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El miedo a flotar se apodera del BCRA

Más allá del discurso de la libre flotación, parece ponderar más el efecto de la devaluación sobre el PIB y el IPC

13 junio de 2018

Por Juan Manuel Antonietta 

La libre flotación anunciada el jueves por Federico Sturzenegger terminó luego de dos días de vigencia (viernes y lunes pasado). O, cuanto menos, puso pausa. Ayer, el BCRA salió a intervenir en el mercado cambiario con US$ 695 millones y logró bajar el dólar mayorista a $25,75. Así, parece que el “miedo” a flotar se apodera del Gobierno: pese a las ventajas que tendría en términos de estabilidad macroeconómica (siempre rescatado por Sturzenegger y los defensores de la flotación), nadie se anima a pagar los costos en términos de actividad y de inflación.

Con una corrida cambiaria tan reciente, Argentina no parecería estar lista para flotar ya que la divisa continúa sin valor. La sensación que se percibe en la city porteña es que, sin la intervención del BCRA y ante la falta de oferta, el dólar siempre puede estar más alto.

Así, la idea que emerge de ese accionar errático del BCRA es que el Gobierno está a la búsqueda de evitar un salto en el tipo de cambio a la espera del desembolso del FMI, a partir de lo cual empezaría a regir la aclamada libre flotación que se va a nivelar con las ventas del Tesoro.

Transición

Martín Vauthier (Eco Go) explicó a El Economista que todavía estamos en medio de una transición y a la espera de conocer la letra chica del acuerdo y del primer desembolso. “Sin la postura de US$ 5.000 millones a $25, el mercado todavía no tiene una referencia sobre el nivel de equilibrio del tipo de cambio”, opinó Vauthier y agregó que “no hay mucho margen de baja teniendo en cuenta que la corrección del tipo de cambio es justamente el mecanismo de ajuste de la cuenta corriente, el mercado de momento parece seguir apostando a mantener carteras dolarizadas en este contexto”.

Hernán Del Villar (Estudio Alpha) indicó que en estos días el sector privado tiene más demanda de dólares que oferta y persiste todavía cierta dolarización de portafolio. “Sin dolarización de portafolio, la demanda por turismo y atesoramiento habitual es superior al saldo comercial más el endeudamiento del sector privado en dólares y el carry trade. Eso tiene que ir ajustando y mientras tanto el tipo de cambio tiende a subir”, señala.

En el primer cuatrimestre (sin corrida contra el dólar), dice del Villar, “la demanda privada de dólares (atesoramiento más turismo) fue de US$ 3.400 millones por mes mientras que la oferta (saldo comercial más préstamos financieros más inversión directa más inversión de portafolio) fue de US$ 1300 millones”. Para equilibrar esa oferta, explica, tenía que vender el Estado (Tesoro o BCRA) y si no subía el tipo de cambio. “Ahora, con mayor tipo de cambio va a buscar su equilibrio, pero no será inmediato”, concluye.

Algunos entienden que, con la reciente devaluación, el Gobierno cree que el tipo de cambio está en una zona confortable. Así lo sugiere Miguel Zielonka (Econviews), pero advierte que para corregir el déficit de cuenta corriente hace falta un dólar más alto. “El BCRA argumenta que el nivel actual es cómodo, pero a mí me genera dudas”, dijo a este medio y agregó que “hay que ver con este dólar cómo funciona el mercado cambiario, la formación de activos externos, la balanza comercial y, especialmente, el turismo”.

Para Ezequiel Zambaglione (Max Valores), “el mercado de cambios no está en equilibrio y el BCRA o el Gobierno en general no se anima a dejar correr el tipo de cambio por los efectos que puedan tener en crecimiento y en inflación ex post”. Con la idea de que los flujos del FMi normalizarán el mercado de cambios, se está comprando tiempo vendiendo algo de reservas. “El BCRA está haciendo de puente hasta que lleguen los fondos del organismo”, dijo.

La luz al final del túnel

Sobre el acuerdo con el FMI, desde Hacienda estiman que llegaría el 20 de junio un primer desembolso por una cifra cercana a los US$ 15.000 millones. Según Vauthier, esto podría lograr recuperar la credibilidad del mercado, teniendo en cuenta que tiene metas exigentes en términos de consistencia (fiscal, inflación y flotación cambiaria, cuando se lo toma en su conjunto) y que dichas metas se evalúan en forma trimestral.

Del Villar explicó que la plata del FMI va a permitir cubrir necesidades de financiamiento del sector público. “El sector público aumentará la oferta porque venderá dólares por el equivalente a sus necesidades de financiamiento en pesos”, dijo.

No obstante, los US$ 15.000 millones del FMI podrían no ser suficientes. “Todavía la demanda local de dólares está resentida por la falta de US$ 15.000 millones de no residentes que ahora no están”, indicó Zambaglione y proyectó que “la depreciación deberá achicar hasta 2,5% del PIB el déficit de la cuenta corriente o deberán volver a entrar dólares de no residentes o deuda”.

Mientras tanto, seguirá el BCRA con su accionar errático que deja flotar libre a la divisa excepto por movimientos disruptivos (o no tanto). “La clave sería entender que es disruptivo a los ojos del BCRA”, opinó Zielonka. Mientras el mercado busca descifrar qué significa esa palabra según Sturzenegger, la previsibilidad y la credibilidad de la institución probablemente naveguen el mismo camino de incertidumbre.

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