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Creatividad para bajar la inflación

Con el nivel de actividad ya “jugado”, el Gobierno necesita mejoras en el frente inflacionario

28 febrero de 2019

El Gobierno enfrentará las elecciones con condiciones económicas adversas y, por lo tanto, su apuesta es que los ciudadanos también evalúen otros temas a la hora de definir su voto. La cuestión identitaria pesa, más aún en épocas de alta polarización política y Cambiemos confía en que su núcleo duro de votantes lo va a acompañar para evitar el retorno del kirchnerismo, aunque la economía se haya deteriorado. Pero, en caso de una mayor complicación de la economía, esa estrategia puede correr riesgo.

Para las primarias faltan poco más de cinco meses y la posibilidad de reversión del actual cuadro económico son mínimas si el Gobierno no intenta algunos cambios. Si bien las elecciones generales se realizaron en octubre, los antecedentes muestran que las primarias marcan tendencias que luego se amplían porque se suele premiar a los ganadores y castigar a los perdedores de esa instancia. Por ahora, la apuesta es contener al dólar para lograr un doble efecto: transmitir la sensación de que el Gobierno controla la situación y evitar una aceleración inflacionaria. No hay mucho más.

Ya no hay tiempo para una mejora en el nivel de actividad que sea perceptible por la sociedad ni para lograr avances en la generación de empleo antes de agosto. Tampoco para una mejora de los ingresos. Se suponía que las jubilaciones ajustadas por la inflación, que tendrán un incremento de 11,83% en marzo, le ganarían por amplio margen a la suba de precios, pero no será así. A su vez, en las negociaciones salariales, lo gremios buscarán ganarle a la inflación. ¿Pero cuántas empresas están en condiciones de pagar aumentos de más de 32% en un contexto de caída de ventas, crédito caro (cuando no inexistente) y fuerte presión tributaria?

Por ese motivo, la gran apuesta del Gobierno en términos económicos, una vez más, es poder mostrar una tendencia declinante en el frente inflacionario. A diferencia de enero y febrero, marzo podría registrar una tasa más baja que el mes anterior, aunque todavía será alta.

Pero con las herramientas que está utilizando el Gobierno la baja de la tasa de inflación puede ser muy lenta. Un dólar controlado y la caída del consumo no alcanzan si, por otro lado, aumentan las tarifas y no hay ninguna iniciativa destinada a enfrentar la inercia inflacionaria como tuvieron todos los planes que en el pasado buscaron moderar la suba de precios.

Siendo que moderar la suba de la tasa de inflación es la mayor conquista que el Gobierno podría exhibir antes de las elecciones, está haciendo poco por lograrla. Y tal vez deba recurrir para ello a un poco de creatividad en su estrategia económica para atenuar la inercia inflacionaria porque, de lo contario, la baja de la inflación puede ser muy lenta y temporalmente incompatible con las necesidades electorales del Gobierno.

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