hechos mencionados previamente elevaron por dos vías (candidatura más probable y competitiva) la probabilidad de un regreso kirchnerista a la Casa Rosada, derivando en ajuste de portafolios para inversores “desprevenidos”.

¿A qué le temen un inversor?

A pesar de que el proceso de corrección de desequilibrios está en marcha, el futuro del país después de las elecciones será desafiante. Bajo crecimiento, alta inflación, pesado servicio de deuda y una sociedad fragmentada (por la política, pero también por la economía) son algunas de las cuestiones que tendrá que resolver el que gobierne el país a partir de diciembre. Son demasiados frentes abiertos que se traducen en mayor riesgo país, potenciado para los inversores si Cristina vuelve al poder. Puntualmente, lo que más temen es que se produzca un nuevo incumplimiento en el pago de la deuda pública.

El mercado se adelanta

No hace falta esperar a que llegue el 10 de diciembre para ver cómo reaccionarían los inversores frente al regreso del kirchnerismo al poder (o, por caso, un futuro Gobierno que se encamine al default). Lo estamos viendo ahora mismo. Frente al temor de una nueva cesación de pagos, se venden bonos argentinos, deprimiendo su precio y empujando el riesgo país. Con la particularidad de que están sufriendo más los bonos con vencimiento a más corto plazo. No casualmente, aquellos que hay que pagar cuando se terminen los desembolsos del préstamo del FMI. También vemos presiones sobre el mercado de cambios porque quienes venden bonos prefieren dolarizarse. Comportamiento que sería más común entre fondos de inversión extranjeros, que buscan reducir su exposición al riesgo local.

Pensando escenarios alternativos

Aún si la probabilidad de victoria electoral del kirchnerismo es baja (más allá de lo que indiquen las encuestas), los inversores creen que el daño que ocasionaría dicho resultado sería muy alto (más allá de lo que objetivamente pudiera suceder). Entonces, cambios en el balance de probabilidades tienen fuerte impacto sobre el precio de los activos financieros. Esta dinámica se puede intensificar si la situación política de Cambiemos se sigue deteriorando, lo cual, a su vez, depende del éxito de la política económica en estabilizar la macro. Existe un círculo que se retroalimenta por las interacciones entre el mercado financiero, el cambiario, la economía real y la política.

Todos los caminos conducen a Reconquista

La condición necesaria (pero no suficiente) para que la economía mejore es la estabilidad cambiaria. El BCRA tiene casi US$ 73.000 millones de reservas (en realidad, menos porque hay una parte que no son propias sino presadas), pero no las puede usar hasta que el dólar no llegue a los $ 51,45. El problema es que hasta que se habilite la intervención, el dólar tiene que subir casi 18% más. O sea, el BCRA tiene el camión hidrante con agua pero no puede usarlo hasta que el fuego sea muy fuerte. Y una vez que le permitan apagar el fuego, sólo puede usar baldes de agua.

La credibilidad de una regla no sirve si no tiene flexibilidad suficiente para las contingencias

Tal como se alertó en otras ocasiones, el esquema no cierra cuando los shocks empujan al “equilibrio malo”. Intervenir cuando el dólar llegue a $ 51,45 (aun si es una intervención limitada) puede ser demasiado tarde. El impacto de una depreciación abrupta sobre los precios y el nivel de actividad podrían terminar de descarrilar la macro, sepultando las chances electorales del Gobierno. Los hechos de marzo son un buen reflejo de lo que podría volver a suceder. ¿Habrá modificaciones en el esquema cambiario (acordado con el FMI o de forma unilateral -como hizo Luis Caputo-)? Especulaciones, por ahora, aunque cierto nivel de intervención dentro de la banda podría ser útil para reducir la volatilidad cambiaria.

Mientras tanto, los inversores miran de reojo

El mercado de futuros muestra que el techo de la zona de no intervención no estaría funcionando como ancla. Los contratos pactados hasta julio aún muestran precios por debajo del límite superior, aunque desde agosto en adelante lo superan. Esto refleja que hay inversores apostando a que el dólar terminará por encima del nivel que el BCRA quiere marcar como referencia. Algo va a tener que ceder.

El dato: 1,55

Fue un día negro para el mercado local”. Así lo resumió, con buen tino, el Grupo SBS. La Bolsa porteña cayó 3,82% con $965 millones negociados (la baja sería mayor de no haber sido por la suba del tipo de cambio, ya que los ADR que cotizan en Nueva York se desplomaron un 10% en promedio). Lo peor del día localmente pasó por TXAR, FRAN, BYMA, que cayeron 8,20%, 7,30% y 7,22% respectivamente. Los bonos en dólares tuvieron su peor jornada en años, viéndose caídas de entre 6% y 8% en los bonos cortos ley local (AO20 y AY24), en tanto el tramo ley extranjera cayó entre US$ 2 y US$ 3. El CDS a 5 años cerró en nada menos que 1.242 puntos, quebrando la zona de 1.000 unidades por primera vez en cinco años. “¿Esto habrá disparado órdenes stop-loss?”, se preguntó SBS. En el tramo en pesos las caídas promediaron 3%, no apareciendo por lo pronto la demanda ni de floaters ni de ajustables por CER. Las Lecap operaron en tasas del 58% promedio para el tramo medio y del 70% promedio para el tramo más largo. Finalmente, el dólar operó tomador toda la rueda, subiendo $1,55 para  cerrar en $43,95, casi el máximo del día. Operando en un rango intra-day de $42,69- $43,98, se transaron US$ 543 millones spot en MAE.

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