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Llegó la hora de exportar

El fomento del sector exportador debe ser una herramienta vital para el crecimiento económico

26 junio de 2018

Por Horacio Pereira Licenciado en Comercio Internacional

Durante 2017, el déficit de cuenta corriente alcanzó los US$ 30.792 millones, 4,8% del PIB. Es el mayor porcentaje desde 1998. Si profundizamos en la composición, encontramos que el déficit en bienes representó US$ 8.472 millones (27,5% del total) y en servicios, US$ 9.778 millones (31,7%). A su vez, el déficit del turismo, si se analiza por separado, representó la friolera de US$ 10.250 millones.

En 2011 se reportó el valor más alto del comercio entre Argentina y el resto del mundo. Las importaciones de 2017 fueron de US$ 66.899 millones, US$ 7.061 millones menos que durante 2011, con un PIB a precios constantes similar. Las exportaciones, por su parte, alcanzaron los US$ 58.428 millones, US$ 24.553 millones menos que en aquel año. La diferencia en la evolución de las dos variables explica que se haya pasado de un superávit comercial de US$ 9.020 millones en 2011 al déficit actual.

Estos datos confirman que la economía argentina hoy no está importando mucho sino que está exportando poco.

¿Qué nos pasó?

La apreciación del tipo de cambio real afectó el desempeño exportador, y sobre todo a las manufacturas de origen industrial y de origen agropecuario, pero existen otras causas. Además, es innegable el impacto de la recesión brasileña en el complejo exportador: en 2011 Argentina vendió a Brasil por US$ 17.344 millones y, en 2017, solo por US$ 9.315 millones.

Otra de las causales de la baja participación de nuestras exportaciones en el comercio mundial es que exportamos muy poco hacia los principales países importadores. Solo seis de los diez principales destinos de nuestras exportaciones en 2017 están entre los 25 principales importadores mundiales.

Argentina no logró hasta el momento acuerdos de librecomercio o de preferencias arancelarias con estos mercados: esos acuerdos generan áreas de preferencias arancelarias como así también armonización de las regulaciones no arancelarias al comercio.

Otra razón que dificulta el ingreso a estos mercados es la falta de escala o volumen de nuestro sector exportador. Son muy pocas las multinacionales de origen argentino que se establecieron en el exterior, lo que hubiera posibilitado la

integración de sus cadenas productivas. Del mismo modo, durante los últimos tres lustros fue escasa la Inversión Extranjera Directa (IED) productiva en nuestro país. El capital multinacional borró a Argentina de sus planes de integración a las cadenas globales de valor.

La volatilidad macroeconómica es otra de las causales del escaso sesgo exportador argentino y la penetración exitosa en los mercados. Las prácticas comerciales requieren de confianza y estabilidad en el tiempo. La estabilidad macro y la estabilidad del tipo de cambio real son necesarios para asentar un sendero de previsibilidad a largo plazo en el sector exportador.

No todas son malas?

Si bien las presiones inflacionarias en la economía de EE.UU. y el incremento de la tasa de interés de referencia de la Fed provocaron en parte la salida de capitales de la economía argentina, generando presión sobre el tipo de cambio, no todas son malas noticias desde el exterior.

Durante las últimas semanas, se ha producido un aumento generalizado en el precio de las materias primas (todavía desde niveles bajos) debido al crecimiento de la demanda asiática, representando China 60% de la dinámica.

Muchos analistas internacionales anticipan que puede volverse a generar un nuevo superciclo de commodities, como el ocurrido durante el período 2001-2010, y debemos estar preparados.

Desde Brasil también surgen buenas noticias, a partir de la reactivación se su economía. Y, además, en marzo se registró un cambio de tendencia, registrándose un aumento de las exportaciones superior al aumento experimentado por las importaciones, luego de meses en los que el saldo comercial venía experimentando déficits crecientes, marzo marcó un punto de inflexión.

¿Qué hacer?

Una forma de financiar el desequilibrio externo es a través del ingreso de capitales productivos. Si bien la IED crece a buen ritmo, todavía no alcanza para compensar el giro de utilidades, el déficit en la balanza comercial y turismo, así como la fuga de capitales.

Los déficit gemelos obligan a recordar que el financiamiento externo no es para siempre y que, si no se apuran las reformas estructurales, las tendencias a la devaluación del peso continuarán.

La hora de exportar

Sin lugar a dudas, el sector transable se siente más cómodo con un dólar cercano a los $30 que con uno a $17. El desafío del equipo económico será mantener en el tiempo ese salto “competitivo” ganado a costa de devaluar la moneda y, para ello, es vital combatir la inflación y sus efectos sobre el tipo de cambio real.

¿Pero con eso alcanza?

Si bien un dólar cerca de los $ 30 favorece a los sectores exportadores y sustitutivos de importaciones, no es condición suficiente.

Nuestro país necesita dejar atrás el marcado estancamiento de su sector transable. Para que el país crezca y supere la fuerte crisis cambiaria que le llevó a pedir un crédito al Fondo Monetario Internacional (FMI) hay que generar divisas genuinas incrementando las exportaciones.

Es de vital importancia impulsar el sector exportador para equilibrar la balanza comercial, trabajar sobre la competitividad sistémica de la economía, mejorar la competitividad de la economía, atender a la necesidad de infraestructura para el desarrollo, el acceso a medios de transportes eficientes y competitivo, como condición imperiosa para que las economías regionales sean competitivas y para la integración productiva del país.

El déficit energético no solo perjudica la balanza comercial sino que condiciona oportunidades de inversión y el desarrollo productivo del país. Pero hay buenas noticias: el desarrollo de Vaca Muerta es un hecho y por primera vez en más de una década sube la extracción de petróleo y gas y, durante 2018, se calcula que el país estará sustituyendo importaciones de gas en torno a los US$ 442 millones e, incluso, se proyecta volver a exportar gas a Chile y el autoabastecimiento de hidrocarburos para el 2020.

En cuanto a los viajes y compras al exterior, la devaluación lograría frenar cuatro años de crecimiento ininterrumpido de déficit turístico, al volverse menos accesible para el bolsillo argentino viajar al exterior. Los argentinos gastaremos menos dólares en turismo y en compras al exterior. Como sociedad y como Estado, debemos entender al turismo como una actividad generadora de divisas y empleo intensivo. Muchos países en el mundo ven y consideran al turismo como una actividad de gran crecimiento para los próximos años: la población mundial viaja cada vez más y gasta cada vez más. Durante 1995 hubo 525 millones de viajeros alrededor del mundo, contra 951 millones en el 2010 y 1.235 millones en el 2016. A la hora de incentivar el turismo receptivo, no debemos ver solo a Occidente como mercado sino a China, la India y Oriente como grandes consumidores en ascenso de turismo.

La inserción inteligente en las corrientes de comercio mundial, la simplificación y desburocratización de trámites, regímenes, registros y programas gubernamentales deben ser foco dentro de las políticas públicas. Como alguna vez dijo el Presidente: “Ningún empresario debería dedicar más tiempo extra del que podría destinar a producir más, mejor y potenciar su producto”. En ese sentido, el Gobierno está avanzando en la modernización del Estado y en la inserción inteligente de la Argentina en el mundo. Son ejemplos de ello: VUCE, CICE, Exporta Simple, RIN, Caución Aduanera, Inal, etcétera. Por otro lado, es de resaltar el proceso de jerarquización y profesionalización que viene experimentando, desde diciembre del 2015, la Agencia de Inversiones y Comercio Internacional, que ya no se limita a misiones comerciales, sino que comprende y asiste en forma integral y sistémica a las empresas en su salida inteligente y competitiva al mundo. En cuanto a ejemplos concretos de apertura de mercados, es destacable haber retornado formalmente al Sistema Generalizado de Preferencia (SGP) para exportar a Estados Unidos, beneficiando a más de 500 productos argentinos (Argentina había sido suspendida del sistema en el año 2012). Es noticia reciente, y destacable, que a partir de negociaciones entre China y la Secretaría de Mercados Agroindustriales, 1.449 productos chinos sufrirán ajustes arancelarios, estableciéndose aranceles temporales inferiores a los aplicados a los países “Nación Más Favorecida” (N.M.F.), beneficiándose economías regionales productoras de premezclas y panificados, lácteos, alimentos y bebidas, y productos de la pesca.

Definiciones

El desarrollo económico se puede definir como la capacidad de países o regiones para crear riqueza a fin de incrementar la prosperidad o bienestar económico y social de sus habitantes, podría definirse como saltos cualitativos en el tiempo que han permitido la acumulación de capital, para ello es necesario su financiamiento. La relación entre nuestro crecimiento económico y las importaciones es muy alta, y así lo ha sido históricamente. Por cada punto que crece el PIB, las importaciones lo hacen 3%. Por eso el aumento de las exportaciones debe ser una estrategia necesaria para financiar el desarrollo. Mantener un saldo positivo de la cuenta corriente del balance de pagos asegura la disponibilidad de divisas para el financiamiento de la economía y evitar la volatilidad macro. El fomento del sector exportador y de los sectores generadores de divisas debe ser una herramienta para el crecimiento económico y la modernización del país, su integración y su inserción inteligente en el mundo y en las cadenas de valor globales.

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