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¿Es seguro invertir en Bolsa?

En Argentina, hay abiertas 376.865 cuentas para invertir en Bolsa, es decir, menos del 1% de la población invierte en activos financieros que cotizan allí

25 enero de 2018

Por Matías Daghero Agente Productor Bursátil

El comienzo de este 2018 ha sido movido para los inversores, con un dólar que continuó la suba iniciada en el mes de diciembre, una inflación de enero que pareciera venir un escalón por encima de lo que pretende el Gobierno (aún con el cambio de metas) y un BCRA que empieza a ceder terreno bajando sus tasas ante las presiones que vienen desde Casa Rosada.

En medio de todo este escenario, los ahorristas deben tomar sus decisiones de inversión. Plazo fijo, dólar o ladrillos son las opciones más populares entre los argentinos, pero quizás no se trate de las más rentables.

En la tabla podemos observar el rendimiento obtenido en los últimos 10 años para los bonos (medidos a través del índice del IAMC) y para las acciones (medidos a través del índice Merval).

Podría escribir varias hojas sobre las bondades de sus rendimientos, sobre cómo le ganaron a la inflación por varios cuerpos (cosa que las tres elecciones de inversión históricas no pudieron lograr) y de cómo sólo en 2 de los 10 años presentaron rendimiento negativo.

Pero claramente el motivo por el cual los argentinos no invierten en Bolsa no es una cuestión de rendimientos.

¿Acaso discutir un activo como las acciones que otorgaron en promedio 41% de retorno anual durante los últimos 10 años no sería como discutir si Lio Messi debe ser titular o no en la Selección Argentina en el Mundial de Rusia?

Según los datos difundidos recientemente por la Caja de Valores, en Argentina hay abiertas 376.865 cuentas para invertir en Bolsa. Esto significa que menos del 1% de la población invierte en activos financieros que cotizan en Bolsa.

El Merval puede subir otro 50% más en 2018 y, sin embargo, no creo que esto logre convencer a muchos más argentinos de que pongan sus ahorros en Bolsa. Al fin y al cabo, esto viene sucediendo prácticamente de manera sistemática año tras año durante (como mínimo) los últimos 10 años.

Claramente, el factor que prima en la decisión de muchos argentinos es el desconocimiento financiero de los instrumentos y la desconfianza e inseguridad respecto a cómo funciona esto de invertir nuestro dinero en la Bolsa.

Para mitigar el primero de estos problemas, el del desconocimiento financiero, se puede realizar la lectura de artículos sobre la materia y cursos, entre otros. Creo que los números de rentabilidad hablan a las claras de que se trata de una “inversión de tiempo personal” que bien vale la pena y pagará sus retornos con creces.

Es en el segundo punto donde me quiero detener, respecto al de qué seguridad nos brinda como inversores la inversión en Bolsa. Se escucha mucho el dicho de “los ladrillos son tuyos, están ahí y nadie se los va a llevar”. Con las inversiones en Bolsa, ¿pasa lo mismo?

¿Qué garantía tengo?

La primera cuestión a tener en cuenta es que, así como existe un registro del Automotor y de las Propiedades, por citar algunos ejemplos, existe una entidad que se encarga de llevar el registro y la custodia de todos los activos que cotizan en Bolsa: la Caja de Valores.

Esto es algo muy importante a tener presente por el inversor ya que lo diferencia fuertemente de otras inversiones. Cuando uno invierte en bolsa, sus títulos no quedan en propiedad de la sociedad de Bolsa (hoy ALyCs) sino que queda a resguardo de Caja de Valores a nombre del inversor. Para tomar una dimensión de esto, es como si cada vez que uno depositara sus pesos en el banco de su barrio, no quedara en este banco, sino que estos fueran directamente al BCRA.

¿Por qué es importante esto? Porque ante una eventual quiebra de la sociedad de Bolsa a través de la cuál invertimos, no perdemos nuestro capital. Los títulos siguen a resguardo en Caja de Valores y simplemente con una nota podremos transferirlos a otra sociedad de Bolsa. En cambio, si por ejemplo quebrara el banco en que tenemos depositado nuestro dinero, el BCRA sólo responde hasta un equivalente a $450.000 pero, si teníamos más de eso, será una pérdida que deberemos asumir.

En segundo lugar, a menudo se escuchan casos de personas que mencionan que han sufrido estafas por supuestos asesores financieros. Bueno, así como existe un registro de corredores inmobiliarios o de gestores del automotor, la Comisión Nacional de Valores (CNV) se encarga de auditar y regular a las personas que trabajamos en el mercado. Para poder ser agente es necesario cumplir una serie de requisitos en materia de idoneidad y patrimoniales. En el sitio web de CNV se lleva un listado con el registro de sus agentes que es público y cualquier persona puede consultar. Si va a comenzar a invertir en bolsa, le recomiende que consulte el mismo para asegurarse de que quién lo asesore cumpla con estos requisitos y sea supervisado por la CNV.

En tercer lugar, las cuentas comitentes (las cuentas que se utilizan para invertir) para su ingreso y egreso de fondos por normativa deben utilizar lo que se conoce como “cuentas espejo”. Esto es que sólo pueden transferirse fondos desde y hacia la cuenta comitente por una cuenta bancaria que esté a nombre del mismo titular, o con un cheque que salga a nombre de esta misma persona. Esto quiere decir que sólo la persona que es la titular de la cuenta puede retirar fondos de la misma, por lo que su dinero no puede ser derivado a la cuenta de un tercero.

En cuarto lugar, y pasando ya a instrumentos particulares, en el caso de los bonos por lo general quienes emiten esta deuda (ya sea un país o una empresa) constituyen algún tipo de garantía (la coparticipación, regalías petroleras, el respaldo de una SGR, un inmueble, etcétera) en respaldo de esa deuda. Ante el hipotético caso de que se declarara un default, el ahorrista en la mayoría de los casos no pierde todo su dinero, sino que va a una reestructuración en la que luego termina cobrando con otros plazos y condiciones. En algunos casos esta reestructuración hasta termina siendo más rentable que en las condiciones originales (basta con mirar lo que pasó con las reestructuraciones de 2005 y 2010 a través del cobro del cupón del PIB). Lo que es importante tener en cuenta en estos casos es que cuando un país o una empresa entra en default, esto le cierra automáticamente las puertas para endeudarse en otro lado (sería como entrar en el Veraz). Por naturaleza, tanto las empresas como los países necesitan endeudarse para poder crecer por lo que más temprano que tarde tienen que ofrecerles una solución a sus acreedores para poder volver al mercado.

Por último, mirando el caso de las acciones, más allá de que uno los pueda ver como simples números que se muestran en la pantalla, se trata de participaciones accionarias en empresas que tienen su actividad en la economía real. Debido a esto, es que tienen como respaldo el patrimonio de la empresa y los resultados que la misma genera.

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