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El sutil juego de Malcorra

Tras la declaración emitida por el Gobierno poco después de la aprobación del impeachment a Dilma, Malcorra tomó cierta distancia de esa posición y dejó entrever algunas críticas al proceso. ¿El motivo? La búsqueda de apoyos en su camino hacia la Secretaría General de la ONU.

19 mayo de 2016

por Julio Burdman (*)

Dilma Rousseff fue desplazada del Gobierno y parece difícil que vuelva. La aprobación por parte del Senado brasileño del inicio de un juicio político en su contra el jueves 12 de mayo implicó, en los hechos, el inicio de un nuevo Gobierno encabezado por el vicepresidente de Rousseff, Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). De acuerdo al procedimiento, se suspendió al titular del Ejecutivo por 180 días para que pueda afrontar el juicio.

Pero Temer, protagonista clave en esta trama conspirativa, nombró un nuevo gabinete, con Henrique Meirelles como ministro de Finanzas y al menos tres ministerios de peso (Relaciones Exteriores, Justicia y Ciudades) para el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la principal fuerza opositora durante los cuatro mandatos del Partido de los Trabajadores (PT). El Gobierno de Temer va a introducir cambios sustantivos en la política económica y exterior y anunció un gobierno de “salvación nacional” para revertir la profunda recesión, que ajustará el gasto público y lanzará un plan de privatizaciones. José Serra, nuevo canciller, visitará en estos días el país para presentar los nuevos lineamientos de política regional brasileña.

Temer no ha cosechado por ahora grandes respaldos internacionales. En la región, varios países realizaron declaraciones críticas: además de Venezuela (que retiró a su embajador), Bolivia y Ecuador también se manifestaron solidarios con Rousseff los gobiernos de Chile y Uruguay, entre otros. Varios gobiernos de países centrales, como Alemania o España, adoptaron una posición similar. Y tanto las secretarías generales de la OEA y la Unasur (hoy presidida por el ex presidente colombiano Ernesto Samper, que no es precisamente chavista), como el presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, hicieron declaraciones muy duras contra el juicio político a Rousseff, sosteniendo que el proceso carece de fundamentos.

La débil legitimidad regional del Gobierno provisional sugiere que el rol de Brasil como articulador sudamericano, que ya había entrado en suspenso como consecuencia de la crisis política interna, continuará siendo desdibujado durante la etapa de Temer.

Su apoyo principal es Argentina, que a través de una declaración sucinta emitida poco después de la votación, dio su aval al juicio político. Lo notable fue que, un día después de esa declaración inicial, la canciller Susana Malcorra realizó un sutil “despegue” personal de la posición oficial.

Esto se enmarca en la carrera de Malcorra por la Secretaría General de la ONU. En la primera semana de mayo, Malcorra explicó en el programa de Alejandro Fantino los términos realistas de su candidatura: su condición de mujer, sumada a la dificultad que actualmente existe para encontrar una candidatura de consenso proveniente de Europa del este ?que, por norma no escrita de rotación de áreas, le correspondería en esta oportunidad?, le abren una ventana de oportunidad. A pesar de que hay una investigación abierta sobre su desempeño como jefa de Gabinete de Ban Ki-Moon, ya que se presentó una acusación en su contra por un supuesto encubrimiento de violaciones a los derechos humanos en misiones de paz.

Su apoyo principal es Argentina, que a través de una declaración sucinta emitida poco después de la votación, dio su aval al juicio político.

La semana que pasó, ya en campaña, Malcorra estuvo muy activa: participó en Naciones Unidas del Debate de Alto Nivel sobre Paz y Seguridad y viajó a la Cumbre Global Anticorrupción que se realizó en Londres donde se entrevistó con el canciller británico y otros funcionarios. En Londres destacó la “agenda positiva” que se abría con ese país, sin renunciar a los términos permanentes del reclamo argentino por Malvinas. Y el 17 de mayo visitó un campo de refugiados sirios en Marej, Líbano, en la frontera con Siria. Esto último forma parte, también, del compromiso asumido por Macri con Ban Ki-Moon y el presidente Françoise Hollande de albergar en Argentina un importante contingente de refugiados sirios.

En medio de sus giras internacionales, sucedió lo de Brasil, y la declaración amigable de Argentina del mismo 12 de mayo. Y al día siguiente se conocieron las declaraciones de las autoridades de los organismos regionales, y de los países de la región, en términos mucho más críticos a los de Argentina. En ese contexto tuvo lugar, desde Londres, la segunda declaración de la Canciller argentina. Más amplia, e incluyendo un tono personal, con frases como “no hay dudas sobre la legalidad pero algunos tienen dudas sobre la legitimidad” y “la situación me produce un profundo dolor institucional, y a veces me pregunto si el tema de género no es un elemento en consideración”.

En esta segunda declaración, tomó cierta distancia incluyendo un matiz respecto a la posición de la Cancillería que ella misma comanda. Fue una respuesta de Malcorra frente a la disonancia observada entre la actitud argentina y la de los principales referentes internacionales de la región, lo que podría ser motivo de controversia. La canciller no puede llegar a la secretaría general de ONU si es resistida por Gran Bretaña, o los países de su propia región, razón por la cual asumió posiciones orientadas al equilibrio diplomático permanente. Sin embargo, la comunidad diplomática entiende que el sutil juego de Malcorra se inscribe en ese plan: en Brasilia no quedan dudas de que Argentina es un sostén del Gobierno provisional, y por eso el primer destino oficial de Serra será Buenos Aires.

(*) Analista político.

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