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En Estados Unidos ya hablan del 2020

La interpretación de los resultados de las elecciones legislativas, y lo que anticipan para las presidencial de 2020, no se detiene

14 noviembre de 2018

La interpretación de los resultados de las elecciones legislativas en Estados Unidos, y sobre todo lo que anticipan para las presidencial de 2020, no se detiene. Los analistas coinciden en que nuevamente quedó expuesta la división de un país entre dos sectores que tienen poca comunicación entre ellos y que interactúan poco. Para algunos analistas, Donald Trump quedó bien posicionado para su reelección mientras que otros sostienen que se abrió una oportunidad para los demócratas. Los números muestran un avance demócrata que cuenta ahora con casi 40 bancas más y siete gobernaciones que antes no tenía.

Los demócratas se impusieron ampliamente en las zonas suburbanas y en estados que son considerados clave en las elecciones presidenciales como Michigan, Wisconsin y Pennsylvania. En los tres había ganado Trump en 2016 pero los demócratas ganaron las gobernaciones y obtuvieron más votos en las legislativas. Los estados industriales fueron importantes para determinar el resultado de las elecciones presidenciales de 2016 y que los demócratas vuelvan a ser competitivos allí, es la mejor noticia si quieren evitar otro período de Trump.

Pero los demócratas tienen por delante la difícil tarea de encontrar un candidato presidencial que los unifique. En las elecciones coexistieron dos sectores; uno muy progresista y con gran capacidad de movilización que logró imponer a varios candidatos y otro más moderado al que expresaron muchos candidatos que también ganaron. Ganar las elecciones presidenciales requiere armar una coalición amplia que contenga al voto moderado pero sin perder el dinamismo del ala progresista. Deberán ponerse de acuerdo sobre varios temas ?desde el sistema de salud hasta a la inmigración? para enfrentar 2020 con un mensaje homogéneo. El desafío no es menor.

El presidente, por su parte, logró consolidar su liderazgo. El Partido Republicano es ahora el partido de Trump, tiene su impronta. Pero esa fortaleza también conlleva una debilidad porque si bien consolidó su base de apoyo,- no logra aumentarla con la incorporación de nuevos sectores. Su apuesta es a que la buena marcha de la economía le permita volver a ganar en los estados industriales, lo cual hoy no parece seguro.

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