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La “inflación núcleo” más baja desde que asumió el Gobierno

Si la tendencia a la baja se mantiene, la tasa de interés también caerá y la actividad económica volverá a dinamizarse.

13 mayo de 2016

por Federico González Rouco (*)

En abril, los precios al consumidor crecieron 6,5% con respecto a marzo. Fue el mayor aumento en más de una década. Sin embargo, ese 6,5% se explica principalmente por aumentos en tarifas y no por los componentes de la llamada “inflación núcleo”, que es la que define la política monetaria de largo plazo.

La diferencia entre la inflación general y la núcleo radica en los determinantes de cada una. En principio, se podría pensar que la inflación general está determinada por decisiones de política comercial, fiscal, monetaria y cambiaria y, además, a la época del año. Por ejemplo, pisar una tarifa vía subsidio y que éste sea financiado con emisión para promover el consumo, tanto en el mercado interno como externo, tiene un impacto en el nivel de precios que no será de largo plazo ya que, eventualmente, esa tarifa deberá corregirse y el nivel de precios dejará de ser artificialmente bajo. Por otro lado, la inflación núcleo es la que responde principalmente a la emisión monetaria, tipo de cambio y a las decisiones y preferencias de consumo.

Desde diciembre, los precios crecieron 19,2% en total mientras que los componentes de la inflación núcleo crecieron 14,1%. En términos prácticos, el índice general de precios se compone de los precios regulados, los precios de bienes estacionales (frutas, por ejemplo) y el resto de los precios (los que aquí estoy denominando “núcleo”). La diferencia entre estos dos índices radica en el fuerte aumento que tuvieron los precios regulados, que acumularon 56,8% de aumento en este semestre. Estos niveles de aumento son el resultado de ajustar por la incidencia en el consumo de cada bien. Es decir, más allá de que un bien haya aumentado, digamos 500%, su impacto en el nivel de precios debe ajustarse por su participación en el consumo total.

Si bien estos aumentos de 19,2% y 14,1% son altos y preocupan, primero debe tenerse en cuenta qué lo causó. Desde diciembre hasta la fecha se han corregido el tipo de cambio, las tarifas de transporte, luz, agua y gas, las prepagas y el combustible, entre otras cosas. Con todo esto, los precios aumentaron menos que en el periodo enero-mayo de 2014. En los cinco meses posteriores a la devaluación que se dio bajo la gestión de Axel Kicillof y Juan C. Fábrega, el índice general de precios subió 14,3% mientras que la inflación núcleo fue de 14,3%. Es decir, el aumento de canasta núcleo fue marginalmente menor aun cuando la devaluación de diciembre fue el triple de la de 2014. En cuanto al nivel general de precios, en los últimos cinco meses se registró un aumento mayor debido al componente de precios regulados, que registró fuertes incrementos.

Los precios regulados impactan en la núcleo vía segundas olas de precios (el combustible, si bien no se considera dentro del núcleo, tiene incidencia por los mayores costos y su posible traslado a precios) pero son traslados sobre algo que ya pasó y cuya incidencia se reduce a medida que pasa el tiempo. Así, a futuro, es posible pensar que los precios núcleo son los que deben ser considerados y que, en base a ellos, se decide la política monetaria.

De esta manera, una vez que los ajustes en precios regulados hayan quedado atrás, la inflación general estará determinada por la núcleo, que viene a la baja. En abril, la inflación general fue la más alta en muchos años, pero el aumento de los precios núcleo fue el más bajo desde que asumió el Gobierno. Esto se debe a la política monetaria que viene llevando a cabo el BCRA vía la tasa de interés de 35 días de las Lebac, que busca descomprimir la presión sobre los precios a partir de incentivar el ahorro y disminuir la presión sobre el tipo cambio.Por otro lado, se renovó el plan Precios Cuidados que, si bien tiene nulo impacto en la inflación de largo plazo debido a que no ataca las causas fundamentales, sirve para alinear expectativas. Sin embargo, el problema radica en creer que los formadores de precios tienen incidencia en la inflación, lo cual no es cierto. Si bien no es el foco de esta columna, solo vale aclarar la diferencia entre nivel y variación: los formadores de precios, si hay concentración, pueden fijar un nivel de precios mayor, pero esto se hace una sola vez. Las variaciones constantes de todos los bienes no responden a ellos sino a la política fiscal y monetaria, y especialmente esta última.

En abril, se registraron, a la vez, el mayor y el menor aumento de precios. La diferencia está en qué es lo que se toma en cuenta. Si se toman todos los precios, el impacto de las tarifas y demás precios regulados arrastra el total del índice al alza. Si, en cambio, se considera el índice de precios subyacente, se registró la menor tasa de cambio mensual desde que asumió el actual equipo económico. En el primer bimestre de Mauricio Macri como presidente, la inflación núcleo fue, en promedio, 4% mientras que, en el segundo, fue de 3,25%. El tercer bimestre comienza con el 2,8%, lo que acentúa la tendencia a la baja. Si esto se mantiene, como es posible pensar, la tasa de interés también bajará y la actividad económica volverá a dinamizarse, más allá de las inversiones que se han comunicado en los últimos días.

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(*) Economista.

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