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Suba del sector público frenó la caída del empleo en agosto

Se incorporaron 6.300 estatales pero el sector privado expulsó 4.500 trabajadores. Las expectativas de contratación cayeron a su peor nivel desde 2009

01 noviembre de 2018

Por Juan Strasnoy Peyre

Los coletazos de la crisis económica y el programa de ajuste asumido por el Gobierno dejan sus marcas en el mercado laboral. Así lo atestiguan los números publicados ayer por la Secretaría de Trabajo y el Indec, que arrojaron tres datos salientes: un derrumbe del salario real en agosto del 9,3% interanual; un estancamiento de la caída del empleo en el mes de mayor inestabilidad cambiaria, pero sostenido principalmente por la incorporación de trabajadores al Estado; y un fuerte retroceso de las señales a futuro, con la sexta caída consecutiva en septiembre de las expectativas de contratación, que tocaron terreno negativo por primera vez desde 2009. Los próximos meses prometen una profundización del deterioro en todos los indicadores.

Salario en picada

En declive desde fines del año pasado, el salario real aceleró su caída al compás de la inflación. Es que mientras la disparada del dólar (en agosto subió 35%) mandaba a volar a los precios, los ajustes salariales se quedaban cada vez más lejos. En agosto, el poder adquisitivo de los trabajadores en relación de dependencia cayó 9,3% interanual según el índice de salarios que publica mensualmente el Indec. En los primeros ocho meses del año, el derrumbe acumula 7,2%.

Pese a que todos perdieron, hubo sectores más dañados que otros. Entre los asalariados registrados privados, la caída interanual medida por el alcanzó el 7,9% (y 5,3% en 2018). Algunos puntos por encima del -6,1% publicado por la Secretaría que conduce Jorge Triaca en base a la información del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Son dos metodologías distintas aplicadas al mismo universo de trabajadores: el Indec estima la evolución salarial, despejando las variaciones relacionadas con horas trabajadas, ausentismo, premios y otros conceptos asociados al desempeño; en cambio el SIPA incluye todas esas variables.

Los estatales, en pleno plan de ajuste y frente al déficit 0%, se vieron aun más perjudicados: sus ingresos perdieron el 9,8% de su valor respecto a un año atrás y el 7,4% en los primeros meses de 2018, según el Indec. Y los no registrados, mucho más vulnerables a los vaivenes de la economía por carecer de garantías de estabilidad laboral, perdieron 12,2% interanual y 11,7% en el año.

Los analistas advirtieron que el desplome de los salarios todavía no tocó fondo y que la aceleración inflacionaria de los siguientes dos meses siguieron erosionando el poder de compra de los trabajadores. El coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, Luis Campos, consideró que “en agosto el salario real siguió profundizando su caída. Septiembre y octubre van a empeorar aún más esos retrocesos”. Coincidió Lorenzo Sigaut Gravina, el economista jefe de Ecolatina: “Según el IPC GBA Ecolatina, la inflación rozó el 6% en octubre. Asimismo, el Indec informó que el índice de salarios trepó sólo 21,9% interanual en agosto, casi 10 puntos menos que la inflación. La caída del salario real se profundizará en bimestre septiembre-octubre (que sumó 12% de inflación)”.

En ese marco, los principales gremios pujan por reabrir sus paritarias para recuperar lo perdido. Tras una pauta oficial inicial del 15%, en la que cerraron la mayoría de los sindicatos, a mediados de año se impuso el 25% para los nuevos acuerdos. Algunos de los socios del club del 15% lograron revisar sus convenios y sumar entre 5 y 10 puntos. Sin embargo, la suba de precios -que, según los privados, se acercará al 50% cuando cierre el año- echó por tierra todas las paritarias. Ayer, Hugo Moyano pateó el tablero con una mejora adicional del 15% que estirará la paritaria de Camioneros al 40,05%, un número que hasta el momento sólo había alcanzado Aeronavegantes en Aerolíneas Argentinas. ¿Se convertirá en la nueva pauta?

De cualquier manera, los analistas aclaran que las recomposiciones no lograrán compensar lo perdido hasta el momento y que 2018 será de retroceso. Algunas estimaciones, como las del IET, Invenómica y Ecolatina, proyectan una caída del salario real de entre 11% y 12% interanual en diciembre.

Empleo congelado

Por el lado del empleo, la tónica fue el estancamiento luego del declive iniciado junto a la corrida cambiaria. El total de trabajadores registrados en agosto en el SIPA llegó a 12.200.700, es decir, 13.700 más que en julio en la serie original (+0,1%). Pero en la serie desestacionalizada sólo se contabilizaron 4.900 más. Pero el escalón de estabilidad alcanzado no destella buenas noticias. De hecho, se perdieron 4.500 empleos en relación a agosto de 2017, un número que adquiere más relevancia si se considera que en ese año la población creció 1,2%. Se trata de la primera caída interanual de la administración Cambiemos. Además, en lo que va de 2018 ya se destruyeron 183.900 puestos de trabajo formales.

Durante la presentación del reporte mensual, de la que participó El Economista, el titular del área de Estadísticas Laborales de la Secretaría de Trabajo, José Anchorena, dijo que “el empleo pareciera haber encontrado cierto piso”. Leyó con optimismo los datos porque “agosto empezó relativamente estable pero terminó con un nuevo pico del dólar” pero aclaró que “hay que ver qué pasa en septiembre”, cuyos datos ya van a plasmar la reacción del mercado laboral frente a los sacudones económicos de ambos meses, al nuevo acuerdo con el FMI y a los cambios en el BCRA.

La particularidad del dato de agosto es que, en pleno proceso de recortes en la administración pública nacional con miras a alcanzar el déficit primario 0% en 2019, el principal sostén del nivel de empleo fue el sector público. Mientras el sector privado expulsó 4.500 trabajadores (-0,1% en la serie desestacionalizada), el Estado incorporó 6.300. Pese a que no hay indicadores desagregados al respecto, los funcionarios estimaron que la suba estuvo impulsada por el empleo público provincial y municipal.

En medio de un proceso de reempadronamiento de monotributistas sociales agropecuarios, que el mes pasado significó la baja de casi 50.000 personas, sólo se inscribieron 3.000 monotributistas sociales en agosto.

Dentro del sector privado, hubo una importante baja entre los cuentapropistas: se dieron de baja 5.400 monotributistas y 2.100 autónomos. Anchorena destacó como positivo que “el empleo asalariado privado resistió de forma interesante” (sumó 200 trabajadores contra julio) en un contexto de crisis económica. Se trata de la modalidad contractual más inelástica: sube poco en los momentos de expansión del PIB y cae poco en tiempos de recesión.

El agro fue la rama que más traccionó en agosto. Sumó 7.200 asalariados (+2,2% mensual sin estacionalidad e inclinó la balanza para que el dato mensual de empleo en relación de dependencia no dé negativo. Consultado por este diario, Anchorena atribuyó el crecimiento sectorial a un “efecto tipo de cambio” más que a un “efecto fin de la sequía”. Es que el grueso de puestos de trabajo de la actividad agropecuaria se concentran en las economías regionales, que se vieron favorecidas por la devaluación. En cambio, el grueso de las ramas que más personas emplean vivieron un mes de expulsión de trabajadores: el comercio; la industria manufacturera, que destruyó 4.200 empleos este mes y acumula una sangría cercana a los 100.000 puesto laborales desde fines de 2015; las actividades inmobiliarias y empresariales; el transporte; y la construcción, que supo ser motor de crecimiento en 2017 pero revirtió la tendencia con el parate de la obra pública y el congelamiento del crédito.

Expectativas grises

Ayer también se presentó la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de septiembre, que realiza mensualmente Trabajo entre 3.000 empresas de doce aglomerados urbanos del país. Los indicios a futuro son oscuros. Las expectativas empresarias de contratación de personal para el próximo trimestre continuaron su hundimiento: cayeron por sexto mes en fila y pasaron a terreno negativo (-0,4%) por primera vez desde julio de 2009. Además, las compañías informaron una baja del empleo del 0,3% contra agosto y una fuerte caída interanual del 0,9%.

Con estos predictores y en pleno derrumbe del salario real, que seguirá empujando a más personas a la búsqueda de trabajo, la suba del desempleo parece confirmarse. Las consultoras tienen consenso en que la desocupación será de dos dígitos en los próximos trimestres.

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