En la noche del lunes se conoció la última encuesta de Ibope, que mostró que la intención de voto de Jair Bolsonaro subió al 31% mientras que Fernando Haddad se mantuvo en el 21%. Mientras que para la segunda vuelta están empatados en 42%. Con esos datos, los mercados arrancaron el martes con una tendencia positiva demostrando que no quieren que el PT retorne al poder y que, por descarte, prefieren a Bolsonaro. La Bolsa de San Pablo subió más de 3% mientras que el dólar bajó 2% y quedó en su menor nivel en seis semanas.
Por otro lado, de la encuesta de Ibope surge la enorme diferencia que existe entre quienes apoyan a Bolsonaro porque lo votaría el 39% de los hombres pero sólo el 24% de las mujeres. Las características de los candidatos y el deterioro de la situación de Brasil hacen que estas elecciones sean las más polarizadas en muchos años, lo cual no ayudará a hacer los acuerdos políticos necesarios para enfrentar los problemas que tiene el país.
La lista es larga: desequilibrios fiscales estructurales, desigualdad social creciente en los últimos años luego de los avances logrados en tiempos de Lula, alta tasa de desempleo, 64.000 homicidios por año, desconfianza generalizada por los casos de corrupción conocidos y una economía con mínimo crecimiento luego de haber sufrido una fuerte recesión.
En el establishment económico de Brasil desconfían de Bolsonaro pero creen que existe una posibilidad de llevar adelante durante su gobierno las reformas estructurales pendientes mientras que consideran imposible que eso ocurra en una gestión de Fernando Haddad.
