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Diciembre trae algo de alivio y la inflación sería de 2,5%

05 diciembre de 2018

Por Paula Etcheberry 

Lo peor ya pasó. O, cuanto menos, es lo que señalan las consultoras privadas con respecto a la inflación. Luego del pico de septiembre (6,5%) y octubre (5,4%), las consultoras proyectan para noviembre una suba de precios entre 2,5% y 2,9%. Y esperan que este mes continúe la desaceleración de la espiral inflacionaria. La expectativa es que en el último mes del año los precios, por fin, comiencen a ceder, gracias a la estabilización del dólar y las políticas monetarias restrictivas del BCRA. Si puede prolongarse o no esta baja en la inflación en 2019, aún es una incógnita.

“Si no ocurre nada raro, en diciembre deberíamos ver una inflación un poco más baja, de entre 2% y 2,5%”, dice Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit.

“Para diciembre estamos viendo una inflación que se mantendría en los niveles de noviembre o incluso un poco por abajo. No hay grandes aumentos previstos. Solo hay un aumento en prepaga y otro en subtes, que solo afecta a la ciudad”, coincide el economista Martín Vauthier, de la consultora EcoGo.

A grandes rasgos, es similar al Relevamiento de Expectativas del Mercado del BCRA (ver abajo), que muestra una inflación esperada de 2,7% para diciembre. Y para los primeros meses de 2019, estima 2,5% (enero) y 2,3% (febrero y marzo).

Las razones principales de la merma de la inflación, son la estabilidad del dólar y las políticas monetarias que implementó el BCRA, desde la llegada de Guido Sandleris. “En el fondo, la estabilización del dólar es producto de la política monetaria. Pensamos que la inflación va a seguir baja, porque no vamos a ver un gran salto cambiario como el de hace unos meses”, explica Carugati.

“La desaceleración se da fundamentalmente por el tipo de cambio. En septiembre y octubre se aceleró la inflación porque se trasladó el salto cambiario a los precios. Mientras se mantenga estable el tipo de cambio, la inflación será baja. Hay que manejarla con política monetaria, porque frenar la inflación con atraso cambiario es insostenible”, afirma Vauthier.

La recesión y la caída del poder de compra también contribuyen a frenar la inflación, porque los empresarios no puedan trasladar a precios todo el aumento de costos por la devaluación. “Como la demanda no tracciona por la caída del poder adquisitivo, los empresarios no completaron el traslado a precios de la corrida cambiaria. Esto tiene que ver con la retracción en el crédito vinculado al consumo y la fuerte caída del crédito a las empresas. Tener mercadería guardada les cuesta muy caro a las empresas. Hay incentivos a desarmar inventario. Esto se da por las tasas de interés muy altas. Y son factores que, al impedir el traslado a precios, también limitan la inflación”, explica Vauthier.

“Con una recesión como la que vivimos, no hay mucha posibilidad de que las empresas trasladen a precios el aumento del dólar”, coincide Carugati.

Pese al escenario optimista, una inflación mensual de entre 2% y 3% sigue siendo alta. Y hay serias dudas de si puede continuar o no el proceso de desaceleración inflacionaria. “Cuando se recupere un poco el poder adquisitivo y la demanda empiece a traccionar, la pregunta es cual será el margen para que las empresas puedan seguir con el traslado a precios. Eso puede complicar un poco la inflación del año que viene y generar picos más altos. Aunque no van a llegar a los registros de 6% de 2018”, alerta Vauthier.

Y teme que suceda algo similar este mes, aunque en menor escala: “En diciembre también puede haber una leve recuperación de la demanda, aunque sin salir de la recesión, por el aguinaldo y el aumento en las jubilaciones. Es probable que todos esos pesos que se vuelquen a la calle puedan dar algo de aire a la demanda. Hay que ver si las empresas no apuntan a recuperar márgenes este mes”, explica.

Para el año que viene, la inflación es todavía una incógnita, porque influyen diversos factores en ella. “La inflación es una polinomia entre tres variables: el dólar principalmente, pero también las paritarias y las tarifas”, afirma Vauthier.

“El año que viene la expectativa es que la inflación se ubique entre 25 y 30%. Volvemos un poco al punto de partida que teníamos antes de las corridas cambiarias. Es similar a lo que había antes de que asumiera Macri, con una velocidad crucero del 2% mensual. Este año lo perdimos completamente. El desafío es ir un poco más allá en la baja de la inflación. Ahí entrás en otra dinámica, que tiene que ver con paritarias, tarifas y otros temas”, indica Carugati.

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