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“Habrá un antes y un después de este golpe de realidad"

El Economista dialogó con Lucio Guberman sobre el escenario político

24 mayo de 2018

Entrevista a Lucio Guberman Consultor político y docente de la Universidad Nacional de Rosario Por Néstor Leone

“La ratificación del rumbo económico es un error. Todos los gobiernos desde 1983 para acá tuvieron un primer plan económico fallido”, señala Lucio Guberman, politólogo y docente de la Universidad Nacional de Rosario. Y agrega: “A este Gobierno le cambiaron las condiciones internacionales para seguir apostando al capital financiero, especulativo y externo. Si la apelación inicial al mundo fracasó, el Gobierno debería darse vuelta hacia la política doméstica y cambiar la orientación de su proyecto económico buscando más respaldo político local en lugar de aislarse solicitando la intervención del FMI, pero hay fuertes condicionamientos ideológicos restringiendo la capacidad de maniobra del Presidente”. “Si no se permiten roles diferenciados en los que algunos se muestren más cercanos y otros más críticos de Macri, les costará más construir una figura presidenciable”, considera sobre los gobernadores peronistas en esta entrevista con El Economista.

Luego del temblor que significó la crisis cambiaria, el Gobierno aspira a recuperar cierta normalidad. ¿Qué cambió respecto de ese escenario de certezas previas que tenía Cambiemos?

Con el habitual exitismo argentino pasamos de darle altas chances a Macri para una reelección a dudar de que llegue en condiciones de ser candidato. La incertidumbre creció indudablemente, sin embargo, para hacer un balance habrá que esperar algunas fechas puntuales de corto plazo, como el 21 de junio en la cual el Gobierno enfrenta otra vez un vencimiento gigantesco de Lebacs, en el cual ya debería tener el paraguas del FMI abierto. Y, a mediano plazo, habrá que ver cuanta presión es capaz de ejercer la oposición en los ámbitos parlamentario, sindical, social y mediático. La incertidumbre para el Gobierno será proporcional a esta capacidad de presión opositora.

El Gobierno debería darse vuelta hacia la política doméstica y cambiar la orientación de su proyecto económico

Hubo ratificación del rumbo económico y algunos cambios políticos, como la ampliación de la llamada “mesa chica” y llamado a un acuerdo nacional. ¿Qué impacto pueden tener en este contexto?

La ratificación del rumbo económico es un error. Todos los gobiernos desde 1983 para acá tuvieron un primer plan económico fallido. A este Gobierno le cambiaron las condicionesinternacionales para seguir apostando al capital financiero, especulativo y externo. Si la apelación inicial “al mundo” fracasó, el Gobierno debería darse vuelta hacia la política doméstica y cambiar la orientación de su proyecto económico buscando más respaldo político local en lugar de aislarse solicitando la intervención del FMI, pero hay fuertes condicionamientos ideológicos restringiendo la capacidad de maniobra del presidente. Estamos ante un mandatario más ideológico que con los Kirchner.

¿Cuánto repercute en la imagen de la gobernadora María Eugenia Vidal o en la del jefe de gobierno porteño Rodríguez Larreta este cimbronazo?

Habrá un antes y un después de este golpe de realidad. Todas las figuras importantes de Cambiemos tienen un empuje hacia arriba en sus imágenes producto del contraste con el kirchnerismo. Esta etapa acaba de terminar. A partir de desplazar al kirchnerismo del centro de la escena para comenzar a hablar de los gobernadores y los sectores parlamentarios más dialoguistas del PJ, el Gobierno, empujado por la coyuntura crítica, cambió de interlocutor. Se pasó de una construcción mutua entre opositor azul y Gobierno amarillo como inversos perfectos, entre los que no había punto de contacto, a una lógica Gobierno - oposición más moderada en la cual el contraste ya no es tan nítido. Esto le hace perder a los principales referentes oficialistas la energía que obtenían del rechazo al kirchnerismo.

Tanto en Santa Fe como en Córdoba las chances de Cambiemos están muy atadas a la suerte del Gobierno

¿Pueden generarse tensiones mayores en la coalición de Gobierno a partir de esta situación más adversa?

Elisa Carrió es impredecible, mientras que la UCR disimuló las disidencias internas respecto del retorno del FMI y parece más dispuesta a negociar espacios de poder actuales y futuros así como candidaturas 2019. Si esa negociación los satisface, los dirigentes radicales mantendrán los pies en el plato.

Algunos gobernadores peronistas intentan constituirse en actores de peso en esta coyuntura, pero también aparecen como los más temerosos de que el acuerdo con el FMI termine perjudicándolos. ¿Qué puede esperarse de ellos?

Los gobernadores saben que su deporte de estos días es caminar por la delgada cuerda de la racionalidad opositora y el abrazo de un gobierno que está en dificultades serias. Si no se permiten roles diferenciados en los que algunos se muestren más cercanos y otros más críticos de Macri, les costará más construir una figura presidenciable. Es decir, deben mantener la coordinación política entre pares y permitirse diferencias para evitar que un eventual agravamiento del escenario los arrastre a todos junto al Gobierno.

Córdoba y Santa Fe aparecen como escenarios inciertos y en disputa. ¿Qué perspectivas pueden trazarse?

Tanto en Santa Fe como en Córdoba las chances de Cambiemos están muy atadas a la suerte del Gobierno nacional, en los dos casos los peronismos provinciales se muestran muy competitivos y tienen candidatos bien posicionados para ganar.

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