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¿Bajará la inflación?

El BCRA se enfrentará a la disyuntiva de traicionar su regla de crecimiento 0% o generar reputación (con altos costos)

10 octubre de 2018

Guido Lorenzo ACM

Más allá de la “bola de Leliq”, el plan monetario tiene problemas, y más graves. Por ejemplo, en términos de nivel de actividad y sobre qué posibilidades le pueden quedar al BCRA en el futuro.

El BCRA dispuso adoptar una regla de crecimiento de base monetaria de 0%. Estas anclas sirven para comprar reputación y actuar sobre las expectativas del resto de los agentes que se coordinen a un sendero de inflación más baja. Al no existir el financiamiento al Tesoro, debido a que éste estará equilibrado y se eliminó la posibilidad de nuevos adelantos transitorios, no se entiende por qué adoptar una regla tan dura en lo monetario.

Esto debería implicar una señal para indicar que el BCRA está comprometido con una reducción de la inflación y tiene las manos atadas para generar un sesgo inflacionario que expanda el nivel de actividad. De esta manera, el shock en la inflación esperada debería ser lo suficientemente fuerte para influir en la negociación de contratos para 2019.

Sin embargo, los salarios parecen estar negociándose mirando hacia atrás en todo sentido. Lo mismo con alquileres, y demás. Los privados intentan recomponer el poder de compra perdido que implicó la tasa de variación del tipo de cambio superior a 100% durante 2018.

De esta manera, no hay posibilidad de que esta política monetaria resulte en una nominalidad más baja. Aquí el BCRA tiene dos opciones. La primera es cumplir con el crecimiento 0% y, de esa manera, la regla adoptada redunda en una reducción de la actividad. Los mecanismos de ese ajuste recesivo son varios, pero el razonamiento es sencillo: los salarios se negocian a 30%-35%, los costos de las empresas no dan para pagar esos salarios y, por lo tanto, reducen la cantidad de empleados.

La otra alternativa es que el BCRA abandone su política de crecimiento cero de la base monetaria y, de esa manera, traiciona su propio compromiso. En ese caso, el resultado es mejor en términos de lo que sucede en 2019: no hay caída fuerte del empleo, pero habrá inflación superior a la deseada por el BCRA y por los ¿privados.

Una vez abandonada esa regla, se actualiza la expectativa de crecimiento de la base monetaria y la economía se estaciona en un punto que es un equilibrio en el sentido de que no hay incentivos de moverse y donde la inflación es superior a la deseada.

¿Por qué se piensa que puede ser no creíble la estrategia del BCRA? Principalmente, hay dos cuestiones. La primera es la falta de reputación en la autoridad y en el banquero central, que viene del Ministerio de Hacienda. Pero, de todas formas, el compromiso puede ser creíble, y el problema está en que la inercia inflacionaria afecta en la negociación. El año en el que los salarios reales van a perder en torno a 10 puntos no era el mejor para establecer esta regla.

Si se sigue la regla, la recomposición por la inflación salarial inercial redundará en una contracción fuerte de la actividad económica. Si no se sigue la regla y se opta por la discrecionalidad, entonces comprar reputación con otro plan será aún más duro, obligando al BCRA a sobreactuar en cada plan que implemente. La única esperanza sobre esto es que la economía converja al límite inferior de la banda de flotación, lo que permite emitir, comprar reservas y no traicionar la regla. Aunque hay que tener en cuenta que en ese caso la demanda de dinero está creciendo y hay que ver si es suficiente la expansión para convalidar los aumentos pretendidos en las negociaciones de contratos, y salarios principalmente.

El BCRA se verá enfrentado en el mejor de los casos entre traicionar su propia regla en el 2019 electoral perdiendo aún más reputación o convalidar una recesión más dura de la que implica el ajuste fiscal ya planeado. En mi opinión, convendría que el BCRA abandone la regla en caso que la actividad se contraiga fuertemente dado que ganar reputación en una autoridad que no la tiene podría ser muy costoso para el beneficio que puede traer. En tal caso, la regla debería haber sido adoptada una vez que las negociaciones de privados no tengan una inercia tan fuerte, o donde la tasa de inflación esté desacelerándose y, no por el contrario, acelerándose de 25% a 45%-50%.

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