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El monto de cheques rechazados no cobrados llega a $57.600 M en 2018

Cruje la cadena de pagos y las empresas piden una mayor asistencia financiera del Gobierno para

26 octubre de 2018

Por Juan Manuel Antonietta

La economía de Argentina intenta dejar atrás una penosa enfermedad con un remedio casi igual de duro, con altísimas tasas de interés para controlar la inestabilidad cambiaria. Sin dudas, un objetivo necesario que, entre otros efectos secundarios, genera problemas en la cadena de pagos: el monto de cheques rechazados y finalmente no cobrados ya es de $57.600 millones en lo que va del 2018, según la Fundación Mediterránea.

En los primeros nueve meses, los montos rechazados representaron el 5% del total de cheques compensado ?es decir, todo lo que se pagó vía cheques que entra a cámara compensadora? . El valor es el máximo para la serie desde el 2000 y más del doble del 2,4% verificado en idéntico lapso de 2017, al mismo tiempo que el cociente de cheques rechazados no cobrados?compensados es de más de 1,81%, según datos del instituto con sede en Córdoba.

Tensión en la cadena

Los plazos de cobro en la cadena de pagos, que suelen ser de 30-60 días, hoy ya son de 90-120 días y las empresas más pequeñas, y con menos capital, crujen. En este contexto muchas cámaras de pymes piden urgentemente una asistencia del Gobierno para sobrepasar la crisis en un contexto donde los bancos se retiran del mercado dado las altas tasas que ofrece el BCRA con las Leliq. ¿Qué banco daría un préstamo con riesgo de no cobrar y con costos para evaluar proyectos cuando puede darse vuelta y facturar al BCRA?

Joaquín Berro Madero (Fundación Mediterránea) señaló, en diálogo con El Economista, que así como la inflación afecta más a los más pobres, el deterioro de la cadena de pagos le pega mucho más fuerte a las pymes. “Son las empresas más pequeñas las que más descuentan cheques y los pasan de proveedores a clientes mientras las empresas más grandes trabajan con adelantos de cuenta corrientes e ingenierías más sofisticadas”, explicó.

En el medio de la difícil situación, las últimas líneas productivas como la Línea de Financiamiento para la Producción y la Inclusión Financiera (LIPIF) están terminando de cerrarse, tal como había dispuesto el expresidente del BCRA Federico Sturzenegger (por argumentar que generaba un sobrecosto sobre los demás) y se siguen reduciendo los programas de bonificación de tasa de interés que brindaron cierto impulso en los últimos años.

Contexto negro

Berro Madero explicó que el aumento de los cheques rechazados y la disminución de los cheques compensados son dos indicadores del deterioro de la cadena de pagos. “Las dos causas de esto son un mayor nivel de informalidad, con pagos en cash y la caída de la actividad, pero es difícil saber cuánto responde a cada factor, aunque es obvio que están sucediendo las dos cosas en conjunto”, dice.

“Hay un combo matador”, dijo Ruth Remesnitzky (Consultora Lazos Comerciales) en diálogo con El Economista. “Las empresas grandes continúan alargando más los pagos y las pymes siempre son las que más sufren, entre la presión bancaria, impositiva y la de las grandes compañías”, indicó y opinó que “la cadena de pagos pende de un hilo fino y hoy el pyme no tiene cómo financiarse con tasas del 70-80%”. No hay alternativas, dice y agrega que “la situación es insostenible en el corto plazo”.

Según la experta en financiamiento pyme, las carpetas de los bancos y todo lo que hace a la calificación demora mucho, la tasa va minuto a minuto por cliente y los empresarios intentan sobrevivir. “Lo más barato sigue siendo descontar cheques en la Bolsa”, indicó la experta. No obstante, Berro Madero aclaró que no todas las pymes pueden acceder a estos instrumentos porque depende de la sofisticación financiera de las empresas. “Las de nivel intermedio lo llegan a hacer pero tampoco es barato”, explicó.

Soluciones

En ese contexto las cámaras reclaman usar un porcentaje de los encajes no remunerados para líneas de crédito subsidiadas para las empresas con mayores dificultades. Utilizando esos encajes inmovilizados, los bancos recibirían una tasa mejor que 0% y las empresas tendrían una tasa subsidiada que podría ser del 20-25%.

No obstante, según Pedro Reyna (Faima), el Gobierno con un criterio cortoplacista solo quiere sacar plata de la plaza, y no quiere utilizar los encajes de los bancos para volcarla al mercado. “Nosotros señalamos que es necesario una utilización del dinero de forma muy dirigida y en un monto que no es significativo para la macroeconomía, de modo de establecer un programa exclusivo para las pymes”, explicó el N°1 de Faima y agregó que “además es necesaria una flexibilización de los castigos de la AFIP ya que, aunque los bancos regalen la plata, si la AFIP te tiene señalado es imposible acceder a ningún crédito”.

En una ciudad como Cañada de Gómez, las diez principales empresas están suspendiendo o despidiendo trabajadores, señaló Reyna y opinó que “es una situación límite y que requiere de que el Gobierno mire el impacto social que podría tener esta medida”.

Según Berro Madero, la clave estará en que empiece a aflojar la inflación, lo que permitiría empezar a dar un poco de aire en las tasas, bajando el costo de financiamiento y otorgando mayor fluidez a la cadena de pagos. Para el economista sería razonable otorgar líneas de financiamiento específicas, a modo de puente, dirigidas a las cámaras que presenten mayores dificultades ya que “todo indicaría que esta situación no debiera durar mucho más que cuatro o seis meses”, concluyó.

“No hay manera de que una empresa no digo sea rentable sino subsista con una tasa de 60-70%. El Presidente debe observar los daños colaterales. Es necesario un trato particular para las empresas más pequeñas y, en definitiva, la masa monetaria necesaria para solucionar los problemas del crédito pyme no es tan trascendente”, señaló Reyna y concluyó: “Es necesario limpiar el scoring de AFIP por lo menos por seis meses y generar planes de pago hasta que se encamine la economía del país. Hoy en todas las provincias estamos observando serias dificultades en las pymes”.

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