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Antonietti: “Nos toca competir contra aviones importados que son chatarra de cincuenta años”

10 abril de 2019

Entrevista a Carlos Antonietti Presidente de Petrel Por Enrique Pizarro

En 2005, dos pilotos retirados y un ingeniero se unieron con la idea de fabricar aviones de instrucción. Con fondos propios, llevaron adelante su emprendimiento, bautizado como Petrel, y dos años después el modelo fabricado fue oficialmente certificado para ese fin. Se trata de aviones pequeños y livianos, de bajo costo, que son conformados en 70% por componentes nacionales y son fabricados en su planta ubicada en la localidad de Gowland, en la provincia de Buenos Aires, por sólo doce empleados en total, entre ingenieros, mecánicos y demás operarios.

En diálogo con El Economista, el presidente de la compañía, Carlos Antonietti, un ex piloto de la Fuerza Aérea Argentina y veterano de la Guerra de las Malvinas, asegura que tiene 30 aviones pedidos de diferentes países de Centro y Sudamérica, pero se enfrenta con la complejidad de no poder producirlos por la falta de financiación, y que está en negociaciones con el Gobierno para prefinanciar la exportación.

¿Cómo es el avión que ustedes fabrican?

El Petrel fue construido pensando en hacerlo lo más económico posible para hacer barata la instrucción. Es de dos plazas, vuela hasta 5.000 metros de altura a una velocidad de 160 km/h y con un alcance de cinco horas de vuelo. Tenemos dos modelos, uno VLA (Very Light Aircraft, en español: aeronave muy liviana) y otro LSA (Light Sport Aircraft, en español: aeronave deportiva liviana). Son iguales en estructura pero con diferentes motores y diferente aviónica. Es un avión que está sobredimensionado para lo que está certificado. Es decir, este avión tranquilamente podría ser acrobático, hacer trabajo aéreo o muchas cosas más.

¿Piensan configurarlo para otros fines, además de la enseñanza?

Tenemos asociación con una empresa norteamericana que fabrica sensores electro??pticos e infrarrojos y representamos a otra compañía que fabrica sistemas de comunicaciones, y con ellos diseñamos el Petrel multipropósito para vigilancia. Le pusimos al avión un sistema que emite pulsos que pegan en el suelo, en un árbol o en una casa y forman una “nube de puntos”, que se procesa en una computadora y esto sirve para monitorear la frontera. Los datos e imágenes pueden ser transmitidos en directo y en alta definición a un smartphone en la otra punta del país.

¿Cuántos aviones han vendido?

Desde que empezó la empresa se han vendido veinte aviones. Los años del kirchnerismo fueron durísimos. La venta empezó a moverse en los últimos seis meses. Lo que ocurre es que no tenemos financiación para producirlos. Fabricamos a pedido porque no tenemos capacidad financiera. No nos subsidia el Estado, como en otros países. Tenemos que lograr una inversión importante y la estamos buscando por el mundo, porque hoy acá no se puede.

¿Tienen competencia local?

En la Argentina somos la única fábrica de aviones de instrucción habilitados internacionalmente para esto. La competencia que tenemos es con la importación de aviones. Entran aviones de cuarenta o cincuenta años, que los venden muy baratos porque están fundidos. Que entren aviones, pero que sean nuevos o con máximo diez años de antigüedad. Estamos compitiendo contra chatarra vieja que vale la mitad de nuestro precio.

¿Han tenido incentivos de los gobiernos, ya sea del actual o del anterior?

No, ninguno. Al contrario, lo que hemos tenido es desincentivos. Durante el kirchnerismo no se podían importar los instrumentos. Y el año pasado presenté dieciséis pedidos de audiencia a distintas autoridades, como al Ministerio de Defensa, al Ministerio de Producción, al Ministerio de Seguridad, y nunca me contestaron. Si en algún momento el Gobierno se da cuenta de la importancia que tiene la tecnología y de que debe promoverla, creo que vamos a mejorar nuestro producto y vamos a poder ser más competitivos.

¿Qué medidas le pediría al Gobierno?

Además de un mayor control a las importaciones de aviones, menor burocracia para importar los componentes y reducir los impuestos de esos instrumentos importados. El precio del avión ha incrementado 25% por los impuestos internos que pagamos. Es increíble, pagan menos impuestos los que importan un avión, que nosotros que lo fabricamos.

Pasando al plano país, ¿qué cree que debe implementar el Gobierno para impulsar el crecimiento?

Educar en la cultura del trabajo y de la integridad como persona. Nos hicieron creer durante muchos años que no hace falta esforzarse, que el Gobierno te tiene que dar todo. Estoy convencido de que no hay nada sin esfuerzo. El Gobierno puede tomar todas las medidas que tome, pero si no cambiamos la educación, o sea, que los maestros en lugar de hacer huelga, trabajen; que los profesores en lugar de hacer política en las universidades, den clases; que los empresarios no reciban un crédito por ser amigos o por dar una dádiva, sino porque lo merezcan; si no cambiamos eso, somos inviables como sociedad. Vamos a pasar toda nuestra vida quejándonos de nuestra suerte.

En medio de tanta incertidumbre por la que atravesamos este año, ¿qué expectativas tiene sobre el rumbo del país?

Yo creo que el Gobierno va a ganar las elecciones y creo que debe ganarlas para mantener un rumbo e intentar cambiar el paradigma de la sociedad, donde la corrupción sea condenada y sea mal vista socialmente. Y a mí me parece que este Gobierno está haciendo un buen trabajo en ese sentido, y eso lleva tiempo. Mucha gente lo va a votar a disgusto pero no hay opciones, porque la izquierda no es opción. El cinismo de hablar por el pueblo y robarse todo lo tuvimos con los Kirchner, que eran “nacional y popular”, abrazados con toda la izquierda y se robaron todo.

El problema que enfrenta el Gobierno en las elecciones son los números de la economía. ¿Ve pronta recuperación?

Estoy convencido de que la economía se va a recuperar. Creo que va a haber un progreso lento, paulatino, pero sostenido de la economía desde mitad de año en adelante. Ya se están viendo algunos resultados y creo que con el paso del tiempo eso va a ser aún mayor. Si el Gobierno mantiene la meta de déficit fiscal cero, transparencia y honestidad, el crecimiento será sostenido. Yo creo en la honestidad y el trabajo del Presidente, aunque lamentablemente algunos de sus ministros no nos ayudan a nosotros como industria.

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