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Primarización, el riesgo detrás de la medida de Dujovne

El Gobierno anunció ayer la suspensión de la baja de las alícuotas a las exportaciones de harinas y aceites de soja

15 agosto de 2018

Como parte de la cruzada fiscalista (que le viene ganando por mucho a la cruzada exportadora), el Gobierno anunció ayer la suspensión de la baja de las alícuotas a las exportaciones de harinas y aceites de soja generando un ahorro que, según Hacienda, será de $ 1.500 millones en 2018 y $ 12.000 millones en 2019. Sin embargo, se mantuvo la reducción de las retenciones al poroto de soja y a fin de 2019 todas las alícuotas coincidirán en 18%.

La medida fue criticada por un amplio espectro de economistas que ven cómo se quita un efecto positivo de las retenciones: las alícuotas diferenciadas para el poroto y sus productos derivados terminaban funcionando como subsidios a la industrialización de la oleaginosa. Las empresas podían acceder a un precio de soja más accesible que el del mercado internacional en un país como Argentina, que presenta sus propias dificultades a las exportaciones: impuestos elevados, crédito caro y reglas de juego difusas.

Así, una industria eficiente y competitiva como es el complejo aceitero que vende al mundo comienza a sumar dificultades y se corre el riesgo de que por un ahorro fiscal en pesos se comprometa el ingreso genuino de dólares por exportaciones. Martín Alfie (Radar) señaló a El Economista que “la medida muestra que la agenda fiscalista que impone el FMI prima ante la cruzada exportadora que Mauricio Macri decía que había que llevar adelante”.

El investigador Gonzalo Rondinone (Provul FCE-UBA) explicó a este diario que el efecto final de la medida va a estar dado por la capacidad de la industria de molienda de trasladar esta “no baja” al resto de la cadena. “En una estructura de mercado donde 93% de las exportaciones de derivados se encuentra explicada por nueve firmas y con productores de soja claramente más atomizados existe espacio para que sean estos últimos los que efectivamente carguen con la medida vía menor precio”, indicó el experto y aclaró que “Argentina es formadora de precios en harina y aceite a nivel mundial, donde representa alrededor del 50% del total exportado mundial, por lo cual no debe descartarse tampoco la posibilidad de un traslado parcial hacia el destino final como Vietnam, India, Egipto o Indonesia, entre otros”.

“Soja industrializada: se suspende el cronograma de retenciones. Soja: no se suspende. Si es así, difícil explicar esa medida. Salvo que se crea que eso es cumplir con la palabra empeñada por el presidente”, opinó por su parte Pablo Gerchunoff en su Twitter.

Al respecto de la convergencia de las alícuotas, Martín Kalos (Epyca) explicó que no hay razón económica real para buscar la convergencia de productos derivados y granos. “Era una política correcta que promovía el empleo el valor agregado y el desarrollo de la producción nacional”, opinó y agregó que “es una acción más que ya se suma a las tomadas por el Gobierno que desalienta a los que apuestan por la producción local”. El director de Epyca concluyó: “No hubo ningún tipo de planificación sobre la producción en estas medidas y el único objetivo es fiscalista”.

Desde la política, el dirigente radical Ricardo Alfonsín consideró que “el Gobierno ha tomado una decisión difícil pero justa de suspender la baja de las retenciones a la industria y a las exportadoras de soja”, pero aclaró que “es imprescindible evitar que las empresas les hagan pagar el impuesto a los productores, abonándoles un precio menor por sus productos”.

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