“Podrá tratar de seguir luchando pero, personalmente, creo que está demasiado dañado”, dijo ayer el periodista canadiense Ezra Levante. “Está irreparablemente dañado”, agregó. Hablaba de Justin Trudeau, el primer ministro de Canadá. Por el momento, cuanto menos.
Ayer, la exfiscal general de Canadá, Jody Wilson-Raybould, declaró ante el Parlamento, con lujo de detalles, que Trudeau y su equipo le pidieron que no procediera su investigación criminal contra una empresa (SNC-Lavalin). La llamaron, se reunieron e hicieron de todo, pero ella no bajó su investigación y Trudeau decidió despedirla. Ella contó todo ayer en el Parlamento y puso la promisoria carrera de Trudeu, uno de los estandartes con Emmanuel Macron del liberalismo progresista global, contra la pared.
