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¿Y los valores dónde están, los podremos encontrar?

28 marzo de 2019

Por Ruth Remesnitzky Lazos Comerciales

 

No estamos hablando de cheques, acciones, ni pagarés, sino de los valores humanos que permiten que una sociedad pueda crecer y aspire a construir un país confiable y próspero sobre bases sólidas.

Los valores de las personas se expresan mediante sus creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de valor y acciones.

¿Qué nos está pasando como sociedad que nos asombramos cuando nos encontramos con virtudes como honorabilidad, gratitud, lealtad, optimismo, justicia, modestia, respeto, perseverancia, solidaridad, tolerancia, bondad, generosidad, cooperación, unidad, compasión, amabilidad, confianza, paciencia, calma, consideración, buen humor, entusiasmo, alegría, autodisciplina, determinación, excelencia y demás?

Habitualmente cuando nos relacionamos personalmente, laboralmente y/o comercialmente, la pregunta que surge con naturalidad es si conocés a alguien de confianza para recomendar. Recomendación? esa palabra tan valiosa de alivio que permite que uno se relaje moderadamente y confíe en la persona que se vincula.

Actualmente estamos trabajando con diversos clientes, en la certificación por valores de las empresas, donde sus empleados, clientes y proveedores son protagonistas en  construir y reforzar sus virtudes cotidianas.

Los resultados han sido espectaculares, porque desaparecen los dobles discursos, los ases en la manga, la comercialización sanguinaria, los climas hostiles y nacen relacionamientos basados en la cooperación y confianza que permiten construir vínculos saludables a largo plazo.

Algunas opiniones fueron.

Me siento orgullosa de trabajar en una empresa que priorice los valores y eso refuerza mi sentido de pertenencia.

Ser empresario en este contexto es realmente agotador, el cambio comienza de adentro hacia afuera, teniendo la certeza que uno da lo mejor de sí mismo se contagia esa actitud.

Brindar servicios a esta Pyme me da confianza, porque compartimos una base sólida que definimos juntos, y eso es impagable.

Los invito a reflexionar para que todos construyamos el país que deseamos ver. La responsabilidad está dentro de cada uno de nosotros, en cada elección interna y externa.

Para que esto suceda hay requisitos fundamentales como humanidad, integridad y coherencia. Humanidad es ser capaz de manifestar los valores que nos permiten de concretar la autorrealización en pos de un mundo mejor. Integridad se refiere a evolucionar en todos los aspectos (físico, cognitivo, emocional, intuitivo, social y espiritual) mientras que coherencia es pensar, sentir y accionar en la misma dirección (por ejemplo, digo que quiero trabajar en una empresa, pero siento que no me gusta, y acciono para buscar otro trabajo o independizarme).

Las generaciones Z (nacidos a partir del 2000) y los milennials  (nacidos entre 1980 y 1999) lo comprenden y aplican con rapidez, estudiando y concretando proyectos que los identifican, motivan y van alineados con los valores. Les resulta más fácil confiar y armar equipos que vayan en la misma dirección, donde todos son parte de algo más grande.

Conversando con un cliente que maneja una compañía de software nos comentaba: “Los paradigmas cambiaron y para eso los equipos sólidos, donde todos podamos confiar y apoyarnos, es fundamental dado el dinamismo del mercado y porque cualquier empresa queda obsoleta enseguida”.

Tenemos “el poder de crear lo que creemos”, y si todos como sociedad somos exigentes en los valores que tenemos y que nos rodean, podremos construir una Argentina con futuro.

El desafío es ser lo que queremos ver en el prójimo, y quizás algún día las personas que nos gobiernan reflejen esos mismos valores y virtudes que tenemos.

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