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El calendario electoral le pone pimienta al mercado

Se esperaba que enero tuviera una inflación del 2,5%, pero el Indec dijo que fue de 2,9%. Con eso, el BCRA siguió bajando las tasas, pero más lentamente. El dólar está firme en el exterior y se mantiene errático en el mercado local. Hubo alivio porque los bonos y las acciones locales volvieron a subir.

18 febrero de 2019

Por Luis Varela 

Como si se tratara de un disco rayado, la historia vuelve a repetirse. Una parte de la población llevó a Mauricio Macri a la Casa Rosada para que baje el gasto público y libere a la economía privada, creadora de riqueza, pero pasaron tres años, el gasto público intenta ser compensado con más impuestos para los privados, y el embrollo económico argentino sigue intacto, como si se tratara de un perro que intenta morderse la cola.

Los genios de las finanzas creyeron que poniendo las tasas de interés en las nubes y sacando los pesos del mercado iban a terminar con la inflación, pero mientras con la mano derecha estrujaban a la economía real, que comenzó a cerrar empresas y dejar trabajadores sin empleo, la mano izquierda subía las tarifas y enfrentaba los reclamos de aumentos salariales, con todos intentando no quedar descolocados

Con todo eso, se repiten una vez más los desequilibrios históricos argentinos. La inflación de enero (2,9% mensual a nivel país y 3,8% a nivel Ciudad de Buenos Aires), nos colocó en la inflación anual más alta en 27 años. Y en pleno fulgor de los precios, anuncian que la suba del gas será del 30%, que aumenta el precio de los viajes en colectivos, subtes y trenes.

Y por supuesto, el mercado hace las cuentas y empieza a reaccionar. ¿Quién le ganó a la inflación el mes pasado? La Bolsa de Buenos Aires fue, sin dudas, lo que mejor funcionó: el índice Merval de papeles líderes pegó en enero un salto del 30% medida en dólar blue, del 22% medida en dólar oficial y del 20% medida en pesos.

El dato. 20% fue lo que subió la Bolsa de Buenos Aires en pesos en enero. En dólares creció 30%. Fue la mejor inversión durante un mes con una tasa de inflación más alta de la que se esperaba.

Por supuesto ese fue un promedio, ya que arriba de todo hubo papeles que descollaron, como la acción del Grupo Financiero Galicia que subió 32,2% medida en pesos, o Petrolera del Conosur que aumentó 32,1% o Banco Macro que trepó 31,1%. Bastante más abajo aparecieron los bonos, que ganaron en promedio 3,3%, con algunos exponentes que también se despegaron, como el bono PARP subió que 18,1% en enero, el TC21 que avanzó 15,5% y el PR13 que se elevó 13,9%. Y detrás de las acciones y los bonos, todavía por arriba de la inflación, pero con una ventaja muy finita, estuvo la tasa de interés: la tasa máxima de plazos fijos pagó 3,3% mensual y la tasa mínima de plazos fijos dio 3,1%.

Todo lo demás quedó abajo del agua. El mes pasado el dólar oficial se mantuvo quieto, el dólar blue bajó 0,1%, el euro oficial declinó 1%, el bono BDC19 achicó 5,3%, el euro blue cayó 7%, el bono BPLE descendió 8,6% y hubo un desplome en tres acciones sobre todo: Caputo perdió 11,8%, Grimoldi descendió 16,4% y Colorín se esfumó nada menos que 29,2%.

Hasta diciembre el equipo económico de Macri tenía un plan bien trazado, cronometrado. Bajarían las tasas de interés de manera gradual, mantendrían al dólar bajo control, la confianza volvería, la actividad económica mejoraría y el país llegaría a la elección de octubre pletórico de sonrisas y con la reelección de Macri asegurada.

Sin embargo, la sábana, además de corta, empezó a mostrar sus agujeros. El daño hecho por las tasas (con 120% por el costo de los créditos y 150% por los pagos con tarjeta) empezó a destruir empresas y a dejar a cientos de trabajadores sin empleo. Eso hizo que el BCRA rotara el joystick: pasó las tasas desde una posición ultra positiva a un rendimiento apenas superior a la inflación estimada. Las Leliq, que pagaban 74%, fueron bajadas al 43,9% anual y restringidas en parte para los bancos. Y las tasas de los plazos fijos, que pagaban 52-58% anual, se agacharon hasta 34% por plazos fijos chicos y 37% por plazos fijos grandes.

¿Qué ocurrió con el mercado ante semejante movimiento? La liberación de los pesos por la limitación en las Leliq le cambió la dirección a la inflación. El índice mensual del Indec venía bajando: 6,5% en septiembre, 5,4% en octubre, 3,2% en noviembre y 2,6% en diciembre. Pero enero dio 2,9%, con una nueva suba, y la fiesta se transformó en preocupación.

El índice Merval, que subía hasta las estrellas, tocó un máximo de 37.835 puntos y desde ahí retrocedió hasta 37.474. Los títulos públicos argentinos también pegaron la vuelta: el índice MAE achicó de 181,15 a 178,71. Y el riesgo país, que había hervido hasta 829 puntos a fines de diciembre y bajado hasta 635 puntos hace diez días, vuelve a trepar insistentemen

te, colocándose en el último dato en 689 puntos.

Y obviamente, el cimbronazo también se sintió en el mercado cambiario. El dólar minorista subió 3,2% hasta $ 39,53, y el blue tuvo un alza del 3,3%, hasta $ 38,75. Pero el que más lo sintió fue el dólar mayorista, que se volvió a meter en la zona de no intervención. El 5 de febrero el mayorista cotizó a $ 37,20, 80 centavos por debajo del piso de la banda, y este viernes cotizó a $ 38,62, 35 centavos arriba del piso de la banda. O sea, en diez días corridos, o en 8 ruedas hábiles con negocios, el dólar mayorista subió casi 4%.

A partir de hoy el mercado juega otra película. La base de la pelea está planteada en lo que hará la manada de inversores que está colocada en tasa de interés en pesos. Se sabe, el stock de depósitos en pesos es enorme, y todos piensan sacarle el jugo a la tasa en pesos, y pasarse al dólar un ratito antes de la elección de octubre. El gran tema es saber cuándo se hará ese movimiento. Muchos creen que, si esa movida se concreta, se hará en mayo o junio.

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