El Indice de Precios al Consumidor en Estados Unidos subió 0,2% en febrero por el impulso de los alimentos y la energía. En el acumulado de doce meses hasta febrero, el incremento fue de 1,5%, el registro anual más bajo desde septiembre de 2016.
La inflación núcleo, que excluye a los rubros más volátiles, mostró un aumento de 0,1% en febrero y de 2,1% en los últimos doce meses. También se informó que hubo una mejora real en los ingresos de 1,9% desde febrero de 2018.
Un factor que contribuye a moderar la suba de precios es la fortaleza del dólar, que en el último año subió 8% contra una canasta de monedas, porque abarata los productos importados para el consumidor estadounidense. La revaluación del dólar es producto del mejor desempeño de la economía de Estados Unidos con relación a la de los otros países desarrollados y a tasas de interés más altas y ambos factores seguirán presentes por un tiempo.
A su vez, el índice de precios de los gastos en consumos personales, que es la medida de inflación que toma en cuenta la Reserva Federal para definir su política monetaria, anotó una suba anual de 1,7% en diciembre que es el último dato disponible. En este marco, la Fed no subirá la tasa de interés en los próximos meses porque su meta de inflación es de 2%.
De todas maneras, algunos analistas no descartan que la baja tasa de desempleo, sumada a una mejora de los ingresos, comience a ejercer presión sobre los precios en algún momento.
Pero, por ahora, Jerome Powell tiene mucho margen para no hacer cambios en la política monetaria.
Impacto global
La moderación de la inflación en Estados Unidos es una buena noticia para los países emergentes porque significa que la Fed no subirá las tasas y por lo tanto no aumentará el peso de las deudas, habrá más capitales disponibles para otros mercados y el dólar no subirá mucho más de lo que ya lo hizo.
