Argentina tiene problemas de crecimiento en varios aspectos y, ciertamente, el económico es uno de ellos. Vienen de larga data y siguen presentes. Resultado: el país no progresa (ni resuelve su pavoroso déficit social) y, además, pierden ponderación dentro de la economía mundial. Ayer, el informe Latin Focus mostró que, en 2018, esa tendencia no cambiará. Según el reporte (una suerte del REM global), el PIB de Argentina avanzará apenas 1,7% en 2018. Poco, con respecto a lo necesario y poco, también, con respecto a los demás países de la región que, por sus estructuras, son los más comparables (ver tabla). El mundo, por ejemplo, crecerá 3,4% en 2018, el doble que Argentina.
La película es aún peor si agregamos la inflación a la ecuación. En promedio, los precios subirán 2,8% en el mundo (y 6,1% en América Latina) mientras que, en Argentina, subirán 27,4%, casi 10 veces más. Solo nos “supera” Venezuela y unos pocos países más (y que no son envidiables, precisamente).
Y, para seguir con la dulzura, está el déficit de Cuenta Corriente. En promedio, ese desequilibrio llega a 1,6% del PIB en América Latina y, en Argentina, es cuatro veces mayor: 5% del PIB. También estamos mal en el ranking de déficit fiscal (se estima en 6% del PIB), aunque más alineado con nuestros pares.
“El panorama empeora” es el resumen de Latin Focus sobre Argentina. “Se espera que el crecimiento económico disminuya drásticamente con respecto a la fuerte expansión de 2017 debido a la consolidación fiscal, condiciones crediticias restrictivas y el efecto inflacionario del pass-through sobre el consumo privado”, sostiene el reporte.
“La inflación se espera que permanezca por encima de los objetivos del BCRA en 2018 y 2019 porque una moneda más débil y las quitas de subsidios esperados para los servicios públicos avivarán las presiones sobre los precios en el futuro”, agrega.
Asimismo, según los panelistas sondeados (más de 30%), la tasa de referencia terminará el 2018 en 31,8% y, por último, el “billete” terminará en $26,89.
