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A pesar del mal registro del mes pasado (3,1%, dijo ayer el Indec), el 2017 mostró una reducción de 14,6 puntos en la inflación. ¿Y 2018?

12 enero de 2018

Por Matías Carugati Economista Jefe de M&F Consultora

La imagen de un vaso por la mitad es precisa para describir a la inflación durante 2017

Los precios minoristas subieron 3,1% en diciembre, cerrando el año con un incremento anual del 24,8%. A pesar del mal registro del mes pasado, el 2017 mostró una reducción de 14,6 puntos en la inflación. Una interpretación positiva remarcará que este resultado se logró de forma simultánea con un ajuste fiscal (gradual, es cierto), flotación cambiaria (con saltos a lo largo del año), ajuste de tarifas y, lo que es también relevante, una economía en crecimiento (en el rango 2,9-3,0% anual). La mirada pesimista remarcará que el año cerró con una aceleración de la inflación y, sobre todo, que la meta oficial se incumplió por casi 8 puntos.

El 2018 comenzó con varios desafíos en materia de inflación

Los precios regulados continuarán empujando, ya que el gobierno anunció aumentos escalonados en las tarifas de luz, gas, agua y transporte (acotado a colectivos, trenes y subtes del área metropolitana de Buenos Aires). También se vienen aumentos en educación privada, medicina prepaga y, posiblemente, otra ronda de subas en combustibles. Por si fuera poco, la depreciación cambiaria de las últimas semanas también puede “alimentar el fuego” de la inflación. No sorprende, entonces, que las proyecciones pongan un piso de 5-6% a la inflación del primer trimestre.

El cambio en las metas de inflación tampoco ayuda a controlar las expectativas

El último sondeo del REM, cerrado con la información pre-modificación de objetivos, reflejó un aumento de 16,6% a 17,4% en la inflación esperada para fines de este año (la sexta consecutiva). Tras el recalibramiento, las proyecciones volverán a corregirse hacia arriba. Ello se desprende notas periodísticas donde se incluyen los pronósticos de distintas consultoras y bancos, con una inflación esperada es de 19% anual (promedio de 12 estimaciones ?incluyendo la propia?). La corrección tiene fundamento en que los analistas esperamos un sesgo menos contractivo por parte de la autoridad monetaria ahora que la meta es menos exigente.

De hecho, el BCRA convalidó esta postura, sosteniendo sus palabras con hechos concretos

El propio Federico Sturzenegger dijo públicamente que habrá que recalibrar la postura de la entidad tras el cambio de metas. Esta semana, el Comité de Política Monetaria decidió recortar el centro del corredor de pases en 75 puntos básicos (pbs), dejando a la tasa de interés en 28% anual. La rebaja se descontaba, aunque la magnitud fue menor a lo esperado por el mercado (100-150 pbs). El movimiento refuerza la idea de que el banco central ejercerá autonomía operativa frente a unas metas definidas por el Ejecutivo, tal como mencionó Sturzenegger en la conferencia con el Jefe de Gabinete. Además, el sesgo contractivo de la política monetaria (la tasa de interés real ex ante) ya se había reducido debido al aumento en la inflación esperada. Un fuerte recorte en la tasa nominal hubiera relajado sustancialmente la política monetaria. Acaso el BCRA prefirió “curarse en salud”, influenciado por la experiencia de 2017, cuando se apresuró en recortar la tasa de interés y luego tuvo que volver sobre sus pasos. Otra señal en este sentido es que la tasa de las Lebac a 35 días en el mercado secundario (el verdadero “termómetro” de la postura monetaria, para muchos), se arbitró rápidamente con la de pases. El reacomodamiento ocurrió con la venia del propio BCRA.

El panorama hacia delante es complicado

El BCRA continuará relajando su política monetaria, aunque hoy no parece tener demasiado margen frente al incumplimiento de la meta en 2017, perspectivas negativas a corto plazo, desacople (creciente) de las expectativas y el comienzo del ciclo de paritarias. Con su decisión de manejar los plazos y formas del relajamiento monetario (frente a la ansiedad del “ala política”), el BCRA está tratando de minimizar el daño reputacional ocasionado por el cambio en las metas de inflación. Por ello es que los próximos movimientos en las tasas deberán realizarse con cuidado si se pretende terminar el 2018 con una inflación cerca del nuevo objetivo. En este sentido, la licitación de Lebac de la semana que viene y la próxima reunión del Comité de Política Monetaria (23 de enero) serán claves.

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