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La CGT quiere postergar la discusión por la reforma

A pesar del acuerdo del Gobierno con el triunvirato, teme que genere mayores rispideces internas

05 enero de 2018

La última foto sindical del año fue para aventar rumores de ruptura, tras un mes de fricciones en ascenso, marchas y contramarchas y cuestionamientos a la conducción de la CGT. En la sede de la Uocra, representantes de las tres vertientes que permitieron la unidad de la central mostraron que el acuerdo sigue en pie, a pesar de algunas diferencias. En la imagen se los ve a Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y el anfitrión Gerardo Martínez, además de dos de los tres triunviros.

La decisión del Gobierno de postergar la discusión de la reforma previsional sirvió para apaciguar los ánimos. Los secretarios generales le dieron su respaldo, en un acuerdo con el ministro de Trabajo Jorge Triaca, pero recibieron más críticas que acompañamientos. La posible convocatoria a sesiones extraordinarias, que incluiría la reforma en el temario principal, parece una amenaza de nuevos nubarrones, en un contexto de despidos en el sector público, inflación en alza, paritarias por delante y ausencia de liderazgos definidos.

Acuerdos

Varias reuniones políticas y técnicas sirvieron para limar asperezas y modificar los aspectos más duros del proyecto de reforma que pretendían aprobar originalmente el Gobierno. El Gobierno cedió y el triunvirato selló el acuerdo con su firma. Pero no pudo asegurar que sus pares acercaron respaldos mayoritarios. El camionero Pablo Moyano, hijo del actual presidente de Independiente, fue uno de los que manifestó su desacuerdo, en condición de secretario gremial de la entidad. También hicieron sentir su rechazo la Corriente Federal de Trabajadores liderada por el bancario Sergio Palazzo y el Movimiento de Acción Sindical Argentino. Además, por cierto, de las dos fracciones de la CTA.

Ante este panorama complejo, los legisladores del peronismo más “dialoguista” (con el senado Miguel Angel Pichetto a la cabeza) le dieron señales al Gobierno de que no estaban dadas las condiciones para tratar el proyecto y quedó finalmente postergado. Ahora, el Gobierno vuelve a la carga, mientras en el Bloque Justicialista y el interbloque Argentina Federal esperan que se calmen las aguas en la central para definir una posición. Seguirán lo que la CGT decida orgánicamente.

Nubarrones

En el impasse que negoció la CGT a fines de diciembre uno de los puntos importantes fue postergar  hasta después de mayo cualquier discusión sobre aspectos ligados a la conducción de la entidad. Es decir, una vez que cerrasen la mayoría de las paritarias. El Gobierno pretende poner un tope que no trascienda más allá del 17%, teniendo en cuenta la meta de 15% de inflación pautada para 2018. Pero la inflación no parece dar tregua y pone en guardia hasta los más moderados. Según el índice de precios al consumidor elaborado por el Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT en diciembre se registró un incremento de 2,7%, lo cual calienta anticipadamente la discusión salarial. Algunos gremios ya anticipan un parámetro a pedir entre 20 y 24%.

Cuánto modificará el escenario y los realineamientos la discusión de la reforma es algo que está por verse. En la CGT especulan que es muy posible que el proyecto oficial avance, pero también con ella la conflictividad.

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