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Déficit e inflación vuelven a escena (y crece el temor a la contabilidad creativa)

27 enero de 2017

por Leandro Gabin

El tema de las cuentas fiscales está otra vez sobre la mesa. La reunión del ministro de Hacienda y el Presidente, realizada el miércoles en la Quinta de Olivos, sirvió para plantear los lineamientos de lo que será el “plan Dujovne” para mostrar un déficit encarrilado. Las famosas metas trimestrales con la reducción del déficit fiscal para llegar a los $ 413.000 millones estipulados en el Presupuesto 2017 será la titánica tarea del flamante funcionario y su equipo. Claro que deberá mostrar cómo llegará a ese número, que ansía no sólo Macri, sino los monjes negros del Gobierno, con Gustavo Lopetegui y Mario Quintana a la cabeza. El ex CEO de LAN Argentina, que acuñó la frase “si no bajamos el déficit no hay destino”, estuvo particularmente interesado en las ideas del ex conductor de TN.

Más allá de la danza de medidas que implementará el equipo de Hacienda para mantener a rajatabla la meta del rojo fiscal, lo que desvela al mercado es si Cambiemos (como hicieron históricamente los distintos gobiernos, algunos con más prolijidad y otros con menos) empezará a utilizar la “contabilidad creativa” para que los números empiecen a dar como se desea. Un ejemplo claro de esa “picardía” en el uso de la información es cómo se comunicó el resultado fiscal del año pasado.

A los números?

“El Sector Público Nacional registró en el ejercicio fiscal de 2016 un resultado primario sin rentas financieras negativo en $359.382 millones, cifra que representa un estimado de 4,6% del PIB. El ejercicio fiscal de 2016 arrojó también el cumplimiento de los siguientes objetivos fiscales: se sobrecumplió en 0,2 puntos porcentuales del PIB (un equivalente a $20.000 millones) la meta fiscal anual fijada inicialmente en 4,8% del PIB”, expresó el ministerio ahora a cargo de Dujovne.

Pero esos números, que mostraron incluso que el rojo fiscal fue menor a lo que se estimaba, estaban inflados. Tal como remarcó Marcos Buscaglia, ex economista jefe del Citibank y Bank of America- Merrill Lynch en Wall Street y actual socio de Alberdi Partners, “el Gobierno dice que sobrecumplió la meta fiscal pero esos números incluyen 1,2% del PIB aportados por el blanqueo y además ese PIB era 12% más alto que cuando se fijó meta”.

Consultora Ledesma también fue lapidario con el Gobierno y su marketing de sobrecumplimiento de rojo fiscal. “Ningún análisis sobre el desempeño macroeconómico general de la economía argentina o de alguna de sus variables fundamentales durante el primer año de gestión de Macri que aspire tener un nivel mínimo de consistencia debería obviar un dato fundamental: durante ese período el ajuste fiscal del sector público nacional fue, en el mejor de los casos, insuficiente. Y, en el peor, no existió”, sentenció.

Según explicaron, el gasto primario total del sector público nacional no sólo no se redujo en relación al PIB sino que, por el contrario, se incrementó: pasó de promediar un nivel de 24,4% del PIB en 2015 a alcanzar un nuevo máximo histórico de 25% en 2016. El déficit fiscal primario sin rentas (giro de utilidades del BCRA y uso de la rentabilidad del FGS del SIPA por parte de la ANSES) y sin ingresos extraordinarios (Régimen de Sinceramiento Fiscal) redondeó un nivel en torno a 5,9% del PIB durante 2016. “Es decir, casi un punto porcentual por encima del déficit primario registrado por el sector público en 2015 más la deuda flotante generada durante ese mismo período (4% + 1% = 5% del PIB, respectivamente) y 1,1 puntos porcentuales por encima de la meta fiscal 2016 (-4,8%)”, agrega Consultora Ledesma.

¿Y los precios?

Mismas dudas con respecto a cierto “dibujo” que estaría haciendo el Gobierno surgió por el lado de la inflación. Dos hechos generan críticas del mercado a la modalidad oficial. Uno, el famoso “sinceramiento” del costo de las cuotas sin interés. Miguel Braun dijo que esperan que los precios al contado bajen entre 15% y 20% por esta medida aunque, renglón seguido, dejó una frase fiel a estilo Guillermo Moreno, quizás su más recordado antecesor. Se cubrió diciendo que si eso no ocurre es porque las empresas están cartelizadas. La interpretación del mundo económico no fue tan naïf como lo presentó Braun y el resto de los funcionarios del Gobierno, que hablaban la “transparencia en los precios”. Se cree que lo que busca el Gobierno es influir en la tasa de inflación que mide el Indec. Esto es posible porque, si se cumple lo que dice Braun, algo dudoso de todas formas, los precios “de lista” deberían bajar y eso se vería reflejado en lo que mide el instituto de estadísticas. Así, tan solo por esa medida, sería una “ayudita” a mostrar una inflación más baja.

El Gobierno tiene un “garrote” debajo de la mesa. Si los comercios no cumplen, enviarán a la Comisión de Defensa de la Competencia a multarlas. Además, está dando vueltas la investigación a Prisma, o sea Visa, por posición dominante. Y pondrían también en juego la carta de la Ley de Tarjetas de Crédito, algo que aún no salió. “No le busquen la vuelta, la movida de las cuotas sin interés es para maquillar el IPC del primer trimestre. Nada más, el verso de la transparencia que lo digan los funcionarios. Y está bien que lo vendan así. Pero no les cree nadie”, decía un tanto ofuscado un reconocido banquero.

Otro indicio de que en el Gobierno apuran que la inflación deje de ser un problema es la reciente confesión de Federico Struzenegger, el titular del BCRA. En su conferencia para presentar el Informe de Política Monetaria anunció que es inminente que deje de seguir el índice de precios que usa actualmente como “objetivo principal” de su política monetaria, para empezar a considerar uno de mayor cobertura geográfica. Dejará el que mide CABA y el conurbano, donde se concentran los aumentos de precios regulados, y pasará a tener una mirada más nacional donde los precios ya habían aumentado anteriormente. Así, es posible que el BCRA pueda cumplir con sus ambiciosas metas de inflación para este año que van de 12% a 17%. Y para el siguiente con un techo de 12%. “Ya avisó que eso haría. Pero igualmente no deja de ser distorsivo porque el mercado mira lo mismo que mira ahora el BCRA. Si después te cambian la película, ya es otra cosa. Es obvio que el IPC Nacional tendrá menos inflación que este y así podrán llegar a las metas. No es algo para criticarles, pero les viene bien”, reseñaban desde un banco local de capitales extranjeros.

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