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Los gerentes pueden matar la motivación laboral

Agregar valor allí donde antes no existía es lo que más puede comprometer a las personas con sus tareas laborales

19 abril de 2017

Una buena práctica de la administración postula que un manager efectivo tiene como objetivo fundamental facilitar el trabajo de sus colaboradores y lograr lo mejor de ellos en la tarea cotidiana.

Sin embargo, a menudo la realidad evidencia que los gerentes afectan rutinariamente la creatividad, la productividad y el compromiso de las personas en el trabajo de diferentes maneras evitables. Es lo que sostienen los autores Teresa Amabile y Steven Kramer en su libro “The progress principale”.

A criterio de ellos, todo ejecutivo senior debería conocer a fondo su trabajo principal: desarrollar una estrategia única para su negocio. Pero hay por delante un segundo objetivo igual de importante que consiste en permitir el continuo compromiso y progreso diario de su equipo de trabajo que será, en definitiva, el que deberá ejecutar dicha estrategia.

Este deseado progreso está ligado al principal evento que puede comprometer profundamente a las personas en sus tareas: el incremento del significado de las operaciones que se realizan agregando valor allí donde no existía. Incluso ciertos pasos incrementales hacia adelante, pequeños avances, corren el riesgo de perderse por la vida laboral interna, ese flujo constante de emociones, motivaciones y percepciones que constituyen las reacciones personales a los hechos del trabajo diario.

Más allá de afectar el bienestar de los trabajadores, la vida laboral interna afecta la misma base organizativa. Las personas son más creativas y productivas cuando tienen una vida laboral interna positiva. Pero la gerencia puede afectarla a través de palabras y varias acciones diarias que incluyen el no tomar en cuenta la importancia de lo que se realiza, destruyendo el sentido de pertenencia cambiando a las personas de equipos o proyectos antes que éstos finalicen, cambiando las metas tan frecuentemente que la gente desespera por ver si su trabajo podrá ser finalizado, o negando que sus colaboradores estén actualizados tecnológicamente y sobre las cambiantes prioridades de los clientes. Esas son algunas ideas para reflexionar e intentar evitarlas en la agenda de todos los días.

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