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¿En que anda la economía real?

Los primeros indicadores del año muestran que la economía se está contrayendo

29 febrero de 2016

Los análisis de la economía, por estos días, nacen con un vicio de origen: con el Indec aun apagado (y con pronóstico reservado), no hay faros que alumbren. Hay, es cierto, alguna estadísticas, pero no muchas y no todas coinciden. Los economistas deben, pues, apelar a exóticas artimañas econométricas para saber en qué anda la economía. En una de las varias “lagunas” estadísticas yace la verdad sobre el pulso de la economía real. Sin EMAE ni Cuentas Nacionales, nadie sabe si el PIB está cayendo, creciendo o estancado. Ni cuánto, obvio.

¿Free falling? Apelemos, para otear con algo más de fineza, a las mediciones privadas. Según el proxy elaborado por la consultora que capitanea Orlando Ferreres, la economía cayó, en enero, 1,9% interanual y 1,1% versus diciembre.

“La caída reportada en enero empieza a confirmar ?ahora con números observados? lo que esperamos que sea un primer trimestre recesivo, con una caída proyectada del 1,8% (en términos desestacionalizados) frente al trimestre anterior, equivalente a una contracción anualizada del 7%”, escribe un solicitado consultor de la city en su último informe semanal. Según esta medición, entonces, la economía estaría virtualmente en caída libre.

En uno de sus últimos informes, ACM se ocupa del tema también. “Los escasos y parciales indicadores de actividad del cuarto trimestre confirman la desaceleración observada desde mediados del año pasado. El arrastre estadístico que habría dejado 2015 sería levemente negativo. A su vez, las primeras estadísticas del año muestran un mediocre desempeño en enero, también aquellos ligados al consumo”, dice.

Amplían: “En cualquier caso, el escenario dista de ser sencillo, máxime el clima mundial menos benigno que enfrenta nuestro país. Adicionalmente, luego del cambio de Gobierno, las primeras medidas correctivas de los significativos desequilibrios macroeconómicos heredados de la antigua administración ya comienzan a tener su correlato en la actividad económica, especialmente en el consumo y en algunas ramas de la producción”.

Una rama sensible para la economía, como la automotriz, así lo demuestra. “En enero 2016 los patentamientos de autos se ubicaron en 56.511 unidades (-15% interanual; 9.978 autos menos que mismo periodo anterior), el menor registro de los últimos diez años. Asimismo, la información de producción automotriz muestra algo similar. Si bien enero siempre es un mes particular por posibles paradas de planta y situaciones excepcionales, la producción de autos cayó 30% interanual y tuvo el nivel de producción más bajo desde 2007”, dicen desde ACM, y completan: “En la misma línea, luego de trece meses de subas consecutivas, en el primer mes del año 2016 las ventas minoristas registradas por CAME muestran un deterioro y caen 2,3% interanual en enero”.

Inflación y motores

La clave a mirar será, como venimos sosteniendo desde estas páginas, el consumo privado y, en ese sentido, la dinámica inflacionaria será determinante. Concluye ACM: “En suma, los primeros indicios de enero muestran un deterioro no menor que esperamos continúe durante el primer trimestre y, en un escenario optimista, pasada la mitad de año se retorne al sendero de crecimiento. La magnitud de la caída del salario real y, con ello, del consumo privado, será una de las principales variables a seguir para dimensionar la evolución de la actividad económica. Así, el éxito del Gobierno en conseguir un pass-through bajo de devaluación a precios, será una pieza fundamental en este nuevo escenario”.

Para atemperar temores vale la pena aclarar que estamos en los peores meses del año pues conviven los sueldos viejos con los nuevos precios. Una vez pasadas las paritarias (y “alivio” en el Impuesto a las Ganancias mediante), el consumo podría repuntar y avanzar algunos escalones.

Pero la apuesta oficial es que sean la inversión y la exportación los motores del nuevo ciclo. El país invierte menos de lo que debe (y puede) y, desde ya, exporta menos de lo que podría. ¿Será posible? Sí, dicen los analistas. Pero, advierten, el encendido de esos motores insumirá varios meses. El efecto positivo de la recreación del clima de negocios y las ganancias cambiarias fruto de la devaluación (que parece haber vuelto a arrancar) ayudarán a apuntalar, respectivamente, a las inversiones y las exportaciones. La pregunta es cuánto empeorará la cosa antes de empezar a mejorar.

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