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¿Lo peor ya pasó? (versión global)

La desaceleración de la economía se hizo sentir con fuerza en el arranque del año.

18 marzo de 2019

Por Juan Radonjic 

Antes situaciones económicas complejas, a los gobiernos les gusta vender esperanza y se apuran a anunciar que lo peor quedó atrás. Aunque esos pronósticos, con mucha carga de ansiedad, en más de una oportunidad no son convalidados por la realidad. Ahora vuelven a darse las condiciones para reiterar esa proyección.

En el primer trimestre del año las principales economías del mundo se están desacelerando. Según los analistas privados, Estados Unidos crecería entre 1,1% y 1,3% en el primer cuarto de 2019 luego de haberlo hecho al 2,6% en los últimos tres meses de 2018. El Banco Central Europeo recortó su proyección de crecimiento para este año que ahora estima apenas por encima del 1%. Y en el caso de China, acaba de informarse que la producción industrial tuvo una expansión interanual de 5,3% en el primer bimestre, mientras que en diciembre había sido de 5,7%. Las autoridades chinas admiten que el PIB crecerá entre 6% y 6,5% en 2019, algo menos del 6,6% del año pasado.

También la OCDE corrigió a la baja su pronóstico de crecimiento para la economía global que pasó de 3,5% a 3,3%.

Los motivos que explicarían este deterioro de las perspectivas económicas son los conflictos comerciales aún no resueltos ente Estados Unidos y China, el ajuste monetario por parte de la Reserva Federal y las crisis en los mercados emergentes.

Pero en la medida que esos factores se vayan revirtiendo, la economía global podría terminar el año con un mayor ritmo de actividad que al comienzo, y de esa manera, el primer trimestre sería el peor de los cuatro. Y hay en marcha distintas iniciativas para que así sea porque los gobiernos y los bancos centrales reaccionan cuando las condiciones económicas se deterioran.

La Fed entró en modo pausa con la suba de las tasas de interés. Si llega a haber una este año, no será antes de septiembre. A su vez, el BCE adelantó que en septiembre volverán los estímulos monetarios para intentar reactivar la economía.

Además, es muy probable que a fines de abril Washington y Pekín firmen un acuerdo para dejar atrás sus diferencias lo que le podría dar un nuevo impulso al comercio mundial. Por su parte, China puso en marcha una reducción de impuestos y facilidades crediticias para sostener la actividad.

Finalmente, en un escenario de tasas estables y dólar relativamente quieto, los países emergentes deberían ir mejorando y dejar de ser un motivo de preocupación

En ese contexto, hay motivos suficientes para sostener, una vez más, que la segunda parte del año será mejor que la primera en términos de actividad global. También ayudará que, más allá de la desaceleración económica, los mercados de trabajo tanto en Estados Unidos como en Europa han mantenido su fortaleza, lo que crea las condiciones para que el consumo se sostenga.

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